Luz, fuerza y algo de fe: el Malba apela al arte para dar lo que necesita un mundo colapsado
Obras enfocadas en la espiritualidad del nuevo milenio y en la búsqueda de reconectar con la “fuente divina” protagonizan la nueva propuesta del museo, que se inaugurará pasado mañana
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“Dios nuestro, en quien vivimos, nos movemos y existimos, te pedimos que nos concedas la lluvia necesaria”, publicó semanas atrás desde su cuenta de Twitter el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, a modo de invitación a orar por el fin de la sequía en Uruguay. Con el mismo fin, en pleno siglo XXI y con la humanidad bajo amenaza de la inteligencia artificial, movimientos de la religión umbanda convocaron a realizar rituales. Todo vale en un mundo colapsado para quienes siguen teniendo fe, como demostrará también la muestra que inaugurará el Malba el jueves próximo.
Luz y fuerza: arte y espiritualidad en el nuevo milenio se titula la exposición curada por Lara Marmor, que reúne obras de casi una veintena de artistas contemporáneos. Nacidos entre las décadas de 1970 y 1980, integran una generación que comenzó a ingresar en la escena artística después del portal simbólico que implicó la crisis de diciembre de 2001.
Quiso la casualidad que sea también esa camada creativa la que da vida a Cien caminos en un solo día, muestra inaugurada la semana pasada en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Pero mientras la propuesta de Jimena Ferreiro y Luciana Lamothe se centra más en las múltiples derivaciones de aquella revolución social, el caos urbano y lo doméstico como refugio, la de Marmor sigue otros senderos: los que apuntaron a un horizonte místico en busca de una posible salvación.
Entre ambas hay un “gurú” que funciona como puente: Diego Bianchi, uno de los máximos referentes de quienes lograron crear un valioso universo propio con los escombros encontrados. “¿Son posibles la alineación interior y la trascendencia mística mientras se derrumba el mundo alrededor?”, fue una de las preguntas que inspiraron la muestra Ejercicios espirituales en el Centro Cultural Recoleta, en 2010. De allí proviene la escultura exhibida ahora en la planta baja del Malba. Un símbolo, según la curadora, de “la rigidez material del cuerpo del maniquí y la plasticidad corporal que exige el yoga; atravesar el dolor para acceder al bienestar”.
En un viaje similar se embarcó Nicolás Mastracchio para realizar su Diario, una videoinstalación derivada de los primeros meses de la Beca Kuitca en 2010. Tras la pérdida de “todo tipo de fe, creencias y expectativas”, realizó pruebas para intentar reconectar con la “fuente” que creía fuera de su alcance. Y concluyó que “cada uno de nosotros posee la conexión divina y la certeza que necesitamos como individuos para trascender”.
Ana Vogelfang la encontró al transformar en piezas de arte los zapatos de su difunta abuela. Laura Códega, en dar forma visible a los espíritus que habitan en las botellas de bebidas alcohólicas, según los antiguos alquimistas árabes. Y Nicolás Domínguez Nacif, en pinturas realizadas “en estado de trance” con tintes de plantas autóctonas de selvas y bosques; en ellas aplica sus conocimientos de astrología, antroposofía y diversos sistemas de conocimiento ligados a saberes ancestrales y esotéricos.
Zapatillas, mantas, huesos, flores y muñecos son parte de las enormes figuras creadas por Carlos Herrera con el método del Ikebana que cuelgan en el espacio central del museo. “Aluden al símbolo ligado a la pérdida física según la cosmovisión católica: la corona –explica Marmor-. Herrera fusiona diversas tradiciones para poner en juego la relación entre la dimensión física y la espiritual, entre el más allá y el mundo terrenal. Encuentra el punto exacto donde se tocan y funden espiritualidad y sexualidad”.
Para agendar:
Luz y Fuerza: arte y espiritualidad en el nuevo milenio, hasta el 13 de noviembre en el Malba (Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415. Jueves 13 a las 18: charla inaugural entre Lara Marmor y Nancy Rojas; a las 19, inauguración con entrada gratis.