Los obispos argentinos llevaron al Papa un mensaje de unidad
Se refirieron a las diferencias surgidas durante el debate sobre el matrimonio igualitario
El encuentro con el Papa marcó ayer el día clave de la visita que la cúpula del Episcopado argentino realiza esta semana a la Santa Sede. El cardenal Jorge Bergoglio; los vicepresidentes, los arzobispos de Tucumán, Luis Villalba, y de Santa Fe, José María Arancedo; y el secretario general, Enrique Eguía, conversaron durante media hora con Benedicto XVI de "temas pastorales e institucionales de la Iglesia en el país".
Esa fórmula escogieron los obispos para confirmar que la visita al Vaticano promovida en el último plenario episcopal procura despejar de intrigas, interferencias y maledicencias la comunicación entre la Conferencia Episcopal Argentina y la curia vaticana.
"El viaje permitió expresarle al Pontífice el clima de fraternidad y comunión episcopal de la Iglesia en la Argentina y confirmar el vínculo filial con él y la Santa Sede", dijeron los obispos.
También bregaron ante Benedicto XVI por la pronta beatificación del cura cordobés José Gabriel Brochero, un sacerdote ejemplar que trabajó en un ambiente rudo y evangelizó con su prédica y su ejemplo, y de cuya muerte se cumplirán 97 años, a la vez que manifestaron su alegría y la de todos los argentinos por la cercana beatificación de Juan Pablo II.
Los obispos agradecieron al Papa su última exhortación apostólica sobre la Palabra divina, y al comunicarle las tareas que se desarrollan para llevar adelante la Misión Continental decidida por los obispos de América latina en la Asamblea de Aparecida, Brasil, la vincularon con la renovadora decisión de Benedicto XVI de crear el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización.
El encuentro con el Papa siguió a la reunión que el cardenal Bergoglio y los obispos mantuvieron con el secretario de Estado, cardenal Tarsicio Bertone, como parte de la sucesión de diálogos mantenidos en diversos dicasterios de la curia romana.
Anteayer, los miembros de la Ejecutiva almorzaron con el cardenal argentino Leonardo Sandri, quien creyó atinado reiterar su "total sintonía" con el Episcopado argentino en la defensa y la promoción de la vida desde la concepción hasta su término natural.
Precisamente, el modo, el lenguaje y el tipo de acciones que se siguen frente a la cuestión del aborto están en el origen de algunas de las diferencias de criterio pastoral entre los obispos.
Esas diferencias afloraron aún más cuando el Congreso debatió y finalmente aprobó la ley del matrimonio igualitario.
Cuando se insinuó el debate cultural sobre esa cuestión, un estilo dialogante y no confrontativo fue el que adoptó el Episcopado conducido por Bergoglio, pero al ahondarse la discusión al compás del progreso en el Congreso de la Nación prevalecieron otro lenguaje y distintos actores hasta que se hizo posible que se hablara de ciertos fundamentalismos bíblicos, filosóficos y antropológicos. Tras modificarse el Código Civil para reconocer el matrimonio de personas del mismo sexo se ampliaron diferencias internas y se llevaron a Roma críticas a la conducción episcopal.
Tras ese episodio, en el plenario episcopal comenzó una suerte de balance pastoral de lo sucedido, aún en desarrollo, pero que ya ha suscitado algunas decisiones, como la de confiar al obispo coadjutor de San Isidro, Oscar Ojea, la coordinación de las comisiones episcopales que tienen responsabilidad sobre las cuestiones atinentes a la promoción de la vida y de la familia.
En ese contexto, cobra su debida significación que por una amplia mayoría el plenario de obispos haya resuelto promover la visita a Roma del cardenal Bergoglio y los miembros de la Comisión Ejecutiva.
El actual, además, es un año también electoral para los obispos: en la asamblea de noviembre termina su mandato la actual conducción, y Bergoglio, al cabo de dos períodos consecutivos, no puede ser reelegido presidente. Semanas después, el cardenal cumplirá 75 años, el límite fijado por el derecho canónico para que los obispos presenten su renuncia al Papa.
Una y otra sucesión son motivo de conjeturas y especulaciones en medios eclesiásticos. Precisamente, el procedimiento para la selección y designación de nuevos obispos es otro de los ámbitos de tensiones y diferencias, aquí y en todas partes, entre la curia vaticana y las conferencias episcopales.
Al coincidir con el aniversario de la muerte del cardenal Eduardo Pironio, bien puede decirse que la visita de los obispos a Roma comenzó el último domingo: ese día, el de su arribo, Bergoglio presidió una misa en la Iglesia Argentina. "Pironio fue un hombre manso y humilde; no presumió de tener «la precisa», de tener todo claro, y no obstante sufrir difamación y calumnias a lo largo de su vida fue esa misma mansedumbre la que le permitió ser sal y luz para los demás", dijo el cardenal.