Los herederos de Mondrian inician una disputa legal por un cuadro expoliado durante el nazismo
El litigio es por el la pintura “Composición con azul”, valuada en cien millones de dólares, y enfrenta a los herederos del pintor abstracto con el Museo de Arte de Filadelfia
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Los herederos del holandés Mondrian, pionero del arte abstracto, se encuentran en litigio legal con el Museo de Arte de Filadelfia por el cuadro Composición con azul, valuado en 100 millones de dólares, que el pintor de los Países Bajos fechó en 1926 y que se encuentra en posesión de la institución estadounidense desde hace 70 años, presuntamente como producto del expolio nazi.
El cuadro, en forma de rombo, cuya composición consta de dos líneas negras y un triángulo azul sobre una superficie blanca, fue pintado por Piet Mondrian durante su estancia en París. Había quedado bajo la custodia del Museo Provincial de Hannover, Alemania -el actual Landesmuseum-, dejada por la historiadora de arte y marchand alemana Sophie Küppers (1891-1978), quien la tenía en consignación. En 1924, Küppers se interesó por la promoción del artista y le pidió que le enviara algunas piezas para venderlas en Alemania. La obra en cuestión podría haber quedado también en consignación en Hannover luego de una exposición realizada en Ámsterdam en 1926, según afirma el propio Museo de Arte de Filadelfia sobre la procedencia de la pintura en disputa.
En 1937 la pintura fue expoliada por los nazis como parte de la política cultural comandada por el Ministerio para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich, a cargo de Joseph Goebbels, quien había ordenado sacar de circulación el considerado “arte degenerado” (degradante, inmoral), como sucedió también con las obras Gustav Klimt, entre otros.
Ese año el gobierno nazi desmanteló el Gabinete de Arte Abstracto y confiscó unas 270 obras del museo: esta “purificación” de los espacios museísticos alemanes continuó hasta marzo de 1938.
En ningún lugar consta que el museo alemán fuera el dueño de esta obra de Mondrian sino que era propiedad del artista, quien esperaba que fuera vendida por intermedio de su marchand, que la dejó en la institución con esa intención luego de irse a vivir a Rusia con su esposo de origen judío.
El cuadro, cuyo valor se estima en más de 100 millones dólares, es actualmente parte del acervo del Museo de Arte de Filadelfia, entidad a la que fue donado en 1952 por el coleccionista A.E. Gallatin (1881-1952), quien lo había adquirido en 1939 a través de la galería Buchholz Gallery de Nueva York dirigida por Curt Valentin, que trabajaba con obras de arte expoliadas durante el nazismo en Alemania.
La obra se encuentra en el Museo de Filadelfia desde 1943, en préstamo, y luego como donación desde 1952. La demanda de los herederos de Mondrian, presentada en el Tribunal de Causas Comunes del Condado de Filadelfia, argumenta que el artista nunca perdió la titularidad del cuadro, que es una de las 17 obras con forma de rombo que realizó y que según los representantes se valúa en por lo menos 100 millones de dólares, según indica The New York Times.
Para el abogado Lawrence M. Kaye, del estudio jurídico que representa a los herederos, “los museos estadounidenses no deberían seguir manteniendo en sus colecciones obras de arte saqueadas por los nazis”, cita el medio estadounidense.
Por otra parte el director y consejero del Museo de Arte de Filadelfia, Timothy Rub, dijo en la misma publicación “que el museo apoya plenamente la restauración de obras de arte saqueadas por los nazis y que ha devuelto objetos perdidos durante la Segunda Guerra Mundial a museos de Dresde (Alemania) y la República Checa”. Sin embargo, esta obra en particular no fue reclamada por Mondrian ni su heredero, el pintor Harry Holtzman, según el representante del museo.
Holtzman facilitó la inmigración a Nueva York del artista neerlandés que venía escapando del nazismo ya desde Londres. En la investigación realizada para los tres hijos de Holtzman por el abogado alemán Gunnar Schnabel, y la investigadora Monika Tatzkow, ya el exdirector del museo alemán, Alexander Dorner, que también había emigrado a Estados Unidos, reconoció que Composición con azul había pertenecido a un particular y no era propiedad del museo que estuvo a su cargo.
Los herederos sólo supieron que conservaban la propiedad legal del cuadro a partir de la investigación y se presentaron en el museo en 2018 para resolver la disputa fuera de los tribunales. Entre los argumentos que esgrimen está el hecho de que Mondrian no sabía que podía realizar una reclamo válido sobre los bienes confiscados por los nazis, porque según la ley nazi la confiscación de arte a particulares no alemanes estaba prohibida, indica The New York Times.
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