Los que le encontraron la vuelta a la cuarentena con proyectos culturales propios
"Al mal tiempo, buena cara". En este contexto de pandemia global, el famoso refrán se podría completar con otra frase de uso popular: "No hay mal que por bien no venga". Con la idea de hacer frente a la crisis sanitaria y adaptar sus actividades a los tiempos y la modalidad impuesta por la cuarentena, varios autores, ilustradores, editores y artistas pusieron en marcha proyectos culturales para los días de aislamiento que lograron excelentes repercusiones.
Luis Pescetti conduce desde mediados de abril un programa de radio con juegos, lecturas y canciones para la familia. El sello Pequeño Editor organizó una colonia literaria con actividades creativas para hacer en casa con los chicos. Eduardo Sacheri y Guillermo Martínez comparten en sus redes textos de otros autores en ciclos de lecturas virtuales creados por iniciativa propia. Isol, Pablo Bernasconi e Istvansch leen sus libros en videos que circulan por Facebook, Twitter e Instagram y que algunos docentes incluyeron en sus clases a distancia. Son solo algunas de las iniciativas culturales nacidas y concretadas en los últimos dos meses, desde que la pandemia obligó a buscar nuevas alternativas.
Reinventarse o reinventarse: esa es la cuestión. Es decir, buscarle la vuelta a la realidad y seguir adelante mientras continúa el aislamiento social preventivo. "El abrazo más grande del mundo", el programa que conduce Pescetti los domingos a la siesta por Radio Nacional, surgió a partir de una inquietud del autor de Natacha. Apenas se decretó la cuarentena, al escritor y músico se le ocurrió pedir consejos sobre la vida cotidiana en condiciones extremas a las familias que viven en la Antártida. De inmediato se puso en contacto con científicos, militares y docentes que residen en la base Marambio. Reunió historias y experiencias sobre rutinas, normas de convivencia y resolución de conflictos y ofreció contarlas en Radio Nacional el domingo de Semana Santa. Debido a la excelente respuesta del público que envió gran cantidad de mensajes, dibujos, videos de familias desde distintas partes del país e incluso de países vecinos, "El abrazo más grande del mundo" pasó a integrar la programación de los domingos. Durante dos horas, Pescetti propone consignas creativas, juegos para hacer en familia con los elementos que cada uno tenga a mano, lecturas y canciones.
Hace unas semanas sumó un "noticiero de buenas noticias de la cuarentena" a partir de los testimonios y las anécdotas que le envían los oyentes. "Es un noticiero hecho con experiencias puertas adentro que marcan un momento especial en la vida de cada persona o cada familia", dice Pescetti. Un nene contó, por ejemplo, que se le cayó su primer diente y que lo visitó el ratón Pérez a pesar del aislamiento. Una maestra de una escuela pública escuchó el programa y creó un noticiero con buenas noticias y dibujos de los chicos y los docentes. Contento por la conmovedora respuesta de la audiencia y porque la cadena se extiende con nuevas iniciativas, el autor subió en su sitio web (www.luispescetti.com) audios con lecturas de sus libros (El pulpo está crudo y Mamá, ¿por qué nadie es como nosotros?, entre otros) y canciones para descargar gratis. Allí, Pescetti pide a quienes tienen acceso a Internet que reenvíen los archivos por celular a sus amigos y familiares para que circulen.
Como un curador o un editor literario, el escritor Guillermo Martínez elige cuentos para compartir en su cuenta de Twitter (@leoysubrayo) en cada día de la cuarentena. "A principios de abril había subido el cuento "Cuando todo brille", de Liliana Heker, que recordé porque la cuarentena había desatado la paranoia por la limpieza, incluida la desinfección de ropas, frutas y verduras, y todo lo que uno quisiera entrar en la nave madre al volver del exterior", explicó a LA NACION el autor de Los crímenes de Alicia. "Alguien me pidió luego que subiera un cuento por día y, como tengo una selección de unos ochenta relatos que doy como material de lectura en la maestría en Escritura creativa de la UNTREF, me fue bastante fácil encontrar los links para que pudieran leerse online. A medida que subía los cuentos, recordaba otros autores y autoras. Intenté una selección variada en cuanto a épocas, nacionalidades, registros, procedimientos, con la inclusión de algunos autores contemporáneos jóvenes. Finalmente los reuní a todos en un solo hilo, a la manera de una antología, que llamé Cuarenta más uno (Cuentos de la cuarentena)", completó Martínez.
Los que están creando una antología de grandes hits de la música son los integrantes del grupo La boa de Isaac, que se reúnen para tocar por Instagram, ya que sus integrantes residen en España y todavía están con restricciones para dar conciertos en vivo a causa de la pandemia. Cada uno desde su casa, estos amigos (la mayoría son argentinos) interpretan temas propios y covers de músicos tan distintos como Caetano Veloso, John Lennon, Charly García, Jorge Drexler, Kevin Johansen y Fito Páez. Lo curioso no es solo que La boa sea una banda que toca por separado y luego suma las piezas de cada instrumento para formar un todo exquisito sino, también, que varios músicos famosos (como Páez y Drexler) aceptaron la invitación para cantar en sus propios temas. El video de "Dejaste ver tu corazón", con Páez, que grabó su parte en Buenos Aires, tuvo más de cuatro mil reproducciones en una cuenta que, de un día para el otro, alcanzó los cinco mil seguidores.
En el terreno de la literatura infantil son muchos los autores que comparten sus materiales por las redes sociales desde el inicio de la cuarentena. Isol liberó derechos de algunos de sus libros más conocidos como Secreto de familia y lee algunas de sus historias por Instagram. Istvansch y Brocha también acordaron con sus editoriales para que sus libros se puedan leer online de manera gratuita. Pablo Bernasconi decidió filmar videos con sus relatos con los paisajes de Bariloche, donde reside, como fondo. "Esta iniciativa está motivada, básicamente, por la idea de acompañar a las familias, a los niños, y a los padres y madres, con un poco de historias que le cambien los colores a estos días tan monocromáticos: da lo mismo un domingo que un martes", dijo a LA NACION. "Además, desde las escuelas, siempre me pedían cuentos para ayudar con las actividades. Creo que las narraciones de este tipo motorizan muchas formas de generar propuestas que combinen temas que nos convocan con emociones que tenemos que transitar obligadamente", completó el autor de El infinito. Entre las iniciativas de Magdalena Fleitas para la cuarentena está "La voz colectiva", que invita a chicos y familias a filmar un video con juegos, canciones o narraciones, siempre con la voz propia como protagonista.
Instituciones como la AMIA también pusieron en marcha proyectos culturales gratuitos con fines solidarios. "¿Qué contás? Cuentacuentos digitales" es una propuesta del área de Voluntariado de la mutual judía con lectura de cuentos breves y canciones para acompañar a las familias durante los días de aislamiento. El Museo del Juguete, de San Isidro, lanzó "Mensaje en una botella": pide a los chicos que manden consejos escritos o dibujados con ideas "para pasarla bien durante la cuarentena". En tanto, el canal Pakapaka abrió "Ventanas al mundo", una convocatoria para armar un mural virtual con dibujos y pinturas de chicos y artistas plásticos invitados como Claudia Del Río, Max Gómez Canale, Juli Iriart y Adriana Keselman.
Durante los últimos días de mayo, la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina (ALIJA) organizó la "Semana del humor en cuarentena" que se transmitió por YouTube y por Instagram. Seis entrevistadores dialogaron con seis autores sobre las claves del humor en los relatos en las épocas de crisis. Participaron Adela Basch, Fabián Sevilla, Chanti, Natalia Méndez, Mario Méndez e Istvansch, que está escribiendo en Facebook unas "coronocrónicas" desopilantes sobre el encierro. En esos relatos, el autor e ilustrador describe con un humor absurdo la paranoia al contagio del coronavirus y los artilugios que emplea al salir a hacer compras como un barbijo con "tricapa de tela, tricapa de papel, envuelto en tricapa de film" y un "coronatraje" protector. "Creo que hicimos de la desesperación, virtud. Porque como asociación, ALIJA se encuentra sin financiamiento y comprometida a cumplir con obligaciones externas, como la membresía ante la Organización Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Nos vimos compelidos a seguir en movimiento, creando y celebrando a los creadores", comentó Lola Rubio, integrante de la asociación.
Otro proyecto específico nacido en cuarentena es la colonia literaria de Pequeño Editor, que es gratuita y está dirigida a chicos de nivel inicial y primaria. Cuenta Raquel Franco, editora y fundadora del sello independiente: "La colonia de lectura, juego y expresión se gestó entre el 15 y el 18 de marzo, la semana anterior a la suspensión de las clases. El primer envío se hizo el 19 de marzo a 350 personas. Hoy los suscriptores son más de 1600. Es un proyecto basado en el catálogo de Pequeño editor y en la larga historia de construcción de contenido alrededor de los libros y la lectura que hemos acopiado con los años".
Después de registrarse por email o Whatsapp, cada usuario recibe una propuesta diaria de lectura en línea más un contenido complementario que hace al contexto de lectura y una actividad o juego para hacer en familia. Hay actividades artísticas, literarias, juegos físicos y musicales. "Buscamos crear a partir de ese texto literario un pequeño universo imaginario en el que se puede dibujar, escribir, bailar, compartir otras lecturas, crear algo. También compartimos mucho de lo que hacen otros grandes artistas para la infancia en la órbita de la música. Ahora hemos sumado además los comentarios de una psicóloga especializada en lectura y desarrollo de niños y niñas", agrega Franco, que planea continuar con el proyecto hasta agosto. "Nos da un enorme placer porque se ha creado una gran comunidad de madres y padres que utilizan del repertorio de propuestas las que más les gustan, las adaptan, las comparten, las modifican, las amplían, pero en todos los casos disfrutan de la lectura y del universo poético que se crea alrededor. Así, pensamos, se instala en la vida cotidiana un momento de conversación y juego entre hijos y padres, centrado en los libros".
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