Los 50 años de Corregidor, una editorial familiar e independiente que resistió (y resiste) las crisis
Hace 50 años, Manuel Pampín firmó el primer contrato del catálogo de Ediciones Corregidor, que hoy reúne cerca de 3500 títulos. Toda una rareza dentro de la industria local, la editorial resistió fuertes crisis políticas y económicas, y se mantuvo como empresa familiar independiente en medio de un mercado global cada vez más concentrado. El aniversario, el 1 de julio, encuentra a los hermanos Fernanda, Paula y Juan Pampín (que continúan el legado del padre) con sede nueva y una librería puertas adentro que recién podrán inaugurar al público en la era pospandemia. El fundador de Corregidor, que tiene 83, fue elegido en 2017 como el editor del año en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
En 2020 se cumple el centenario del nacimiento de Clarice Lispector, una de las estrellas del catálogo de Corregidor, que apostó desde el primer momento a la literatura latinoamericana. "La obra de Lispector es quizás uno de los puntos más fuertes de nuestro catálogo. En este año, estamos completando la Biblioteca Lispector: a los ocho volúmenes que la componían añadimos cinco nuevas traducciones", contó Paula a LA NACION.
A pesar de la cuarentena por la crisis sanitaria, que obligó a suspender la Feria del Libro de Buenos Aires por primera vez en la historia, la editorial no dejó de publicar novedades. Este mes editaron Candela, novela del dominicano Rey Andújar, cuya versión cinematográfica se estrenará cuando se reanuden los festivales de cine. "La cancelación de la Feria del Libro nos afectó directamente. Para nosotros (así como para la mayoría de los editores argentinos) es una vidriera que genera resultados durante todo el año, no solo por los lectores directos sino también por los profesionales que asisten a las jornadas: bibliotecarios, libreros y distribuidores del país y del exterior. También, el encuentro con agentes literarios resulta fundamental para Corregidor, ya que vendemos una gran cantidad de derechos", explica Fernanda.
La Feria de Editores, donde participan todos los años, tendrá esta vez una edición virtual en agosto. La venta se hará a través de librerías independientes, con el propósito de apoyar toda la cadena del libro. "En cuanto al Programa Libro % de la Conabip, que este año funcionó de modo digital, nos fue realmente muy bien. Incluso con muchas bibliotecas mantenemos el contacto durante todo el año. Esperamos que el próximo pueda hacerse de manera presencial, tal como en las ediciones anteriores", agregó la responsable de edición, entre otras cuestiones que se reparten entre los hermanos.
Todas las patas del negocio
Una clave del modelo de negocio de esta editorial independiente es que siempre, a lo largo de su historia, se ha ocupado de todas las partes del proceso: edición, distribución y venta directa a través de la librería propia, que hasta principios de este año funcionaba en un local a la calle en Rodríguez Peña y Corrientes. Es una decisión estratégica. "Nos ocupamos personalmente de todo el proceso de cada libro. Desde la edición de los textos hasta que llega a manos de los lectores. Eso es una ventaja. Nadie mejor que nosotros sabe cómo hacerlo. Es por eso que nunca hemos delegado ciertas tareas como la distribución", coinciden los Pampín.
Los momentos más críticos desde la fundación de Corregidor fueron los años de la dictadura militar, la crisis del 2001 y los gobiernos neoliberales. "Sin embargo, consideramos que pese a eso, la editorial sigue creciendo cada año en prestigio y en catálogo. Seguimos publicando porque tenemos un nicho de lectores fieles. El hecho de ser una editorial independiente nos da la posibilidad de elegir y configurar el catálogo a nuestra propia medida, a diferencia de los grandes grupos multinacionales. La existencia de editoriales independientes, no solo la nuestra, es una garantía de bibliodiversidad", asegura Paula.
Aquel primer contrato de edición que firmó el fundador de Corregidor en 1970 fue con Homero Alsina Thevenet por el libro El cine sonoro americano, que fue finalmente el segundo título del catálogo. Pampín, un gallego que llegó a Buenos Aires a los 14 años, publicó primero Los caudillos de la Revolución de Mayo, de Rodolfo Puiggrós, tal como cuenta Jorge Lafforgue en el libro Manuel Pampín: Editor argentino (Colihue). Los siguientes fueron La democracia fraudulenta, de Puiggrós; Los viajes de Gulliver, de Jonhatan Swift;Lewis Carroll. Los libros de Alicia; La conspiración contra Chile, de Salvador Allende; Los insomnes, de Beatriz Guido; Antología poética, de Alberto Girri; Los degolladores, de Juan José Manauta; Su turno para morir, de Alberto Laiseca y Sólo ángeles, de Enrique Medina.
"Durante la década del ‘70 fue muy importante el lanzamiento de nuevos autores jóvenes de la literatura nacional, que luego obtuvieron gran renombre como Osvaldo Soriano, Laiseca, Haroldo Conti. Por esos años, además, surgió la Historia del tango, que lleva 22 volúmenes. Es una biblioteca reconocida en todo el mundo, producto de la pasión de nuestro padre. Corregidor publicó un catálogo vinculado al tango de más de 200 títulos", cuenta Paula. La editora agrega que para el desarrollo de la editorial también fue clave la organización de las obras completas de Macedonio Fernández, a cargo de su hijo Adolfo de Obieta. "La Serie Escarlata de novela policial y negra fue una colección de amplia venta y muy valorada en su momento. Para entonces, otro autor clave fue Marco Denevi, amigo personal de nuestro padre. Las traducciones de literatura universal siempre en traducciones directas del idioma original son reconocidas por su calidad y porque fueron pensadas especialmente para el público latinoamericano".
Otros de los hitos fue la publicación de los cuentos completos de Juan Carlos Onetti, de las obras completas de Alejandra Pizarnik y de Arturo Jauretche. Los Pampín resaltan con orgullo la biblioteca de poesía de Corregidor, a la que consideran fundamental para la literatura argentina del siglo XX: Enrique Molina, Alberto Girri, Olga Orozco y Susana Thénon, releída en la actualidad por el movimiento feminista."También estamos orgullosos de las colecciones de literatura latinoamericana (Narrativas al Sur del Río Bravo, La Inteligencia Americana, Archipiélago Caribe, Vereda Brasil y Vía México) que lanzamos durante las dos últimas décadas e insertaron en nuestro medio autores que no eran conocidos entonces y que han ganado importantes galardones internacionales", enumera Paula. Un ejemplo es Simone, de Eduardo Lalo, que recibió el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, fue traducida a varios idiomas y adaptada para el cine en una película que estaba en producción antes de la cuarentena.
A lo largo de 50 años, los autores más vendidos fueron Medina, Denevi, Macedonio Fernández, Pizarnik y Roberto Cossa. En la actualidad, Lispector, Jauretche, Lalo y el brasileño Ferréz, del que también publicaron Amanecer Esmeralda, un libro para el público infantil en la colección Puentes de Papel, que sumaron en los últimos años. Ya editaron libros de Márgara Averbach, Mariana Baggio y Claudio Valente, hijo de Lispector."Es una experiencia nueva y algo que sentíamos que faltaba en el catálogo", explica Fernanda.
Mirar el futuro desde un presente incierto
El medio siglo los encuentra en la búsqueda de nuevos caminos para que los libros lleguen a los lectores. "Estamos ampliando nuestra biblioteca digital y llevando todas las novedades y parte del catálogo a ese formato. Corregidor tiene un amplio alcance y feedback en las redes. El contacto directo con los lectores es fundamental. También estamos fortaleciendo lazos con las librerías independientes que son aquellas que nos apoyan en el día a día. Llegamos a este momento con un arrastre y sumatoria de crisis. Ya durante los últimos años la industria editorial, y todos los sectores partícipes de la cadena del libro, veníamos sufriendo una tremenda caída debido a la situación económica y a la desvalorización de la cultura en los últimos años. La pandemia fue inesperada para todos. En este contexto, para el sector es importante contar con el apoyo del Estado y de cualquier política cultural que otorgue la importancia que merece al libro", subrayan los hermanos que están a favor de la creación del Instituto Nacional del Libro.
Según Juan, así como existen un Instituto del Teatro y uno del Cine, es importante para el sector "tener un espacio propio de discusión de nuestras políticas públicas". Explica: "Los reclamos hoy pasan por la recuperación de viejos derechos que hemos tenido históricamente: créditos blandos (los bancos nos toman como comercio y no como industria), prefinanciación de exportaciones, mejorar la participación argentina en las ferias internacionales y tener mejor acceso a las tarifas preferenciales del correo ya que vendemos un producto con poco valor económico, pero mucho valor simbólico".
Otras noticias de Arte y Cultura
Más leídas de Cultura
“Me comeré la banana”. Quién es Justin Sun, el coleccionista y "primer ministro" que compró la obra de Maurizio Cattelan
“Un clásico desobediente”. Gabriela Cabezón Cámara gana el Premio Fundación Medifé Filba de Novela, su cuarto reconocimiento del año
Perdido y encontrado. Después de siglos, revelan por primera vez al público un "capolavoro" de Caravaggio
“La Mujer Gato”. Eduardo Costantini logró otro récord para Leonora Carrington al pagar US$11,38 millones por una escultura