Los maestros, entre la vocación y el paro
Docentes premiados por su compromiso con la escuela reflexionan sobre la convicción de dar clases y los reclamos salariales
Hoy se festeja el Día del Maestro. De todos (en el país son casi 800.000). A 119 años de la muerte de Domingo Faustino Sarmiento, celebran su día quienes disfrutan de enseñar en cualquier situación y también los que dejan de dar clases para reclamar condiciones y salarios dignos.
"El docente está entre el gremio que le sugiere no trabajar y el Gobierno que le pide que lo haga; afuera queda el chico que quiere aprender", explica Hugo Luis Martínez, director y único personal de la escuela N° 84 de la isla Juanicó, en Concepción del Uruguay.
Martínez es uno de los 23 docentes de escuelas estatales que hoy, a las 18, recibirán en la Casa Rosada, de manos del presidente Néstor Kirchner, el premio Maestro Ilustre 2007, en reconocimiento de su desempeño cotidiano.
"Tenemos una cultura del paro. Las medidas de fuerza no se hacen sólo a este gobierno, sino que se vienen haciendo desde hace años", afirmó el maestro y director de nueve niños que llegan a la escuela en una lancha colectivo desde las islas vecinas.
Ayer, LA NACION dialogó con un grupo de los docentes galardonados, cuyos nombres son seleccionados por el Ministerio de Educación de cada provincia. No recibirá la distinción ningún docente de Neuquén, justamente la provincia en la que un maestro, Carlos Fuentealba, murió durante la represión policial de una manifestación pacífica en abril último. Según informó el Ministerio de Educación nacional, el gobierno de esa provincia no envió en tiempo y forma el nombre del docente seleccionado.
Vocación y compromiso
Todos los maestros consultados por LA NACION coincidieron en que no se puede ser docente sin tener vocación, convicción y compromiso y que, a pesar de no estar conformes con los sueldos, no abandonan esta profesión por amor a los chicos.
Las opiniones y actitudes sobre los reclamos gremiales y las mejores formas en las que las políticas públicas deben valorar la educación adecuadamente son, sin embargo, diversas.
"Nuestros alumnos vienen de muy lejos. Los fines de semana se van a sus casas y para volver los lunes, algunos hacen ocho horas a caballo. No podemos cerrar la escuela para hacer paro", dijo Jesús Alejandro Burgos, director de la escuela rural N° 104 Ojo de Agua, en el paraje Piedra de la Cuesta, una zona selvática a 220 kilómetros de la capital jujeña.
"Muchos nos dicen que sólo trabajamos cuatro horas por día. Pero eso no es verdad, y no sólo para los que estamos en escuelas rurales. También las maestras en las ciudades tienen muchas actividades que deben hacer fuera del aula", afirmó el docente, que gestionó la construcción de un albergue para los alumnos (en este momento son 22).
Joselina Bergés, directora de la escuela N° 8, de El Calafate, Santa Cruz, consideró que "hay que pensar otras estrategias para reclamar que no sea la suspensión de las clases, porque los chicos tienen derecho a estudiar". A las diez salas de nivel inicial asisten 250 niños que participan en programas especiales de huerta, informática, teatro y hasta clases de filosofía.
Para Analía Sampaublesi, maestra de la escuela N° 1350 de Casilda, en Santa Fe, los docentes piden ser respetados así como se respeta a los niños. "Tenemos que tener mayor acceso a la capacitación y formación", dijo la maestra, que conduce un aula multigrado. Una decena de chicos de distintas edades estudian los mismos temas según el nivel que les corresponde. "Intento despertarles el deseo de conocer, como me hubiera gustado que me enseñaran a mí: con ojos de niño y oídos de adulto", reflexionó.
"Las autoridades deberían replantear nuestros sueldos", dijo, por su parte, Liliana del Carmen de Cerón, maestra en dos escuelas de San Miguel de Tucumán. "Buscamos que todos los chicos tengan las mismas posibilidades, a pesar de no tener nosotros igualdad de condiciones", dijo la docente, que nota muchas diferencias entre los alumnos de una escuela ubicada en una zona marginal de Tucumán y otra de un barrio de clase media.
Una experiencia similar es la de Miriam Isabel Arue, maestra de la escuela N° 1-373, a 48 kilómetros de la capital mendocina, a la que asisten 68 alumnos, muchos de los cuales trabajan cuidando cabras en puestos solitarios en el campo, sin televisión, radio ni, obviamente, computadora.
"Los chicos de nuestra escuela son como una esponja, absorben todo lo que les damos con una avidez y curiosidad que no se dan en las escuelas de la ciudad", dijo la educadora.
Los elegidos
Catalina Huenuán
- Desarrolló programas de radio, huerta escolar y enseñanza de música autóctona en Salta.
Elia Itatí Rivas
- Impulsó proyectos en Formosa para poblaciones excluidas.
Miriam Isabel Arue
- Enseñó a escribir a varios padres de alumnos en Mendoza.
Liliana del Carmen de Cerón
- Su escuela, en Tucumán, es un lugar de intercambio cultural.
Jesús Alejandro Burgos
- Maestro rural de Jujuy, gestionó la construcción y provisión de un albergue escolar.
Argentino Nicolás Cortez
- Hizo acciones solidarias en su escuela de La Rioja.
Gustavo Marcelo Oviedo
- Dirige una escuela en La Pampa, con siete alumnos.
Laura Otero
- Maestra bibliotecaria en Comodoro Rivadavia, promovió planes de lectura exitosos.
Sandra Raquel Palomeque
- Anima a los chicos en Tierra del Fuego a desarrollar proyectos para las ferias de ciencias.
Norma Eva Velázquez
- Se destaca por su compromiso y vocación docente en San Luis.
Elsa Rosa Hernández
- En su escuela de Río Negro, estimula especialmente a los chicos con problemas de aprendizaje.
Reina Isabel Altamiranda
- Cada día, viaja 50 km para enseñar en la escuela rural de Monte Quemado, en Santiago del Estero.
Miryan E. Videla Reyes
- Utiliza el juego como recurso didáctico y promueve planes innovadores en San Juan.
Guillermina Isabel Borau
- Desarrolla experiencias de lectoescritura en una escuela de frontera en San Pedro, Misiones.
Analía Sampaublesi
- Promueve la integración de la Escuela Rural N° 1350, de Casilda (Santa Fe), con la comunidad.
Osvaldo José Navarro
- Director de una escuela de montaña, en Córdoba, se ocupa del traslado de los alumnos.
Alba Zulema Sosa
- Promovió cultivos, invernaderos y granjas en Catamarca.
Hugo Luis Martínez
- Es director y único maestro en la isla Juanicó, Entre Ríos.
Susana Teresa Di Fondi
- Impulsa trabajos solidarios en las escuelas porteñas.
Alicia Graciela Villalba
- Promueve en Florencio Varela planes de familia y nutrición.
María Silvia Zapata
- Desarrolló en Corrientes programas interculturales bilingües.
Mafalda Argentina Peretto
Instruye a aborígenes tobas en el Chaco.
María Joselina Bergés
- Dirige un jardín de infantes en El Calafate, Santa Cruz.