Los piratas salen de nuevo a los mares: historias de una mitología eterna
Con Banderas negras sobre cielo azul, ambientada en el siglo XVIII, Ricardo Mariño revisitó el universo de Salgari y Stevenson en clave infantil; la fascinación por un género que vive al margen del tiempo
El corsario negro, de Emilio Salgari, es el primer libro que Ricardo Mariño leyó en su vida. Tendría unos diez, once años. Como en su casa no había libros, elegía el material de lectura en la biblioteca popular de Chivilcoy, su pueblo. "Me formé como lector solo. Soy un autodidacta", dice el autor, que lleva publicados cerca de setenta títulos entre cuentos y novelas. Este mes salió Banderas negras sobre cielo azul (Loqueleo), un relato de aventuras ambientado en el Caribe con piratas igual que "los de antes".
Como en las novelas clásicas del género, El corsario negro y La reina de los caribes, de Salgari, y La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, la trama de Banderas negras sobre cielo azul también avanza entre travesías y naufragios, crueles asaltos y búsquedas de tesoros en islas perdidas, reparto de botines y venganzas. Protagonizada por una banda de piratas, comandada por el terrible Almirante Jim, y dos jóvenes, Emeka y el Mudito, que primero se enfrentan y luego se unen para resistir los ataques de los corsarios, la novela plantea, además, una historia de traición y de orfandad. En medio de los asesinatos y los saqueos, hay un capitán pirata que busca un hijo perdido. "En varios de mis libros aparece la cuestión de la orfandad. No lo hago de forma consciente, pero es recurrente", confiesa Mariño. De 61 años y padre de un joven de 26, el autor acostumbra leer sobre la historia y las características reales del tema. Leyó documentos sobre navegación y armamento de la época, sobre la forma de organización interna y de procedimiento de las bandas de malhechores. "No tengo motivación pedagógica: simplemente me resultaba atractivo el universo pirata. Me gusta escribir sobre épocas pasadas y leer para documentarme. No hay posibilidad de hablar de un barco con familiaridad si no sabés cómo era."
Los documentos sobre la historia de la piratería le permitieron conocer datos maravillosos que volcó en la novela: "Eran criminales crueles, pero aplicaban un sistema democrático entre ellos: votaban las decisiones importantes y repartían los botines con una lógica estricta". Nada de la documentación que leyó y que alimentó el imaginario pirata se detecta fácilmente en la trama. De hecho, lo que parece real es ficción y viceversa.
Mientras más leía, más lo atraía ese mundo: "Es un momento interesantísimo. Hay guerras de potencias navales, y contrabando. Todos les roban a todos. Es un mundo tan loco, con una legalidad tan frágil, que me atrajo como escenario. Me asombraron algunos datos: la edad promedio de los piratas era de 20, 21 años. Uno por las películas cree que eran tipos de 50; probablemente fuera mayor el capitán, pero la tripulación era joven. En principio, eran mano de obra desocupada de la guerra. Una flota pirata era como una pyme: alguien ponía la plata y convencía a los demás del lugar donde había que atacar. La documentación existente es la de los juicios: la mayoría de ellos murieron ahorcados".
El primer libro que registra la historia de los piratas estaba firmado por un ignoto. Cien años más tarde de la publicación se descubrió que era un seudónimo de Daniel Defoe, autor de Robinson Crusoe. "Está muy bien documentado y lo que no está documentado está muy bien inventado".
Según Mariño, la figura del pirata en la literatura "está como recortada: es casi un niño, un personaje juguetón, con algo de romanticismo. Casi diría que el pirata literario es un personaje bueno". El suyo, el temido Almirante Jim, no lo es. Pero algo cambia en su interior cuando se encuentra con el hijo perdido, el tesoro más ansiado.
Banderas negras sobre el cielo azul
Autor: Ricardo Mariño
Editorial: Loqueleo
Páginas: 133