Mar del Plata, la meca del veraneo como sueño colectivo
Durante gran parte de la segunda mitad del siglo XIX, la clase dirigente argentina no hallaba en Mar del Plata nada que tuviera gran interés. El pueblo, fundado en 1874 por Patricio Peralta Ramos, apenas se destacaba por un pequeño puerto y un saladero. Aún no se asociaban esos veinticinco kilómetros de playa y barrancas con el descanso y la recreación. El concepto de destino turístico a orillas del mar tendría que esperar décadas para instalarse.
Ahora, dos reconocidos investigadores argentinos, la historiadora Elisa Pastoriza y el sociólogo Juan Carlos Torre, exploran en Mar del Plata. Un sueño de los argentinos (Edhasa) la génesis, el apogeo y la decadencia de la ciudad balnearia por antonomasia del país.
"El proyecto del libro surgió hace más de veinte años a partir de una conversación sobre los orígenes del peronismo –recuerda Pastoriza–. Estaba investigando esa experiencia entre los trabajadores de Mar del Plata y me puse en contacto con Juan Carlos, que ya había publicado un estudio sobre esa temática con una perspectiva más general". Pronto, el motivo del llamado quedó en segundo plano y despuntó un nuevo interés en común. "Explorar la trayectoria histórica del balneario de Mar del Plata como sitio privilegiado para observar los cambios de la sociedad argentina –resume la historiadora–. Desde la villa balnearia construida a fines del siglo XIX como solar veraniego de la elite porteña hasta la capital del turismo de masas de las décadas de 1950 y 1960, con la proliferación de rascacielos y hoteles sindicales, la evolución del balneario acompañó las transformaciones sociales del país".
En Mar del Plata se materializó un sueño de los argentinos: "Un balneario de todos, donde los más diversos sectores sociales pudiesen disfrutar el verano en las mismas playas". No es la primera vez que Mar del Plata se convierte en objeto de reflexión. Basta recordar, de Juan José Sebreli, Mar del Plata. El ocio represivo; de Jorge Fernández Schenone, Los antiguos veraneos en Mar del Plata, y de la misma Pastoriza, Un mar de memoria. Historias e imágenes de Mar del Plata.
Una idea de ciudad
"El libro no es una historia de Mar del Plata sino la historia de una idea de Mar del Plata, la que los argentinos proyectaron a orillas del Atlántico al compás de una creencia extendida según la cual ninguna persona es por nacimiento inferior a otra y por lo tanto todas están en un mismo pie de igualdad de derechos y aspiraciones", dice Torre. Para capturar la fuerza de ese impulso igualitario, los autores se enfocaron primero en la creación de "la villa balnearia" por iniciativa de la clase alta porteña, con su modelo europeo de sociabilidad, que se condensó en el hotel Bristol (fundado en 1880 y a cuya inauguración asistió un centenar de personalidades, entre ellas el entonces ministro de Guerra y Marina, Carlos Pellegrini).
Pronto se edificarían las grandes residencias, que todavía hoy son admiradas por los visitantes; se proyectarían paseos públicos (como la antigua Plaza Colón, diseñada por Carlos Thays, y el Paseo General Paz) y se inauguraría, en enero de 1913, la "afrancesada" Rambla Bristol. No por nada se dijo que Mar de Plata era "la Biarritz Argentina".
"Esa etapa se extendió hasta fines de 1910, que es cuando comienzan aparecer en tropel los sectores medios de reciente formación, reclamando un lugar en Mar de Plata", agrega Torre. En Mar del Plata. Un sueño de los argentinos, se incluyen imágenes de varios archivos históricos, de distintas épocas, además de crónicas de revistas y diarios firmadas, entre otros, por Francisco Grandmontagne, José Claudio Escribano y el gran Enrique Raab.
El proceso de democratización de acceso al balneario no comenzó, como se cree, con el peronismo sino que se inició con la llegada de los socialistas al control del municipio, en 1920. La mayor parte de la población residente en Mar del Plata era obrera. "Los socialistas, desmintiendo el temor de los antiguos veraneantes, no descuidaron la industria del veraneo sino que procuraron eliminar los rasgos elitistas, poniendo en práctica por primera vez un programa de políticas públicas tendiente a hacer que la villa balnearia fuese accesible a personas de condición más modesta con campañas en favor de trenes de segunda clase y precios más bajos en hoteles", destaca Pastoriza.
El balneario de masas
La segunda etapa en la trayectoria de Mar del Plata está fechada en los años treinta. Pastoriza y Torre destacan la creación, en 1928, de una Asociación de Propaganda y Fomento integrada por las "fuerzas vivas" de la ciudad bajo el lema "Por la democratización del balneario". Desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires, el conservador Manuel Fresco llevó a cabo un plan de obras públicas cuyo resultado fue la pavimentación de la ruta 2 en 1938, la construcción del balneario en Playa Grande (adonde huyeron las familias de la alta sociedad que no soportaban compartir la Bristol con los nuevos contingentes de veraneantes) y, según los autores, "la audacia" de tirar abajo, en 1941, la afrancesada Rambla Bristol y levantar dos edificios gemelos, el Casino y el Hotel Provincial. Se configuraba una nueva postal urbana.
"La primera manifestación de los años peronistas en Mar del Plata fueron las políticas de turismo social que hicieron posible a grandes masas de trabajadores disfrutar del veraneo junto al mar", asegura Torre, uno de los "peronistólogos" más importantes del país. Con vacaciones pagas, planes para garantizar los viajes y hospedajes y la edificación del complejo turístico de Chapadmalal, a 30 km de Mar del Plata, los trabajadores pudieron conocer y disfrutar el mar. "Varios sindicatos compraron viejos hoteles pero su número fue todavía exiguo; los hoteles sindicales recién van a proliferar con la ley de obras sociales de 1970", señala el investigador.
Vamos a la playa
Otras iniciativas importantes de esos años fueron la ley de propiedad horizontal de 1948 y los créditos del Banco Hipotecario. "En un corto lapso, el casco céntrico del balneario quedó convertido en escombros y adonde se levantaban las grandes residencias señoriales fueron construidos cientos de edificios de departamentos para satisfacer una consigna de gran impacto: sea propietario en Mar del Plata". Con más de mil hoteles, noventa balnearios, cientos de departamentos en alquiler y millones de visitantes por temporada, la ciudad llegó a su apogeo en la década de 1960.
Según la hipótesis de Pastoriza y Torre, a mediados de los años sesenta comenzó el principio del fin de la idea de Mar del Plata como "balneario de todos". "Dos grupos importantes desertaron de sus playas: los jóvenes que preferían hacer rancho aparte en Villa Gesell y los sectores más acaudalados que cruzarán al Uruguay en busca de una playa más selecta en Punta del Este". Tiempo después, con "la plata dulce" de fines de la década de 1970 y la creciente internacionalización del turismo, Miami y las playas brasileñas desbancaron a Mar del Plata como meca del verano. Los sueños colectivos de bienestar social dieron lugar a otras costas.
Para leer
Mar del Plata. Un sueño de los argentinos, de Elisa Pastoriza y Juan Carlos Torre, Edhasa, $985
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