Manuscrito. Empatía y amor en archivos jazzísticos
Recuerdos de un concierto de Los Dixielanders y Lois Blue en Santa Fe, organizado por el coleccionista Oscar J. Pautasso, y el hallazgo de un concierto perdido de la orquesta platense Swing Serenader’s Band
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El cigarrillo cuelga en un perfecto equilibrio en los labios de George Wettling, que muestra su perfil derecho, luciendo una camisa blanca, tiradores a rayas, una corbata ancha con un estampado que, como la foto es en blanco y negro, adivinamos colorido y los palillos en acción. Esa foto del baterista ilustra la portada del número 57 de la revista argentina Jazz Magazine, publicada en diciembre de 1955. El hallazgo, en esa publicación que le regalé a mi padre, es un breve artículo titulado Jazz en Santa Fe. “Nos hace saber un buen amigo de Jazz Magazine en la Capital de Santa Fe, el doctor J. Oscar Pautasso, que el 19 de noviembre se realizó el el Comedor Universitario una audición de jazz en la cual participaron: un trío de músicos de color -posiblemente antillanos- denominado «The Chocolate Gentlemen», que causó excelente impresión. También la formación denominada «The Dixielanders», jóvenes músicos de la Capital Federal fueron muy aplaudidos, así como los tríos de Johnny Broyad y Frankie Rollaw”.
La crónica también da cuenta de la conmoción que causó la irrupción de la tuba en el escenario, acaso la primera que llegó a esa ciudad, y de la actuación de Lois Blue (“aunque muy resfriada, dejó traslucir sus condiciones de sincera vocalista”). Y a mi me emocionó especialmente la mención a los Dixielanders era el grupo donde tocaba Alfonso Fassi, compañero de inolvidables comilonas y partidas de generala con la familia.
Me pareció una gran historia, y decidí consultarlo a Rubén Carughi. El maestro Carughi es impulsor del Festival de Jazz de aquella ciudad, factótum de Trombonanza (un encuentro masivo de trombonistas que se celebra desde hace más de dos décadas), pero también es músico académico y, al mismo tiempo, fue el arreglador del concierto sinfónico del grupo de cumbia Los Palmeras. Me fascinó verlo dirigir a la orquesta cantando las canciones y moviendo el esqueleto como si estuviera en los bailes del Villa Dora, el club de su barrio.
“Yo no llegué a conocerlo a Pautasso”, me contó Carughi en un mensaje de audio. “Falleció hace bastante tiempo. Era el coleccionista de jazz más grande que había en la provincia. Resulta que un día me llama su nieta, para ofrecerme todos sus libros, sus revistas y sus discos a un precio irrisorio. Así que desde hace mucho tiempo tengo la colección completa del Doctor Pautasso en mi casa. Algo que me encanta es que cuando pongo un disco, encuentro el recorte de una reseña publicada en algún diario. También tengo un montón de revistas DownBeat, de las primeras, de 1947. ¡Son espectaculares! Cuando estoy tranquilo, en casa, me pongo a leerlas”.
Poco después de escuchar ese mensaje, leí en el muro de Facebook de Gastón Massenzio una historia preciosa. Massenzio es un talentosísimo compositor, pianista y guitarrista, que más allá de sus virtudes como autor, también se luce como cantante, en un estilo que continúa la senda de Chet Baker. Su abuelo era trompetista de la Swing Serenader`s Band, una big band de La Plata, su ciudad natal. Una de estas noches, Gastón pensaba en cuál era el sentido de hacer música, mientras volvía a su casa, de una grabación, con Benjamín, su hijo de diez años, y evocó a su abuelo. A la mañana siguiente, su abuela le recordó que era el aniversario de su partida. Curiosamente, ese mismo día recibió un mail del nieto del locutor y presentador de la big band, José Iacona, que había encontrado una foto donde estaban los abuelos de ambos. Además de hermosas anécdotas, había un archivo con la digitalización de un concierto en la Municipalidad de Ensenada en 1979 compartido por ambos abuelos. Esa noche, Gastón escuchó tocar al suyo, que había fallecido cuando él tenía cinco meses, por primera vez. Y lo hizo junto a su hijo, bisnieto del trompetista. “Imagino que este es uno de los sentidos de la música”, escribió. “Seguramente sea muy cercano al sentido que tienen la empatía y el amor”.
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