Los Nenúfares de Monet, recreados por Ai Weiwei con 650.000 bloques de Lego
De 15 metros de largo, la obra forma parte de una muestra del artista chino que abrirá al público mañana en el Design Museum de Londres; recrea el panel del maestro impresionista exhibido por el MoMA
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“Esta concepción es siempre un problema: disidente, artista o diseñador. Son ideas occidentales; las ideas occidentales son muy limitadas”. Con su característica honestidad brutal, el artista chino Ai Weiwei volvió a eludir así los encasillamientos en la conferencia de prensa previa a la apertura de su próxima muestra, Making Sense (“Tener sentido”), que abrirá mañana al público en el Design Museum de Londres. Incluye la recreación del panel de Nenúfares (1914-1926) de Claude Monet que pertenece al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), con 650.000 bloques de Lego de 22 colores más intensos que los de la obra original.
No es la primera vez que Ai Weiwei trabaja con este material, y otra instalación de la muestra lo recuerda: Sin título (Lego Incident) está compuesta por miles de piezas de Lego que el artista recibió de sus simpatizantes después de que la empresa dejara de proporcionárselas en 2014, a raíz de unos retratos que hizo de prisioneros políticos. La desarrolladora Related Group, del coleccionista argentino Jorge Pérez, compró en 2017 Dejando caer una urna de la Dinastía Han (2015), obra que recreaba otra exhibida en su muestra en Fundación Proa ese mismo año: un tríptico de fotos que registra el momento en que el artista dejó caer y rompió en Pekín una urna ceremonial de 2000 años de antigüedad.
Pero esta es la más grande que haya hecho hasta ahora: se extiende a lo largo de 15 metros sobre una pared del museo. Su versión incluye, además, la reproducción de la puerta al refugio subterráneo en la provincia de Xinjiang donde él y su padre, el poeta Ai Qing, vivieron en el exilio en la década de 1960.
Ai Weiwei admitió, según la agencia EFE, que debido a esa dura experiencia todavía carece “una idea fija de lo que es un hogar”. “Me traslado tranquilamente de un lugar a otro fuera de China”, contó el artista, que ahora vive en Portugal tras haber residido en el Reino Unido, Alemania y Estados Unidos. A su país volvería, agregó, si no le quitan “sus libertades personales”. “Soy un forastero, es un hecho -dijo-. Aunque en la Tierra, nadie es forastero”.
En una nota publicada por el diario The Guardian, aclaró en tanto que “sin una narrativa personal, la narración artística pierde calidad. En Water Lilies #1, integro la pintura impresionista de Monet, que recuerda al zen oriental, y las experiencias concretas de mi padre y mías en un lenguaje digitalizado y pixelado. Los ladrillos de juguete como material, con sus cualidades de solidez y potencial para la deconstrucción, reflejan los atributos del lenguaje en nuestra era de rápido desarrollo donde la conciencia humana se divide constantemente”.
El curador en jefe del museo, Justin McGuirk, señala en ese mismo artículo que “varias de las obras de esta exposición capturan la destrucción del desarrollo urbano en China durante las últimas dos décadas. Con Water Lilies #1, Ai Weiwei nos presenta una visión alternativa: un jardín paradisíaco. Por un lado lo ha personalizado insertando la puerta de la casa de su infancia en el desierto, pero por otro ha utilizado un lenguaje industrial de bloques modulares de Lego. Esta es una obra monumental, compleja y poderosa, y estamos orgullosos de ser el primer museo en mostrarla”.
El sitio designmuseum.org explica que se trata de la primera muestra de Ai Weiwei “en presentar su trabajo como un comentario sobre el diseño y lo que revela sobre nuestros valores cambiantes. A través de su compromiso con la cultura material, explora la tensión entre el pasado y el presente, la mano y la máquina, lo precioso y lo inútil, la construcción y la destrucción”. Y agrega que esta muestra aspira a provocar “una meditación sobre el valor, sobre historias y habilidades que han sido ignoradas o borradas”.
Las composiciones originales de Monet fueron concebidas como parte de una instalación circular que envolviera al espectador en una extensión de agua, flora y cielo. Se inspiraron en el estanque de nenúfares y los jardines que había creado en su casa de Giverny, junto a la cual construyó un gran estudio en 1915.
El Museo de la Orangerie exhibe ocho de esas piezas en gran escala donadas al Estado francés por el artista en 1922, en un friso panorámico dispuesto en dos salas elípticas. En su sitio web aclara que, si bien “la idea del proyecto de crear una serie circular de cuadros decorativos se gestaba desde 1897″, recién en 1914 el pintor decidió poner todas sus energías en la realización de su “gran decoración”, cuando “acababa de perder a su hijo y no veía esperanza para el futuro”.
El MoMA, en tanto, agrega que en 1955 se convirtió en el primer museo de los Estados Unidos en adquirir uno de los más de cuarenta paneles a gran escala. “El interés de los curadores en Monet en ese momento tenía mucho que ver con las corrientes en el arte contemporáneo: las composiciones a gran escala y por todas partes de las pinturas del expresionismo abstracto de artistas como Jackson Pollock hicieron que las grandes pinturas de Monet fueran nuevamente relevantes”.
Ahora, una vez más, Ai Weiwei demuestra su vigencia. “Nuestro mundo es complejo y se derrumba hacia un futuro impredecible –dijo Ai Weiwei, según The Guardian-. Es crucial que las personas encuentren un lenguaje personalizado para expresar su experiencia de estas condiciones desafiantes. La expresión personalizada surge de identificarse con la historia y los recuerdos mientras se crea un nuevo lenguaje y narrativa”.
Para agendar:
Making Sense en el Design Museum, del 7 de abril al 30 de julio de 2023. Más en designmuseum.org/exhibitions/ai-weiwei-making-sense