Los libros de un país dividido
Las publicaciones más recientes en el terreno de la no ficción reflejan el enfrentamiento político instalado en la sociedad; investigaciones periodísticas sobre casos de corrupción, biografías de funcionarios y personalidades públicas agotan ediciones y generan una novedosa reacción: a la obra de denuncia se opone la apología y a la alabanza, la crítica
Los lanzamientos editoriales de los últimos años del rubro no ficción reflejaron, más que nunca en la historia reciente, la polarización política instalada en la sociedad argentina. Investigaciones periodísticas sobre casos de corrupción, biografías de personajes públicos relevantes y hasta de funcionarios de segunda línea y ensayos críticos (y no tanto) sobre el kirchnerismo: muchos de los libros que abordan temas vinculados con la coyuntura y el debate sobre el modelo de país llegaron al ranking de best sellers y agotaron ediciones en pocas semanas. La repercusión en ventas y en los medios sorprendió a libreros y a editores, quienes consideran que la oferta y la demanda de estos títulos se incrementó, entre otras razones, porque es un año electoral clave después de una década de gobierno K.
Los consultados para este artículo (autores, periodistas, editores con trayectoria) coinciden en que en 2013 se dio un fenómeno inédito en la industria editorial local: se presentaron el mismo día, con una hora y media de diferencia, dos biografías de Víctor Hugo Morales con enfoques enfrentados. Una elogiosa, titulada Una historia de coherencia y convicción, de Julián Capasso; y otra (Converso, de Pablo Sirvén) que pone el foco en la mutación del periodista, de opositor a Néstor Kirchner a defensor del oficialismo. Dos miradas opuestas sobre un mismo personaje, que en 2009 publicó una autobiografía (Víctor Hugo x Víctor Hugo, Sudamericana) que no tuvo resonancias políticas ni mediáticas. Cuatro años después, Converso (del sello Margen Izquierdo, de Luis Majul) lleva vendidos cerca de veinte mil ejemplares.
En la actualidad, según parece, ya no hay espacio para los grises. Todo es blanco o negro, a favor o en contra, K o anti-K; y ese antagonismo se trasladó a los títulos de no ficción. En las mesas de una importante cadena de librerías se podía ver, meses atrás, dos enormes pilas de libros: por un lado, el volumen de Zonceras argentinas al sol, de Aníbal Fernández (Planeta), una especie de homenaje al Manual de zonceras argentinas, de Arturo Jauretche, dedicado a Cristina Fernández de Kirchner; en la fila de enfrente se apilaban ejemplares de El aplaudidor (Sudamericana), la biografía no oficial del mismo Fernández, escrita por Graciela Russo y Marcelo López Masía.
De un lado o del otro
En el género ensayístico también se ofrecen trabajos que se ubican en una u otra vereda: claro que la posición política de los autores no sorprende porque su defensa o su ataque del modelo es pública. De un lado están intelectuales como Beatriz Sarlo (autora de La audacia y el cálculo, Sudamericana) y del otro, José Pablo Feinmann y Horacio González, con Historia y pasión (Planeta), un diálogo sobre los años de militancia en las décadas de 1960 y 1970.
Algunos casos son curiosos: en 2011, Norma editó Soy la mierda oficialista, donde Carlos Barragán, conductor de 6, 7, 8, relata en primera persona su experiencia personal con el kirchnerismo. Ese año, Sandra Russo, periodista de Página/12 y panelista del peculiar programa de la televisión pública, publicó La Presidenta (Sudamericana), la única biografía autorizada de Cristina Fernández; y Feinmann, El Flaco (Planeta), semblanza cálida del ex presidente.
El Flaco es la contracara de El dueño (Planeta, 2009), de Luis Majul, que lleva como subtítulo La historia secreta de Néstor Kirchner, el hombre que maneja los negocios públicos y privados de la Argentina. "El dueño vendió más que ningún otro título de no ficción desde el menemismo –asegura Paula Pérez Alonso, editora de Planeta–. Superó todo lo que habíamos imaginado. Fue muy importante porque renovó el interés del público en las investigaciones periodísticas."
Para Majul, "la biografía oficial de la Presidenta, la posterior publicación de El Flaco –esa cosa rara que escribió José Pablo Feinmann– o las zonceras de Aníbal Fernández pueden ser considerados libros K, pero no tienen ni una investigación ni un trabajo serio detrás, apenas las ganas de caerle simpático al gobierno de turno". El periodista, que en 2013 lanzó una editorial independiente y agotó varias ediciones con su biografía de Jorge Lanata, había publicado en 2011 Él y Ella, sobre la relación del matrimonio Kirchner y la situación política de Cristina ante la inesperada muerte de Néstor.
"En la industria editorial hay un puñado de temas que nunca pasan de moda: la historia y la política argentina son dos de ellos, al igual que los que toman como objeto de estudio nuestra propia idiosincrasia y se preguntan por la ‘argentinidad’. Detectamos una demanda mayor por parte de nuestros lectores de obras que les permitan pensar y entender la historia reciente de nuestro país. Eso es indudable", opina Carlos E. Díaz, director editorial de Siglo XXI, sello que publicó el mes pasado Cuentas pendientes. Los cómplices económicos de la dictadura, último libro coordinado y escrito por Horacio Verbitsky y Juan Pablo Boholavsky. "Lo presentamos en diez provincias y en función de la repercusión en los medios y en las redes sociales, más los comentarios de los libreros, enseguida preparamos la segunda edición", dijo Díaz a adncultura. Con Robo para la corona, en los años 90, Verbitsky alcanzó un récord de ventas inédito en el rubro investigaciones periodísticas: 250 mil ejemplares.
El responsable de Siglo XXI cuenta una famosa anécdota que refleja cuánto incide la coyuntura política en las decisiones editoriales: "Hace pocos años, el director editorial de uno de los grandes grupos estaba presentando los libros que se publicarían en los próximos meses. Llegó el turno de uno y lo planteó como un libro antikirchnerista. La editora que estaba a cargo del proyecto intervino y le dijo que no era tan así; entonces él preguntó si se trataba de una obra prokirchnerista. Cuando le respondieron que no, pidió que hablaran con el autor para que se definiera, ya que, a su juicio, lo que vende es lo que está de un lado o del otro. Es más difícil que los libros que recorren caminos intermedios se conviertan en éxitos editoriales".
Paula Pérez Alonso también considera que los títulos que pretenden ser ecuánimes son más difíciles de vender, desde el punto de vista del marketing: "Es cierto que este año, por las elecciones, hay una mayor concentración de libros periodísticos en relación con la confrontación K/anti-K. A veces, los trabajos que quedan a mitad de camino son los que plantean una posición neutral, aunque sean investigaciones profundas. Ésos no generan tanta resonancia porque los medios prefieren hacerse eco de la polarización." Según la editora de Planeta, algo así sucedió con el libro de Martín Sivak sobre la historia de Clarín: "Lo habíamos contratado hace años, ya que el autor lo venía trabajando como su tema de tesis doctoral antes de que estuviera instalada la pelea entre los Kirchner y el grupo Clarín. Cuando publicamos el primer tomo, en junio pasado, quedó en medio del conflicto por la ley de medios. El libro es muy bueno y equilibrado: recorre la historia política del diario hasta el final de la dictadura. La polémica con el gobierno sólo aparece mencionada en la introducción y en el epílogo".
Planeta, que tiene una importante trayectoria en el rubro de no ficción, este año tuvo entre los best sellers títulos políticos y/o periodísticos como Boudou, Ciccone y la máquina de hacer billetes, de Hugo Alconada Mon; Mis años con Néstor y todo lo que vi, de Miriam Quiroga; El inventor del peronismo, de Silvia Mercado; y Los amores de Cristina, de Franco Lindner. "Tenemos una tradición de libro político, de denuncia, de investigación, que es constante desde los años 90, con la colección Espejo de la Argentina, por la que pasaron todos –asegura Ignacio Iraola, director editorial del grupo–. En Planeta hoy conviven Aníbal Fernández, José Pablo Feinmann y la ex secretaria de Kirchner. Las editoriales son el último espacio pluralista, el último resquicio para el lector común."
Cuando se le pregunta por las razones que llevan al público a comprar un libro como Mis años con Néstor..., en el que Miriam Quiroga cuenta lo que vio desde su escritorio de secretaria del ex presidente, Iraola responde: "Creo que es una mezcla de todo: influye la realidad política de un país dividido en 50 y 50, y también que los libros de investigación le permiten al público sentir que se está metiendo en una cuestión más profunda que la que reflejan los medios todos los días. La demanda de libros como el de Quiroga, que salió después de que ella apareciera en el programa de Jorge Lanata pero estaba contratado desde antes, responde al peso de los personajes involucrados".
Mis años con Néstor... vendió cinco mil ejemplares en menos de un mes desde su lanzamiento y, según se cuenta off the record en el ambiente editorial, en un principio el contenido era más liviano, pero se incluyeron las denuncias contra Lázaro Báez y la historia de los bolsos con dinero negro a partir de que esa información se hizo pública en Periodismo para todos.
En el grupo Random House Mondadori también tienen varios títulos de no ficción en la lista de best sellers: La Cámpora, de Laura Di Marco, que salió en 2012; Eran humanos, no héroes, de Graciela Fernández Meijide; ¡Viva la sangre!, de Ceferino Reato, y La trama de Madrid, de Juan Bautista Yofre, entre los de 2013.
"La no ficción es un fenómeno latinoamericano; en Europa se vende muchísimo más la ficción. Tiene que ver con la cultura lectora de cada continente y también con que el periodismo es diferente –opina Glenda Vieites, editora de Random–. El principal boom de la Argentina es la revisión de los años 70, un tema característico de este país. Este año funcionó muy bien el libro de Fernández Meijide, que es un ensayo, una crítica a la violencia de los 70. Sus títulos anteriores (La ilusión, el fracaso de la Alianza visto por dentro, de 2007, e Historia íntima de los derechos humanos, de 2009) también vendieron muy bien. En esa línea también se inscribe Montoneros, soldados de Massera, de Carlos Manfroni, que tuvo tres o cuatro reimpresiones desde el año pasado."
La Cámpora salió en abril de 2012, con una tirada de seis mil ejemplares. "Di Marco captó algo que estaba sucediendo: la importante cantidad de jóvenes que militan en la agrupación kirchnerista –continúa Vieites–. Cada columna suya sobre el tema en LA NACION explotaba de comentarios de lectores y así se le ocurrió escribir un libro, que superó las expectativas iniciales. Hicimos siete reimpresiones en dos meses. Un día llegamos a pedir dos reimpresiones porque nos dimos cuenta de que una no iba a alcanzar. Está muy bien escrito y además ayudó el mail que mandaron los dirigentes de La Cámpora pidiendo que no se comprara el libro. Todavía hoy se sigue vendiendo."
Los libros de "Tata" Yofre y de Ceferino Reato, también publicados por Random, son un fenómeno editorial diferente: los autores tienen un público propio, que agota enseguida las primeras ediciones. "Yofre empezó autoeditándose porque no conseguía editorial y se convirtió en best seller solo. Luego, Pablo Avelluto, ex director editorial, lo trajo al grupo", contó Vieites. La trama de Madrid, último libro de Yofre, lanzado en julio, fue uno de los cinco títulos de no ficción más vendidos de agosto.
Reato se largó a escribir por su cuenta Operación Traviata, sobre el caso Rucci, sin haber sido contratado por una editorial. "Recién firmé contrato en febrero de 2008, cuando hacía unos meses que lo había escrito –dijo a adncultura–. Era un atentado que me intrigaba; y además, los setenta siempre me habían interesado. Así que cuando decidí escribir sobre aquellos años, que habían sido revalorizados por el kirchnerismo, se me ocurrió hacerlo sobre ese tema. El libro despertó tanto interés pero también tanta polémica que pensé en abandonar los años 70 rápidamente, pero en la editorial me preguntaron si tenía otro sobre aquella época; me había enterado del ataque de Montoneros a un cuartel en Formosa y ahí surgió Operación Primicia. El siguiente, Disposición final, fue una casualidad porque, investigando para otro libro, fui a la cárcel de Campo de Mayo a entrevistar a dos ex militares que estaban detenidos y ahí me topé con Videla, que, para mi sorpresa, aceptó ser entrevistado. ¡Viva la sangre! es el libro que estaba comenzando cuando se sucedieron esas entrevistas con el ex dictador." Para Reato, la gran oferta actual de títulos sobre el kirchnerismo tiene que ver con que "el mercado está fraccionado y las grandes editoriales quieren cubrir todas esas parcelas". El periodista concluye: "En los primeros años del kirchnerismo, había más autores K que no K; hoy creo que es al revés. Yo no hablaría de autores anti-K; algunos lo son pero yo no me considero así; me considero no K".
Vidas privadas de hombres públicos
Aníbal Fernández, Amado Boudou, Axel Kicillof, Sergio Massa, Francisco de Narváez: todos tienen una biografía publicada recientemente. ¿Cómo detecta un editor cuándo la vida de un político puede despertar el interés de una buena cantidad de lectores? Los entrevistados dicen que la clave reside en el personaje, más allá de que el libro esté bien escrito y contenga información novedosa. "Una buena biografía tiene que contar pequeños rasgos de la vida cotidiana del personaje, detalles que te muestren qué clase de persona es", opina Pérez Alonso.
En ese sentido, un buen ejemplo es El inventor del peronismo, de Silvia Mercado, una rigurosa investigación sobre Raúl Apold, personaje político de perfil tan bajo que muy pocos lo recordaban cuando la autora comenzó a trabajar en su biografía. Editado por Planeta, cuenta con prosa amena cómo fue que Apold llegó a ser el funcionario más poderoso del gobierno de Perón y el mentor de la Secretaría de Difusión. Con tres ediciones, ya vendió más de diez mil ejemplares. "El caso del libro de Mercado fue una sorpresa y, al mismo tiempo, no lo fue. Se podría interpretar que iba a funcionar. Ahí está el ojo y el conocimiento de nuestros editores, que detectaron que el personaje daba para una biografía –agrega Iraola–. Creo que es el mejor libro político de 2013. Está muy bien escrito, tiene una buena investigación y el tema funciona para el marketing: es un libro histórico que engancha con la actualidad K."
Claro que no todos los políticos tienen historias personales interesantes para biografiar. Según Iraola, antes de las elecciones primarias de junio pasado, en Planeta analizaron si la vida de Sergio Massa era lo suficientemente interesante como para contarla en un libro. Aunque en la editorial sabían que otros sellos estaban avanzando con el tema, decidieron que no iban a encargar un título sobre el candidato bonaerense, "porque no habla mucho y todavía no es tan conocido". Poco después de las primarias, en las que Massa se posicionó como candidato a gobernador bonaerense y también como "presidenciable" para 2015, Aguilar publicó El salto del tigre, una biografía sobre el intendente de Tigre, escrita por Pablo de León. En agosto, el libro llegó a los primeros puestos entre los más vendidos.
Consultado por adncultura, Antonio Santa Ana, gerente de Literatura General de Prisa Ediciones y responsable del sello Aguilar, opinó: "En un año electoral, el público está ávido de lecturas sobre figuras que irrumpieron en la escena política como Massa. El libro político o de investigación es requerido por un gran número de lectores, que encuentran allí mayor desarrollo que en los medios. Los periodistas han tomado un rol protagónico como escritores de no ficción, quizás, por su acceso cotidiano a la información. En Aguilar han funcionado muy bien libros como Kamikazes, de Reynaldo Sietecase, sobre la década de gobierno K, y Estoy verde, de Alejandro Rebossio y Alejandro Bercovich, crónicas sobre la pasión de los argentinos y el dólar".
Ensayos sobre el país
Del auge de los libros sobre economía, ya sean de divulgación, de historia o de análisis de la coyuntura, se ocupa el periodista Martín Kanenguiser en la nota que acompaña este artículo. Entre los que se han publicado en el último tiempo se destaca Vamos por todo (Sudamericana), de Eduardo Levy Yeyati y Marcos Novaro, un análisis crítico de las diez medidas más polémicas del gobierno. "A partir de la hipótesis de que hasta 2006, las cosas estaban bien en el país y entonces comenzaron a empeorar, los autores examinan de manera didáctica medidas políticas como la 125 y el manejo del Indec. Si bien el trabajo quedó ubicado del lado anti-K, hicimos un esfuerzo grande para que fuera un libro políticamente serio, que no fuera planfetario, que tuviera argumentos", asegura Roberto Montes, editor de Random a cargo del libro.
En agosto, Planeta presentó Los patrones de la Argentina K, una investigación de Esteban Rafele y Pablo Fernández Blanco sobre quiénes son los empresarios más beneficiados de la década de gobierno kirchnerista. "Con datos que combinan lo político con lo económico, la investigación de esos periodistas demuestra cómo algunos empresarios argentinos ganaron en diez años el 50 por ciento más que durante el menemismo", cuenta Pérez Alonso. Al estilo de Los dueños de la Argentina, libro de Majul de la década de 1990 centrado en los empresarios cercanos al poder menemista, en Los patrones... aparecen Jorge Brito, Cristóbal López y Héctor Magnetto, entre otros amigos o enemigos del gobierno que salieron ganando con su política económica.
Uno que no está en Los patrones..., pero tiene libro propio es Lázaro Báez. El polémico empresario K fue investigado por la periodista santacruceña Lucía Salinas en ¿Quién es Lázaro Báez? (Planeta), donde narra la historia privada y pública de Báez desde su infancia en Corrientes hasta su enriquecimiento en Santa Cruz, al lado de Néstor Kirchner. En noviembre, Random lanzará Las bóvedas suizas del kirchnerismo, una investigación de Juan Gasparini sobre las operaciones de Báez en el sistema financiero suizo, donde –según Ana Laura Pérez, editora del libro– aparecen datos concretos sobre cuentas del ex presidente.
Un tema delicado como la desaparición de Julio López es el centro del libro Los días sin López, de los periodistas Wernet Pertot y Luciana Rosendo (publicado por Planeta en septiembre), donde narran cómo ha sido la investigación del caso sobre el primer desaparecido de la democracia.
Entre las novedades de Random de octubre, mes electoral, figuran una biografía de Francisco de Narváez (Él o vos, de Andrés Fidanza) y La reina de corazones, recopilación de las columnas que escribió para Clarín la periodista Susana Viau.
Para octubre, Planeta anunció Filosofía política del poder mediático, nuevo libro de Feinmann, quien plantea un recorrido histórico por los dueños de los medios en todo el mundo sin meterse puntualmente con el manejo del gobierno. En cambio, en El relato K (Ediciones B), Pablo Mendelevich describe el kirchnerismo a través de sus construcciones lingüísticas y frases preferidas como "Vamos por todo", "It’s too much" y "Todos y todas".
"Lo que ha generado el kirchnerismo, lo que ellos llaman el relato, es muy atractivo. Así como lo fue el que creó el menemismo, que estaba plagado de pequeñas historias, escándalos, noticias de color. Los libros que entonces vendieron muchísimo fueron El Jefe, de Gabriela Cerruti; Menem, la vida privada, de Olga Wornat, y Pizza con champagne, de Sylvina Walger, que contaban cuestiones de la intimidad –concluye Pérez Alonso–. Un equivalente a esos títulos podría ser Los amores de Cristina, de Franco Lindner, que vendió más de doce mil ejemplares. Pero ahora el relato es otro, hay menos frivolidad. Atrae la atención del público y del periodismo por la manera que tiene el kirchernismo de manejar el poder, de imponer la agenda y de embarrar la cancha permanentemente."
A partir de la sanción de la ley de medios, que acrecentó el enfrentamiento del gobierno con el grupo Clarín, muchos periodistas tomaron partido y se ubicaron de un lado o del otro. Algunos, como Víctor Hugo Morales y Jorge Lanata, se convirtieron en referentes instantáneos de un bando u otro. Así como en otras épocas llegaban a ser objeto de un libro hombres como Jacobo Timerman o Natalio Botana, hoy lo son Víctor Hugo y Lanata. Sus biografías cuentan mucho más que sus respectivas vidas privadas: hablan del contexto político en el que informan y opinan, hablan del estado del país y del presente.
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