Los Premios Princesa de Asturias y Carrère homenajearon a Borges, Cortázar y Bioy Casáres
En su discurso, el autor francés destacó la obra y la influencia de los escritores argentinos; Marina Abramovic, también premiada, optó por no dar palabras de aceptación
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MADRID.– De regreso al imponente Teatro Campoamor, luego de una edición acotada en 2020 exigida por la crisis sanitaria, se entregaron los Premios Princesa de Asturias en Oviedo. Todos los ganadores acudieron a la gala presidida por los Reyes de España. Emmanuel Carrère fue el primer orador y en su discurso destacó la obra de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar. El autor de Bestiario también había sido nombrado minutos antes por el presidente de la Fundación que entrega estos prestigiosos galardones.
“Estar aquí esta tarde es una de las pruebas de que, poco a poco, intentamos retomar algunas costumbres de nuestra vida cotidiana”, dijo Luis Fernández-Vega Sanz, el presidente de la Fundación Princesa de Asturias, quien brindó el discurso inaugural de la ceremonia. “La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose”, añadió a su discurso Fernández-Vega Sanz una cita de Julio Cortázar. Los ganadores, vestidos de modo sobrio, con barbijo, ingresaron desde el hall del teatro, atravesando el pasillo central de la sala, y subieron al escenario. En la sala se respetó la distancia social y solo un tercio de la capacidad del teatro, 785 personas (en lugar de los 1500, la capacidad máxima disponible), acudieron a la cita.
Carrère fue el primer orador de la velada. Pronunció un discurso en francés de 9 minutos donde comenzó describiendo el orden de su biblioteca y luego se concentró en el estante de los escritores de habla castellana: “[Allí hay] Un abuelo más joven que todos los jóvenes: Cervantes. Dos tíos irónicos y enigmáticos: Borges y Bioy Casares. Cortázar, en cuyo edificio viví diez años, en una calle del distrito 10º de París, en otro tiempo un barrio popular y hoy gentrificado... Roberto Bolaño, el hermano mayor con quien todo el mundo sueña, aventurero y encantador como debió de ser Robert Louis Stevenson. Y también algunos compañeros de ruta, más o menos de mi edad: Enrique Vila-Matas, Javier Cercas, Juan Gabriel Vásquez. Y mi querida prima Rosa Montero”, dijo el autor francés.
Horas antes Carrère había brindado una conferencia de prensa donde expresó la fascinación que siente en la actualidad por su labor como cronista de los juicios a los terroristas que en 2015 perpetuaron una masacre en la sala Bataclan de París. “A lo largo de estos testimonios descubrimos otra cosa sorprendente. Las historias de naufragios, de catástrofes, del sálvese quien pueda generalizado, suelen revelar lo peor del ser humano. La cobardía, el cada cual a lo suyo, el canibalismo. Aquí, nada de eso. No podemos imaginar que se haya creado una ficción colectiva de nobleza y de grandeza de espíritu y, sin embargo, prácticamente sólo se nos han descrito ejemplos de ayuda mutua, de solidaridad, gestos a menudo heroicos”, expresó Carrère.
Luego del autor francés, quien tomó la palabra fue la estadounidense Gloria Steinem, ganadora del Premio Princesa de Asturias en la categoría Comunicación y Humanidades. “No existen los inmigrantes, todos somos pasajeros en esta nave espacial terrestre, con la esperanza de salvar nuestros futuros y nuestros bosques, que son nuestro futuro. En conjunto, las fronteras nacionales comenzaron a parecer mucho más artificiales, y la posibilidad de quedarse en casa también llegó a parecer mucho más valiosa y salvadora que la posibilidad de viajar.”, expresó.
La exponente del feminismo brindó un discurso de 11 minutos donde no escatimó críticas para el expresidente Donald Trump y a ciertos sectores de su país, desacatando el racismo que aún persiste. Steinem se refirió a un escenario que emergió con vigor durante la pandemia: “La tercera parte del país que valora lo blanco, y que votó a Donald Trump –quizás el presidente menos cualificado y que más ha dividido el país en la historia de Estados Unidos– llevó al terreno político lo que durante mucho tiempo había pertenecido al ámbito privado. Incluso provocó que un grupo de hombres blancos intentara apoderarse del Capitolio, como probablemente han visto ustedes en la televisión”. Pero este contexto tuvo, paradójicamente un hecho positivo y se produjo a partir de estos atropellos a la democracia “el mayor clamor de la historia”, es decir el Black Lives Matter, un movimiento al que calificó como “mayoritario y pacífico”.
Marina Abramović, ganadora del Premios Princesa de Asturias a las Artes, no pronunció un discurso. Además de Carrère, Steinem, Teresa Perales, ganadora del Premio Princesa de Asturias de los Deportes, y Katalin Karikó, en representación de los científicos que desarrollaron la vacuna contra el coronavirus y obtuvieron el premio en la categoría Investigación Científica y Técnica, otro de los oradores fue el chef español, y más precisamente asturiano, José Andrés, de la mano de World Central Kitchen. Esta ONG que lidera y da de comer a miles de persona al día en varios países del mundo. Andrés ganador del premio en Concordia, donó su premio a los damnificados del desastre ocurrido ante la erupción del volcán en La Palma. También estaban allí presentes Amartya Sen, ganadora en la categoría en Ciencias Sociales; y representantes Campaign for Female Education, en la categoría Cooperación Internacional.
Los ganadores de este prestigioso premio obtuvieron una escultura con diseño de Joan Miró, y una recompensa de 50.000 euros. Luego de algunas palabras pronunciadas por la Princesa de Asturias, el Rey Felipe VI tomó la palabra y pronunció un extenso discurso donde dedicó un mensaje para cada uno de los ganadores y también para la sociedad: “Nuestros premiados nos han dado siempre ejemplo de solidez y de firmeza en sus propósitos. De cómo sus causas muestran el mayor de los compromisos que puede tener el ser humano: el compromiso con los demás”, finalizó.
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