“Macanudo”: a 20 años de la primera tira cómica publicada en LA NACION
Se presentó a los lectores el 16 de junio de 2002; Liniers cuenta por qué eligió ese nombre
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“Queda inaugurada por este solemne acto la tira cómica Macanudo”, dice un presentador antes de tocar la trompeta. “Y, ahora, una coreografía como la de la inauguración del Mundial”, anuncia. A su lado, un pingüino le avisa: “Eh, no nos alcanzó el presupuesto. Pero si quiere yo bailo tap dance”.
Así presentó Liniers la primera tira de Macanudo publicada en LA NACION el 16 de junio de 2002. Pasaron veinte años y, desde entonces, el universo Macanudo creció, sumó personajes y cosechó miles de fanáticos que siguen la historieta en el diario y adoran los libros protagonizados por Enriqueta, Fellini, Olga, Madariaga, los pingüinos, el conejo (alter ego del autor), el misterioso hombre de negro, los duendes y demás criaturas creadas por el humorista gráfico. Además de los quince volúmenes que reúnen las tiras, Macanudo se publica en inglés en 150 diarios estadounidenses y tiene un juego de mesa propio, además de ilustrar cuadernos, agendas, tazas, almohadones y remeras.
“Yo buscaba una palabra optimista: empecé con la historieta en junio de 2002, cuando estaba todo mal. Hacía menos de un año del atentado a las Torres Gemelas en Nueva York y en el país habíamos tenido saqueos, muertos en las protestas sociales y cinco presidentes en una semana. Todo era una oscuridad total. Cuando me dieron ese espacio pensé: ‘Mi manera de ser antiestablishment o punk es ir en contra del pesimismo general y tratar de ser optimista’. Le puse la palabra más positiva que se me ocurrió: macanudo, algo que siempre dice mi padre. Me gustaba, además, que sonaba a otra época. Y quise jugar con el look de los personajes, que usan sombreros y moñitos”, contó Liniers, que recuerda que hace veinte años soñaba con dibujar pingüinos y hacer una tira diaria.
“Es lo que más me gustaba como formato, siempre consumí desde chico las tiras de Caloi, Quino, Fontanarrosa. Creo que porque era vago y las leía hasta el final rápido. Me atraía dibujar una idea por día. Con el tiempo descubrí que estaba escribiendo una gran novela. A mí me divierte el ‘chistonto’ y me gusta experimentar y la tira diaria me dio la libertad de hacer todo lo que se me ocurría. De entrada, me propuse no tener un solo personaje. Al ser lector del género sabía que, pasado un tiempo, se agotan las ideas. Para manejar ese problema Quino incluía cada tanto un personaje nuevo: así aparecieron Guille, Libertad, Miguelito, que entraron para rejuvenecer la tira y darle más opciones al autor. Aprendiendo de los maestros, yo decidí crear un espacio en el que vale todo. Donde hay libertad absoluta, hay más creatividad”.
Es por eso que la tira nunca tuvo un mismo registro de humor: “Macanudo a veces es un concepto sin chiste ni remate; a veces, tiene un diseño y, a veces, otro. Eso responde a que no quería encerrarme en un estilo y no poder salir. Mientras más abierto sea el espacio, más posibilidades creativas tengo”. Así fue como alguna vez la tira fue dibujada por otros ilustradores y, otra vez, cuando Liniers se tomó vacaciones y no quería repetir las ya publicadas convocó a los lectores para que jugaran a hacer Macanudo por unos días. Le llegaron tantos dibujos que, al final, le dio más trabajo la selección que dejar las tiras listas por adelantando.
Gracias al recurso del estilo abierto, donde todo es posible, Liniers asegura que hay Macanudo para rato.
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