Manuscrito: una pantalla para la historia sin fin
La televisión es efímera por naturaleza. Sus orígenes y posiblemente sus mejores momentos ocurrieron y ocurren en vivo. Como pudo descubrir cualquiera de esos usuarios de Twitter que el domingo por la noche decidieron ver la repetición de la final del Mundial luego de los festejos, sus infartantes recuerdos del partido y los detalles de lo que realmente había ocurrido en el campo de juego diferían, incluso por momentos en gran medida: la ansiedad volvía con cada gol de Francia, no importaba el final feliz ya cumplido. Por esa magia de la pantalla, clavada en un presente eterno, la historia bien podía inclinarse irracionalmente hacia la tragedia nacional. Se escuchó en los largos minutos luego de la exhalación final tras los penales en los que, en shock, el campeonato del mundo era una realidad que nos costaba asimilar, aunque el chyron de la pantalla insistía con el “Argentina campeón del mundo”.
También en esa red social, algunos guionistas y especialistas televisivos como Mariana Levy y Lisandro Nieva señalaban cómo el recorrido del seleccionado nacional en Qatar hasta la obtención del título se ajustaba a la perfección a la biblia de la narratología, completo con el villano cuya breve aparición tiene como único objeto poner al héroe en la senda de su destino (el francés Hervé Renard, entrenador de Arabia Saudita, única derrota de la Argentina). No es necesario llevar la comprobación hasta la decisiva intervención metafísica de las brujas nacionales, autoconvocadas para eliminar a sus rivales sobrenaturales, allanando el camino de los jugadores hacia la gloria: las ya famosas “entidades africanas” que custodiaban a Mbappé, con el resultado puesto y de existir, resultaron ser todo lo poderosas que ellas anticipaban (advertencia del peligro mortal que, como debe ser, nadie supo escuchar con seriedad).
Pero como cualquier espectador avezado sabe, incluso el “monstruo final” de los videojuegos clásicos, el jerarca nazi de Indiana Jones o la villana con parche de la telenovela Cuna de lobos tiene un punto débil que solo el héroe, por su propia naturaleza o por las herramientas o alianzas que ha sabido recolectar en su camino a la sabiduría, es capaz de explotar para derrotarlo. Es posible que, según cuánto nos interese el fútbol en realidad, asignemos proporciones distintas a esa conjunción ganadora de talento, vínculos y aprendizaje, ya sea en la figura heroica de Messi como en la del resto de los protagonistas de esta increíble historia. Porque increíble, más allá de nuestra tendencia a mitologizar hasta una discusión de tránsito, es lo que fue. “De película”, diríamos.
Messi es, obviamente el protagonista, el Heroe y el punto de vista. No puedo ser objetivo porque soy argentino, pero que otra opción hay? Hoy, a un paso de la final, solo queda Argentina o Francia. pic.twitter.com/Xvow65ZMf1
— Lisandro Nieva (@mandramas) December 16, 2022
“Una cosa que dijimos es que era el destino, que había que sufrir”, explicaba con toda claridad Dibu Martínez a la prensa tras la obtención del título, logro del que fue, como mínimo, el ayudante perfecto del héroe. Habría que analizar con mayor calma el rol del -imaginamos sufriente- psicólogo británico del arquero en esta épica: quizá alcance un gag recurrente tipo Tom y Jerry en el que la personalidad arrolladora del paciente, clave en su desempeño deportivo, es perseguida alrededor del diván por un superyó proyectado por el analista que lo alcanza por momentos pero nunca logra reprimirlo.
Muchas y más profundas disquisiciones se han escrito sobre la voluntaria aceptación de un destino manifiesto de este tipo por una nación como la nuestra. De abrazar voluntariamente el camino de sufrimiento, jalonado de múltiples reveses, de momentos de gloria que se escapan entre los dedos como si fueran las pruebas de Hércules o las estaciones de la cruz, con la convicción de que cada revés nos acerca a un objetivo que pocas veces podemos nombrar. Ahora, en este improbable remanso victorioso de vuvuzelas y abuelalala, quizá comenzaremos a entenderlo.
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