Manuscrito. Juarez Fonseca, un maestro del periodismo gaúcho
Conoció al Indio Solari en sus días hippies, recibió la última carta que escribió Elis Regina antes de su trágica muerte y entrevistó a los genios musicales de su país. Semblanza de una eminencia que acaba de publicar una antología de su trabajo en los años 70
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“A ver si encontramos un espacio para escribirnos o llamarnos. Vamos a terminar con esa estupidez de que el país es inmenso, que casi siempre estamos ocupados, y que lo bueno de verdad es un canto silencioso, «algunos libros, algunos discos y nada más»... El ser humano nació para la tribu, para el intercambio, para convivir, para los abrazos, para el cariño y para el gusto de estar siempre en medio de gente semejante y/o amiga. El resto es una mentira inventada por el capitalismo para forzar el aislamiento, concentrarte en el trabajo y abstraerse del placer de vivir una vida plena. [...] Vamos a jugar que somos solo nosotros, míseros y distantes compañeros de trinchera, que vamos a romper este círculo vicioso.” Así terminaba la extensa carta que Elis Regina (1945-1982) le escribió al periodista Juarez Fonseca poco antes de morir, luego de su último concierto en Porto Alegre. “Hasta siempre”, era la despedida. Esa carta forma parte de Elis, una biografía musical (flamante lanzamiento local de Híbrida Editora), del pianista, compositor, cantante, conductor de radio, profesor y escritor Arthur de Faria.
Además de todo eso, Arthur es un enlazador de mundos. Y desde que nos conocimos, a comienzos del nuevo milenio, siempre me habló de Juarez Fonseca con cariño y admiración. Sin embargo, recién llegué a conocerlo personalmente en 2018, en el marco del Asujazz, en Paraguay. Allí descubrí por qué Arthur lo veneraba. Juarez no sólo transmite sabiduría, también emana humildad. Y tiene mil historias. Una tarde, cuando terminábamos de participar junto a los colegas Ricardo Saltón y Carlos Calado de una conferencia sobre periodismo musical coordinada por el entonces intendente de Asunción, el también periodista Mario Ferreiro, Juarez me contó, como al pasar, que en su casa tenía un cuadro que le había regalado el Indio Solari. “Sí, yo lo conocí al Indio a comienzos de los 70. También tengo unas fotos de esa época. Te la voy a pasar”, me prometió. A los pocos días, en mi casilla de email estaba ese notable testimonio de los días hippies del cantante en su viaje mítico por Brasil, que publicamos en la revista Brando. “De pie, sobre la cama, el Indio usa como arma un viejo bombardino que perteneció a mi abuelo, músico de orquesta. Ese instrumento sigue conmigo. Al lado de Uda -Leonid Strelaiev, que se convertiría en un fotógrafo prestigioso- está Andrea, la novia del Indio en ese momento. Pegado en el biombo, un retrato de Rita Lee”, describió.
Hace unos días, recibí, desde Porto Alegre, Aquarela Brasileira (Diadorim Editora), el primer volumen de una ambiciosa antología de su obra periodística. Se trata de una selección de entrevistas realizadas en los años 70. De la iniciática conversación con Gilberto Gil en el departamento de Juarez Fonseca, después de una presentación del autor de “Aquele abraço” en el teatro Leopoldinha, al imperdible repaso con Raul Seixas por su infancia en Salvador de Bahía, el derrotero abarca a Caetano Veloso, Ney Mattogrosso, Hermeto Pascoal, Edu Lobo, Rita Lee, Elis Regina, Nara Leão, Rogerio Duprat, Tom Jobim y Chico Buarque, entre otros. Todas las entrevistas son imperdibles y la adjetivación de cada uno de los entrevistados redundaría en términos vinculados a lo legendario.
Lo que emociona son los reconocimientos, a modo de prólogos, de colegas como el mencionado Carlos Calado y Kiko Ferreira, o del músico y escritor Vitor Ramil. Pero el que mejor lo sintetiza es Ruy Castro, autor del indispensable Chega de saudade. La historia y las historias de la bossa nova (1990), esa verdadera Biblia cuya primera edición compramos con mi padre, recién salida, en unas vacaciones en Brasil. Dice Ruy: “si quiere leer buenas respuestas, lea las preguntas de Juarez Fonseca. La historia de la música popular brasileña pasa desde hace años por sus oídos, en las entrevistas que él hace con los bambambás (en criollo, los capos o las altezas)”.
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