Madame Bovary, trending topic: comienza en Twitter una lectura colectiva
En el año del bicentenario del nacimiento de Gustave Flaubert, los lectores y tuiteros de la Argentina toman la delantera con los festejos y homenajes. Por iniciativa del historiador y ensayista Diego Cano, comienza hoy en el marco de #Flaubert2021 la primera lectura colectiva de una obra del escritor francés: Madame Bovary (1857). En Lecciones de literatura, el escritor ruso Vladimir Nabokov, curiosamente, la calificó como un “cuento de hadas”. La novela tiene treinta y cinco capítulos y se divide en tres partes, situadas respectivamente en Tostes y Ruán (la ciudad natal del escritor y el único lugar lugar verdadero donde transcurre la acción), Yonville, y en Yonville, Ruán y Tostes. A partir de este lunes, se leerá y se comentará en Twitter un capítulo por día.
La historia ideada por Flaubert, y sobre la que escribieron autores tan diversos como Henry James, George Sand, Jean-Paul Sartre, René Girard y Mario Vargas Llosa, se inicia en 1827 y se extiende hasta 1856; la protagonista es Emma, una provinciana burguesa (Nabokov apunta que Flaubert con esa palabra designa “un estado del espíritu, no un estado del bolsillo”) y la esposa soñadora, sensual y adúltera de Charles Bovary. La novela fue llevada al cine en varias ocasiones, pero si hubiera que elegir dos versiones esas serían las de Jean Renoir, de 1933, y la de Claude Chabrol, con Isabelle Huppert como Emma, estrenada en 1991.
“¿Por qué Flaubert? Porque es un clásico hoy poco leído y porque ha sido uno de los autores que más se obsesionó con la búsqueda de la forma en la literatura -dice Cano (@DC_1867), autor de Franz Kafka. Una literatura del absurdo y la risa-. Flaubert piensa la literatura como la mayor de las artes, llegando a dar giros tremendos en su propia obra en esa búsqueda”. La tuiterlectura flaubertiana se extenderá hasta el 1 de julio y seguirá este orden novelesco: Madame Bovary, Salambó, La educación sentimental y Bouvard y Pécuchet. “La idea es leer un capítulo por día. Es un proyecto ambicioso por la exigencia de lectura, pero si ya hicimos gran parte de la obra de Fiodor Dostoievski todo es posible”. Madame Bovary fue best seller en su época, y Flaubert y su editor fueron procesados por obscenidad. Si bien la Justicia los absolvió, la Iglesia católica, en 1864, la incluyó en su catálogo de libros prohibidos, tal vez porque contiene uno de los episodios eróticos más logrados de la historia de la literatura.
Entre otras, las escritoras Josefina Delgado, Débora Vázquez e Ivonne Bordelois participarán de la primera tuiterlectura en homenaje al escritor que buscaba le mot juste. “En las redes y en especial en Twitter se ha venido leyendo a novelistas del siglo XIX, como Dickens y Dostoievski –dice Delgado (@lady_josedemail) a LA NACION–. Me interesa mucho la novela del siglo XIX y Flaubert es uno de los escritores a los que vuelvo. Por un lado, me interesa el vínculo que se podría trazar entre Madame Bovary y Don Quijote, los dos quieren ser algo más de lo que son y a partir de eso construyen una vida muy especial; por otro lado, hay una vinculación notable entre Cervantes y Flaubert, en la medida en que los dos eligieron hacer la parodia de un género y, con eso, modificaron totalmente el género de la novela”.
Otras cuentas de Twitter que confirmaron sus aportes son las de @MFilosofal, @carmen_reloaded, @letrasenlmaleta, @Paulamacrina, @SraClaulb, @literficio, @inesdeletras, @ZairaElejalde, @julianrovagnati y @UnLibroPorMes.
Delgado tradujo La educación sentimental (1869) para el Centro Editor de América Latina. “También Federico, el protagonista de esa novela, es un personaje quijotesco -dice-. Hay otras vías para llegar a la obra de Flaubert, como su biografía y su correspondencia, que fue fui descubriendo de asaltos mientras se hacían públicas. Hay dos escritores, Flaubert y Benito Pérez Galdós, que comentan en sus cartas a mujeres con las que han tenido un vínculo amoroso (Louise Colet en al caso de Flaubert y Emilia Pardo Bazán, en el de Pérez Galdós) donde van explicando qué es lo que piensan hacer y qué están escribiendo en ese momento”. En sus cartas, Flaubert se refiere con lujo de detalles al desarrollo del episodio de los “comicios agrícolas” (el octavo capítulo de la segunda parte), uno de los más extensos de la novela y donde brilla el estilo flaubertiano. Ese capítulo le llevó cuatro meses de trabajo. Para Delgado, con las lecturas colectivas en redes sociales, “todos aprendemos”.
Hasta ahora, el escritor y traductor Jorge Fondebrider hizo dos traducciones anotadas de libros de Flaubert: Madame Bovary. Costumbres de provincia y Tres cuentos, ambos para Eterna Cadencia. “Y estoy traduciendo Bouvard y Pécuchet -comenta-. Para hacerlas tuve tres becas del Centre National du Livre, que me permitieron viajar a París, permanecer allí tres meses y conocer a los máximos especialistas en Flaubert de la actualidad: Pierre-Marc de Biasi, Jacques Neef y Anne Herschberg, cada uno de los cuales es, a su vez, responsable de varias ediciones críticas de cada uno de los libros que traduje. Su ayuda, por lo tanto, fue fundamental”. En Madame Bovary, Fondebrider incluyó tres tipos de notas. “Las que intentan reponer los usos y costumbres de la sociedad francesa en el momento en que transcurre la acción del libro, las que se refieren a lo que el mismo Flaubert escribió en su correspondencia y notas de trabajo, y las que incluyen lo que dijeron escritores y críticos sobre cada una de las escenas del libro, entre 1857, año de su publicación, y 2014, fecha de la publicación de mi traducción”.
“Considerando que Flaubert se tomaba a veces dos semanas para escribir un párrafo, me pareció que sería una falta de respeto traducirlo en media hora, por lo que traté de prestar atención a sus deseos (evitar la repetición de palabras, escaparse de las cacofonías), razón por la cual traduje ‘en voz alta’, prestándole atención al sonido de cada frase -agrega el escritor y traductor, responsable del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires-. Fueron cuatro años intensos, donde aprendí mucha más literatura que lo que imaginaba iba a aprender antes de traducir a Flaubert”. Para el autor de La París de los argentinos, la tuiterlectura que comienza este lunes es “lo más antiflaubertiano que uno pueda imaginar”. Habrá que hacer justicia a Emma, la lectora que intentó conocer el significado real de palabras como felicidad, pasión y embriaguez, “que tan hermosas le habían parecido en los libros”.
Para quienes no tengan a mano un ejemplar de Madame Bovary, clic en este enlace.
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