Manuel Troncoso, diputado y escritor: “Puedo vivir sin política, pero no puedo vivir sin poesía”
Legislador provincial de Juntos por el Cambio en Entre Ríos, publicó libros y planea abrir una librería especializada en poesía en Chajarí; hay más prejuicios desde la política hacia la literatura que a la inversa, cree
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Abogado especializado en derecho laboral (es autor de un manual para dirigentes y delegados gremiales), legislador provincial en Entre Ríos de Juntos por el Cambio hasta diciembre, referente del Movimiento de Integración y Desarrollo, exdirector nacional de Asociaciones Sindicales del Ministerio de Trabajo durante la presidencia de Mauricio Macri, padre de dos niñas e hincha de Independiente, Manuel Troncoso (Concepción del Uruguay, 1986) también es poeta y este año debutará como novelista. En el sello Mansalva lleva publicados dos poemarios: Liminal (2021) y Flor artificial (2022). Con su pareja, Ángeles Barreto, y el escritor Nicolás Díaz proyectan abrir en la localidad de Chajarí una librería especializada en poesía.
Troncoso se define como “un hijo de la crisis de 2001″ y un lector ávido. Escribe poemas desde la niñez. “Recuerdo que en quinto grado nos enseñaron las diferentes estructuras literarias, entre ellas la poesía, que me impactó más que las otras -dice en diálogo con LA NACION, desde Villa Paranacito-. De hecho me gustó tanto que cada vez que nos mandaban de tarea una consigna de escritura libre, la hacía en forma de poema; mi maestra Nélida me llamaba ‘El poeta’. Después de eso, no sé por qué motivo, dejé de hacerlo, y volvió a aparecer en la adolescencia, pero de manera esporádica, sin sistema, y generalmente la escritura de poemas estaba vinculada a momentos de angustia”.
Hace unos años, comenzó a asistir a la Escuela de Poesía y Edición de Daniel Durand. “Es mi coterráneo y mi maestro; con él empecé a estudiar y escribir poesía con más método y enjundia”, revela. Troncoso tiene previsto publicar un tercer poemario, Taraxacum, en marzo, y trabaja en su primera novela.
“Me gusta mucho lo que se conoce como poesía entrerriana u orillera, ribereña, pero también me gusta lo urbano -dice acerca de las temáticas de sus escritos-. El amor o el desamor están bastante presentes, así como el paisaje, la ruta, que es donde paso gran parte de mi vida; mis hijas, que son una de mis principales fuentes de inspiración; Dios, las ausencias y también intentar encontrar la poesía en las cosas que parecen ser simples o pequeñitas al ojo humano, pero que esconden grandeza o trascendencia. No sé si encuentro razones objetivas para escribir poesía, porque precisamente es creación en estado puro y duro. Vivo con una pulsión interna a la poesía que no tengo la más mínima chance de desoír, al menos por ahora. La poesía manda”.
Su carrera política surgió luego del estallido sociopolítico de 2001. “En paralelo a ese proceso de caos, de crisis social y económica, estaba cursando el segundo año del secundario y en Educación Cívica nos enseñaban el sistema de partidos y cómo funciona la democracia en la Argentina -recuerda-. Una de las actividades era dividirse en grupos para que cada uno creara su propio partido política con su respectiva plataforma. Lo vivimos con bastante seriedad y de hecho ganamos el simulacro de elecciones. Eso, además de la angustia con la que vi a mis papás en ese momento y la efervescencia social que se vivía, me llevaron a ahondar primero en lecturas políticas y después a involucrarme como militante”.
Actualmente integra el equipo de Rogelio Frigerio. “Es un orgullo para mí -dice-. Tiene condiciones políticas y humanas para transformar la provincia. Tiene, además, gesto y verbo. Es importante que él llegue”. Y reconoce su deuda con Gerardo Martínez, secretario general de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra). “Él me formó”, cuenta.
“Puedo vivir sin política, pero no puedo vivir sin poesía -afirma-. Con mi equipo de trabajo intentamos vincularlas permanentemente y nos hemos sentido bastante acompañados por dirigentes y colegas, tanto de mi espacio como del oficialismo. Por ejemplo, oportunamente presenté un proyecto solicitando que se instituya el día 11 de Junio como el día de la poesía entrerriana, en honor al natalicio de Juan L. Ortiz, y se aprobó por unanimidad en ambas cámaras para que podamos darle a la poesía entrerriana el lugar que se merece sin importar las bandería políticas. Así y todo, creo que antes la dirigencia se recostaba más en la poesía, la literatura y las humanidades en general. Ahora, salvo excepciones, hay un divorcio en esa relación. La dirigencia pareciera estar más preocupada por el carguito y las chapas que por la formación holística. Y eso es todo un tema, porque la política es humanidad y sensibilidad ante todo; si se pierden esas virtudes, difícilmente se utilice la política con el sentido de trascendencia que lleva inherente como la mejor herramienta para transformar la realidad y hacer posible lo necesario”.
Troncoso indica que hay más prejuicios desde la política hacia la literatura que a la inversa. “Daniel Durand no me preguntó de qué partido era o qué cargo ocupaba para enseñarme poesía, ni mis amigos de la editorial Mansalva para interesarse por mi poesía y publicarme”.
“En estos tiempos leo poesía casi con exclusividad, aunque cada tanto mecho alguna novela o algo de filosofía -cuenta-. Ahora estoy leyendo cuatro libros que voy alternando: una antología de poesía coreana contemporánea, seleccionada y traducida por Sun Me Yoon; Un país mental, cien poemas chinos traducidos por Miguel Ángel Petrecca; una antología poética de Roger Wolfe y Esparadrapo, una novela de Fabián Reato que para mí es uno de los mejores escritores de nuestra provincia”. Entre sus poetas favoritos figuran el peruano José Watanabe y los chilenos Óscar Hahn y Nicanor Parra, Durand, Vicente Luy, Beatriz Vignoli, Susana Cabuchi, Fabián Casas. “Entre Ríos es un vergel maravilloso, desde Juanele, Carlos Mastronardi y Emma Barrandeguy hasta Fermín Chávez y Ricardo Zelarrayán, todos ellos influyeron e influyen en mí. Y no quiero olvidarme de Gregorio Troncoso, que fue un antepasado mío, un gran poeta de Concepción del Uruguay”.
El paisaje y el entorno natural tienen mucha importancia en la obra de Troncoso. “Ya en la mitología romana ellos se hablaba del genius loci, algo así como el espíritu del lugar, el guardián protector de un espacio o hábitat. El río, el horizonte indómito, los atardeceres, las cuchillas, el verde, son sujetos de elevada inspiración. El vínculo con lo exterior o lo que nos rodea juega su papel, pero no es determinante. Creo que podría escribir poesía hasta en una cueva a oscuras. La poesía es una tea y lleva luz hasta donde no la hay”.
Respecto de la situación ambiental en Entre Ríos, señala que no hubo una articulación entre los sectores. “La ley de humedales es un avance, sobre todo ante la inacción del Gobierno nacional, pero no es suficiente -sostiene-. Es necesaria la conformación de una mesa, en la que todas las partes estén presentes los ambientalistas, el sector productivo, las empresas de extracción, el gobierno provincial y los municipios, los sindicatos. Unos de los grandes estigmas de nuestro país es la imposibilidad en llegar a acuerdos. Lamentablemente en Argentina, toda discusión se radicaliza y la que gira en torno a la preservación del medio ambiente no es la excepción. El debate no puede limitarse al ecologismo extremo versus el negacionismo. En el medio de eso hay algo. En el medio de las polarizaciones reside el equilibro, el punto justo, el camino del centro; ahí está la verdad, pero hay que encontrarla entre todos, en un diálogo inteligente y sinérgico en el que todos estemos dispuestos a ceder un poco, en aras del crecimiento sustentable”.
¿Cómo ves el panorama literario en tu provincia y en el país? ¿Es un buen momento?
-No tengo la certeza pero sí la percepción de que en momentos de zozobra generalizada la literatura saca de la mochila el bastón de mariscal. Operando casi de forma anticíclica. Creo que el panorama es muy bueno, en mi provincia hay poetas jóvenes extraordinarios, como Julián Bejarano, Daiana Henderson, Cristhian Monti, Nico Díaz. Otro poeta joven que me gusta mucho es Gustavo Yuste. En momentos álgidos los jóvenes escritores, tienen mucho para decir y creo que dicen. Es cuestión de escucharlos.
Un poema de Manuel Troncoso
Viejo molino
Lo veo de lejos,
imperturbable
inconmovible
marcial
tan seguro de sí mismo,
que una caricia o un consejo
le parecerían un insulto
su único amorío ha sido con la soledad
se regodeaba con ella
se correspondían
sus aspas vencidas la abrazaban,
pero también se le fue.
Soledad de soledades
una vez más hoy y siempre
viejo molino:
tubo de ensayo de la eternidad
De Liminal
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