Manuel Espinosa, dandy espiritual
Se exhiben en el Macba cincuenta obras realizadas por este maestro del arte geométrico entre las décadas de 1950 y 1980. Coordenadas de un círculo virtuoso que comenzó con la Asociación Arte Concreto-Invención y que alcanzó vuelo propio
Nos hacía mucha falta renovar -vis-à-vis- contacto con Manuel Espinosa. La muestra Geometría en movimiento, ofrecida por el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Macba) está integrada por cincuenta obras (dibujos, óleos, cajas y objetos) realizadas entre fines de la década de 1950 y comienzos de la de 1980. El lote pertenece a la Fundación Espinosa, tutelada por Ana, sobrina del artista.
Fue la curadora Ayelén Vázquez, responsable también del catálogo, al que se suma la presentación del libro sobre Espinosa editado en 2012, con textos de Nelly Perazzo, María Teresa Constantin y Elena Oliveras, entre otros expertos. Se trata de un círculo virtuoso, acorde con la euritmia de este artista. Sólo los dioses juegan. Y Espinosa no se privó: seria, gozosa, perpetuamente.
Manuel Oscar Espinosa de la Torre (Buenos Aires, 1912-2006) estaba destinado, desde el enunciado patronímico, a realizar la obra de la que somos deudores.
Enjuto, estilizado, horadado por la mirada que sabía enfocar hacia fuera y hacia adentro, mordaz, irónico, un Quijote atildado,
dandy
espiritual. Fue precoz. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Superior, donde fue alumno de Emilio Centurión. No es casual el dato. Centurión plantó su
Venus criolla
con pautada geometría interna y reafirmación de su condición argentina. Ya veinteañero, define su derrotero en una muestra en el Teatro del Pueblo y poco después en murales en el Cine Club, donde evocó el martirio de Juana de Arco y de la barquera María. Son coordenadas que sostuvo, incólume.
En los años cuarenta se vinculó con Joaquín Torres García en Montevideo, y el mismo año, en Buenos Aires, con Tomás Maldonado. La baza estaba completa.
La muestra que nos ocupa arranca desde la inicial plenitud, cuando Espinosa adhiere y funda la Asociación Arte Concreto-Invención. Los cofrades son Edgar Bayley, Antonio Caraduje, Simón Contreras, Alfredo Hlito, Enio Iommi, Raúl Lozza, Tomás Maldonado, Alberto Molenberg, Oscar Núñez, Lidy Prati, Jorge Souza y Matilde Werbin. Era la respuesta una vanguardia surgida desde el confín del mundo, sin nexos con Europa, pulverizados por la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial.
Apuestas y utopías, visiones del arte y de la sociedad a las que Espinosa dijo presente. El cúmulo teórico del grupo que integró Espinosa fue abundante y valioso. Alcanzó hasta la creación de la editorial Nueva Visión; fueron esas publicaciones las que dieron difusión internacional al pensamiento del grupo.
Ninguno de los rigurosos integrantes era de espíritu tibio. Se mantuvieron unidos pocos años, aunque permanecieron fieles a los postulados que sustentaron en común.
Espinosa se fundó en un opticismo complejo, refinado, riguroso. Sus tramas de interacción y superposición parcial engendran movimiento y color tanto en la planimetría como en el espacio.
Esta geometría en movimiento es fruto del conocimiento perceptual más profundo. En el espectro plural del arte cinético, rico en inducciones lúdicas sugeridas o mecanizadas (Arp, Masson, Le Parc, Soto, Maldonado), Espinosa sentó reales propios. Raigalmente, su abstracción abreva en la música.
Lírico y musical es el ritmo plástico elegíaco, reglado por secuencias y variaciones virtuosas próximas a las Goldberg de Bach, a las Diabelli beethovenianas, a sus amadas Gymnopédies de Eric Satie. De estas últimas tomó el espíritu burlón, ese do menor o fa y la sostendido menor.
El oído de Espinosa iba a la par de su pupila virtuosamente cribada. Y es en el estro armónico donde él construye espacialmente cajas y esculturas donde el color motiva laberintos prístinos que convocan el recorrido empático sin ofuscarlo. Era riguroso consigo mismo, repelía la chicana sentimentaloide, tan opuesta a los profundos sentimientos.
Ese sentimiento que lo unía con Jorge, su hermano. Y a los dos les complacía ser asociados con el gran Baruch Spinoza, pulidor de lentes, éticas y filosofías de raíz española, como ambos.
En los últimos años su pupila, tan interpelada, le impedía leer, privanza dolorosa. Los amigos nos turnábamos para hacerlo por él. Fue un enorme placer, por los comentarios agudos y la total prescindencia de la autocompasión. Cerraba el largo pasillo que llevaba a su departamento para que Malevich jugara como él. Malevich, su gato tan felino, dandy, pulquérrimo, sutil, autónomo y gentil, con triple obturación de la pupila alerta. Como él, Manolo, tan admirado, querido, necesario, estás guiándonos aún.
Adn espinosa
Buenos Aires, 1912-2006
Uno de los precursores de la pintura geométrica en la Argentina, participó en 1943 de la fundación de la Asociación Arte Concreto-Invención. En la década del sesenta, luego de sus viajes a Europa, reelaboró sus indagaciones artísticas y se convirtió en uno de los pioneros del arte cinético.
- Ficha: Geometría en movimiento. Obras de Manuel Espinosa en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Avenida San Juan 328), hasta el 28 de julio.