Magdalena Fleitas y Teresa Usandivaras: "No hay pantalla que reemplace el juego"
"No hay pantalla que reemplace el juego", dicen casi al unísono Magdalena Fleitas y Teresa Usandivaras. Colegas, amigas y además vecinas, ambas son referentes de la cultura infantil, se dedican a la música y desarrollan actividades artísticas y educativas para chicos. Fleitas, desde su escuela Risas de la Tierra y como asesora del Espacio Infancia del CCK, y Usandivaras, como programadora de espectáculos y talleres para chicos en la Usina del Arte y directora de coros, entre discos, conciertos y otros proyectos culturales.
A la distancia, mediante videollamada, compartieron con LA NACION sus reflexiones, aprendizajes y planteos sobre la experiencia del aislamiento social en tiempos de pandemia. A las dos, la cuarentena las encontró con mucho trabajo en un inicio de año que habían planeado poniendo el cuerpo y la voz en clases, recitales, charlas, talleres. Como a la mayoría, el "parate" inesperado que trajo el coronavirus las obligó a reinventarse y adaptar los planes del mundo físico al mundo virtual.
Teresa Usandivaras: –El gran cambio y el gran desafío fue pasar el trabajo a las plataformas digitales. Fue bastante complicado resolver cómo haríamos para seguir los ensayos con los coros. El Zoom permite verte, estar cerca, pero no cantar en común, ya que se da un delay propio de la conexión de Internet que hace que suene raro. Igual lo hacemos. Lo que siento en esta cuarentena es que al pasar el tiempo aparecieron nuevos desafíos según cómo variaron las necesidades y las expectativas.
Magdalena Fleitas: –Aún en esta situación compleja, con la música y el juego se abre un camino maravilloso para crear una impronta positiva que te queda para toda la vida: cómo atravesar una crisis con cierta calma. Para mí, ése es el gran desafío. Mi escuela está en una situación muy compleja porque nos dedicamos a la primera infancia, los más chiquitos, de 2 a 4 años, y es muy difícil ofrecer propuestas virtuales para esa edad. Fuimos inventando y encontramos soluciones muy positivas con los maestros y las maestras para ofrecer la propuesta pedagógica a través de las pantallas y que los chicos sigan jugando en casa. Nos llevó un tiempo encontrarle la vuelta.
–¿Cómo creen que influye en los chicos la incertidumbre de cuándo va a terminar?
Usandivaras: -La pandemia nos obligó a cercar el mundo desde la casa. Todo el peligro y los miedos quedaron afuera de ese cerco. Siento que en un primer momento la cuarentena fue buenísima para los padres y los chicos porque de golpe pasaron a estar todo el día juntos. Me parece maravilloso porque vivimos en una cotidianidad vertiginosa por el trabajo y las obligaciones. Mi hijo ya es grande y no vive conmigo, pero tengo amigos que están viviendo una especie de sobredosis (risas). También pienso mucho en el tema de los miedos porque somos los adultos los que tenemos miedo. Esto que nos pasa es algo tan inasible que me pregunto cómo hacemos para que los chicos no vivan en un cuadro de terror. Tiene que haber una trama equilibrada de cuidados.
Fleitas: -Depende de las edades de los chicos y de la situación de cada familia porque hay casos muy complejos. Es difícil generalizar. Para los más chiquitos es un desafío estar en un lugar cerrado porque necesitan moverse y los padres y madres tuvieron que reinventar las actividades en casa porque no hay pantalla que reemplace el juego. Pero, como los adultos no estamos de vacaciones y en muchos casos trabajamos más que antes, la cuestión es encontrar espacios donde cada uno pueda tener cierta intimidad. Proponerse tiempos organizados, que es difícil pero no imposible, como para saber que hay momentos más libres y otros de mayor dedicación. Muchas veces siento la tensión interna entre el trabajo que me está llamando y la necesidad urgente de mis hijos de que siga jugando.
-Con la cuarentena, la casa se convirtió en el lugar seguro y el mundo exterior en la zona de riesgo.
Fleitas: -Este arquetipo tan primario de la humanidad de que el peligro está afuera es algo que los adultos tenemos que aprender a moderar y a mediar porque el otro no puede ser una amenaza. Hay que poner el foco en la prevención: cuales son las medidas correctas para sentirse seguros y saber que esto va a terminar en algún momento. Cuando uno sale a la calle se encuentra con gente que está aterrada y mira a los demás como si fueran una amenaza. Por eso creo que hay que enseñarles a los chicos a construir confianza basada en la prevención.
Usandivaras: -La cuestión es cómo manejar los miedos de los adultos para dar confianza a los chicos, pero cuidándonos. También coincido en que hay muchas familias con situaciones más complicadas porque no siempre las relaciones son armónicas y menos durante un encierro.
Fleitas: -Algo que estoy aprendiendo en esta pandemia, con mi escuela en crisis, con los miedos y sentimientos a flor de piel, es que uno puede construir buenos momentos dentro de la casa. Aun en momentos de crisis, un instante de juego, cuando un nene inventa algo y el otro se ríe, te muestra qué es lo importante. Mis hijos me reclaman más juego y eso que jugamos un montón. Quieren más porque quizás hay un tiempo de encuentro que estaba pendiente. La tensión para el adulto es jugar, pasarla bien y seguir trabajando. Esa disociación genera mucha tensión. Hay una frase que me encanta para estos días: "La medida de lo posible es la mejor medida."
–Los chicos están descubriendo la trastienda del oficio de ser padre, llevar una casa adelante en una crisis mientras se trabaja a distancia. Es un aprendizaje distinto que no se enseña en la escuela.
Fleitas: -Es una enseñanza de una riqueza enorme. Por eso a mí no me preocupa que se hayan demorado algunos aprendizajes escolares porque lo que están aprendiendo es cómo atravesar una crisis. Eso es mucho más importante que aprender una multiplicación, que lo verá dentro de unos meses si no lo aprende ahora. Encontrar un cierto bienestar al habitar la casa, seguir jugando en medio de la crisis, ser testigo de los cambios en la naturaleza y el medio ambiente por la cuarentena: son temas que estamos aprendiendo todos. Hay que reconocerlo como un tesoro.
–¿Cómo se imaginan el primer día del día después con la vuelta al colegio, al trabajo, la rutina?
Fleitas: -Va a ser un gran esfuerzo. En casa nos dormimos y nos levantamos más tarde. Supongo que, como siempre, nos adaptaremos. Pero, más allá de eso, me parece que la escuela tradicional va a replantearse a partir de acá porque estamos viendo que es muy positivo el tiempo en casa.
Usandivaras: -Para mí, no hay que pensar en cómo vamos a salir. Cada día es un descubrimiento. Yo, por lo menos, no quiero pensar en cómo volver a generar movimiento. Creo que va a haber cambios porque hubo cambios adentro de cada uno, pero no quiero adelantarme. Me propongo vivir plenamente cada día. No nos angustiemos por adelantado. Ya veremos cómo saldremos.
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