María Martoccia: "Nunca se sabe cuáles son los años de gracia"
En su nueva novela, la autora argentina trama una historia sobre las ilusiones; proyectos de una artista del diálogo
Este año la obra narrativa de María Martoccia (Buenos Aires, 1957) vuelve al encuentro de los lectores que, libro a libro, aumentan de manera evidente. Veinte años después de Caravana, su primer libro de cuentos, la escritora publicó un segundo volumen de relatos, Enemigos de la lluvia (Beatriz Viterbo), y su cuarta novela, Años de gracia (Tusquets), que parece cerrar el ciclo de novelas ambientadas en pueblos serranos. "Ahora estoy escribiendo algo totalmente distinto", dice, y agrega que la narración de esa nueva historia está impulsada por los diálogos. Ningún otro narrador argentino actual escribe diálogos como Martoccia. Mediante ese recurso, no sólo define caracteres de sus personajes sino también permite que la narración avance.
-¿Cuánto tiempo te llevó escribir la nueva novela?
Un año, un año y medio. Empiezo a trabajar por módulos, escribo y voy uniendo. Hago núcleos y después me encargo de que las cosas coincidan de algún modo. A veces más, a veces menos. Siempre quiero que mi trabajo sea lo más invisible posible. Si hay algo que me gusta, no lo vuelvo a leer ni a tocar. Me gusta mucho tener que acomodar una historia a otra mayor, subordinar.
-Los personajes serranos tienen un montón de saberes en tus novelas.
-Sí, y un montón de equivocaciones también. Toda cultura hace agua por algún lado. Lo más gráfico que viví en cuestión de cultura fue por algo personal. Cuando yo estaba en Yemen, mi madre tenía una hermana acá que tenía Alzheimer; su hermana mayor ya no podía vivir sola ni con nadie, salía sola, abría la llave de gas... Mi mamá y su otra hermana la internaron en un lugar y la iban a ver. Si yo le hubiera contado esto a un vecino mío de Yemen, él no lo hubiera comprendido porque hubiera sido para él una cosa atroz. Allí a los viejos los respetan, no existe eso de internar a alguien porque vos querés seguir con tu vida. Eso hubiera sido inconcebible, te hacés cargo de los viejos pase lo que pase. ¿Quién tiene razón? Los dos tienen razón. No sé cuál es el que gana en esa pulseada.
-¿Trabajás mucho los diálogos?
-Muchísimo. Porque el diálogo mueve. Un diálogo te ahorra muchísimo, y soy sumamente ahorrativa. Me gusta trabajar los refranes o las sentencias populares, lo que se da por sentado, lo que la gente repite o dice.
-No participás mucho de la sociabilidad literaria, festivales, encuentros, viajes internacionales. ¿O no te invitan?
-No, no participo de casi nada. No me gustan los ambientes. Bah, no es que no me gustan los ambientes, pero no tienen nada que ver con la literatura. A mí lo que me gusta es escribir.
-¿Por qué le pusiste Años de gracia a la novela?
-Me pareció que sin saberlo uno está viviendo los años de gracia. Además esa ilusión de los personajes de poner un hotel, de hacer plata. Después de una desgracia a veces hay otra que aguarda. "Años de gracia" es un modo de decir "de yapa". No queda bien claro cuáles fueron los años de gracia. Es lindo porque nunca sabés cuáles son los años de gracia, si los que pasaron o los que vienen.
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