"Mafalda reclamaría hoy que seamos más sensatos"
Modesto como siempre, el humorista habló sobre su personaje y el atentado en París
Joaquín Lavado, Quino, agradeció cada aplauso y cada saludo con una sonrisa y no rechazó los pedidos para sacarse fotos con él luego del acto de entrega de la Orden de Mérito Pedro Neruda. Fiel a su estilo, habló muy poco, pero dijo mucho.
-¿Cómo recibió las palabras de la presidenta Bachelet?
-Con mucha emoción. Es una mujer a la que admiro mucho. Me parece que tiene mucha resistencia acá [en Chile] de la clase alta, pero esperemos que la dejen gobernar como ella quisiera.
-Ella aseguró haber aprendido de usted filosofía, política y otras disciplinas. ¿Qué dice usted frente a esto?
-Me parece una exageración. Es más, ni siquiera terminé la secundaria.
-Pero ¿ha leído por su parte?
-Muy poco. Como mis dos hermanos eran mayores que yo, ligaba los libros de ellos y los leía, sí, pero me formé muy mal literariamente. Todo mezclado. Leía Shakespeare mezclado con Dovstoieski.
-Los chilenos lo quieren muchísimo. ¿Tenía amigos escritores o dibujantes chilenos?
Amigos, amigos no. Conocí a Skarmeta; lo vi en varias oportunidades, en la Feria del Libro de Buenos Aires o en Guadalajara? Lo que pasa es que nos comunicamos poco los latinoamericanos. Cuando yo era chico, en la Argentina y acá en Chile, se vendían revistas venezolanas, mexicanas. Hoy es muy raro encontrar en un quiosco argentino literatura chilena o colombiana. No tenemos mucho intercambio. Es una pena. En cine tampoco. Hay países que filman muchísimo y se exhibe muy poco.
-¿Alguna vez alguien se sintió ofendido por Mafalda?
-Sí, había militares que se han sentido ofendidos.
-¿Y se lo hicieron saber?
-Me contaron de un chico que era asistente de un coronel, en el sur argentino, y un día vio que su hija estaba leyendo una Mafalda. Le preguntó de dónde la había sacado y la chica le dijo que se la dio un asistente suyo. A ese asistente no lo dejó entrar más a su casa, desde entonces fue persona no grata. Durante la época de Pinochet, Mafalda entraba clandestinamente en Chile. Y también en Bolivia, durante la época de Barrientos, otro militar? Es gente que tiene poco sentido del humor.
-Cuando hacía las historietas, ¿usted tenía intención de llegar a ellos?
-No. Yo trabajaba con el diario, con lo que aparecía en el periódico y comentaba las noticias de ese día. Y las noticias eran ésas...
-Después de tantos años de trabajo, ¿cómo describiría el rol de los dibujantes como usted?
-El rol es el que sentimos todos los dibujantes de humor que tenemos esta vocación de transmitirle a la gente que la vida puede ser mucho más linda si la tomamos con humor. Imposible no recurrir a los hechos ocurridos en París en estos días. Me ha sorprendido en la Argentina gente que dice: "Qué nos importa esto que ha ocurrido en París si estamos tan lejos y nunca nos va a llegar". Esto me deja boquiabierto porque no entiendo cómo la gente puede ser tan chiquita mentalmente. Así que espero que reflexionemos todo...
-¿Cuál es su reflexión?
-Espero que esto no siga creciendo, que la locura humana sepa pararse a tiempo. A veces uno se pregunta si nos gusta como un deporte crear estas situaciones tan límites, tan poco solidarias y tan insensatas.
-¿Qué reclamaría Mafalda hoy?
-Lo que viene reclamando hace tantos años y sigue sin corregirse, es más hay momentos en los que parece que la cosa se empeora. Reclamaría eso, que seamos más sensatos.
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