Los 100 años de León Ferrari, el muchacho punk del arte argentino
"Hola, Andrés. Admiro mucho la obra de León Ferrari, tanto estética como éticamente.Voy a mandarte una canción en cuanto la grabe. Gracias por la invitación. Un abrazo con un cuídate". Eso le escribió Silvio Rodríguez al director del Museo Nacional de Bellas Artes Andrés Duprat antes de ponerse frente a una cámara y hacerse filmar cantando "Historia de las sillas", una pequeña joya de su álbum Causas y azares. El sombrero de fieltro oculta apenas sus ojos detrás de unos lentes redondos y le oímos cantar: "La casaca del amigo está tendida, el amigo no se sienta a descansar/sus zapatos desgastados son espejos que le queman la garganta con el sol". El trovador cubano ha puesto un atril donde se deja ver una hoja que escrita con su propia letra dice: "En el centenario de León Ferrari". El video que Silvio Rodríguez le dedicó a Ferrari forma parte del homenaje que Duprat organizó para celebrar un siglo de uno de los artistas argentinos más reconocidos por el mundo que, sin embargo, en vida nunca tuvo una muestra en Bellas Artes (aunque sí lo hiciera en 2006 en la filial del MNBA en Neuquén).
León Ferrari, uno de los tres artistas argentinos que fueron premiados en Venecia (León de oro en la Bienal 2007) junto con Antonio Berni (1962) y Julio Le Parc (1966), nació un 3 de septiembre de 1920, uno de los seis hijos de Augusto Ferrari y Susana Celia del Pardo. Tras una inadvertida vida de ingeniero, se encontró artista casi a los 40 años y así como fue tardío el reconocimiento su producción resultó incesante y vigorosa hasta el final de su vida en 2013, a los 92 años . El New York Times lo definió entonces como "un artista argentino iconoclasta y conceptual que dispuso las cerámicas, esculturas y poemas como armas revolucionarias contra la guerra, el gobierno y la religión". La Guerra de Vietnam, la dictadura militar argentina y la religión católica fueron el blanco de una producción artístico-política que enfureció al actual Papa Francisco, en 2004, cuando era el Arzobispo de Buenos Aires y Ferrari ocupaba la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta con obras que el líder religioso consideró "blasfemas".
Duprat era muy joven cuando curó una muestra de Ferrari en 1999 en el Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca y desde entonces inició una larga amistad con el viejo punk que era capaz de sacudir conciencias como ningún artista contemporáneo. Como en El curioso caso de Benjamin Button la obra de Ferrari y su semblante parecían rejuvenecer con los años. La tragedia argentina, que convirtió a su hijo Ariel en un desaparecido en 1977 y lo forzó al exilio, no consiguió borrarle una sonrisa paradojalmente beatífica ni arrancarle esa melena blanquecina que llevaba. Duprat, que junto con Cecilia Rabossi había pensado en 2019 en una muestra antológica de 250 obras llamada Recurrencias, tuvo que cambiar el plan por la pandemia. Por eso, en este pasaje a la virtualidad de los museos, el director de Bellas Artes dispuso una batería de contenidos relacionados con el recuerdo de Ferrari.
Se subirán al canal de YouTube del museo una serie de treinta testimonios como el de Silvio Rodríguez (Yuyo Noé, Néstor García Canclini, Eduardo Grüner, Ticio Escobar, entre otros) acompañados por el documental Civilización (Rubén Guzmán, 2012) y, en pocos días, la descarga de Nosotros no sabíamos, una obra armada con las noticias donde, entrelíneas, se podía leer el horror de la represión de Estado de 1976. Como un símbolo de la muestra que esperan inaugurar en la temporada 2022, Bellas Artes exhibe en su hall de entrada la obra La civilización occidental y cristiana (1965), visible desde la puerta del museo. Se trata del Cristo de santería crucificado en un bombardero de la Fuerza Aérea estadounidense que Ferrari presentó por primera vez al Premio Di Tella 65 (sin que llegara a exhibirse) y que se volvió una pieza clave del conceptualismo latinoamericano. Lejos de ser patrimonio de la izquierda o el ateísmo, el Cristo fue codiciado por el MoMA y la Tate Gallery de Londres, que llegó a ofrecerle al artista un millón de dólares por ese ready made. Nunca quiso venderlo y sus herederos han decidido preservarlo para la familia.
Duprat cree que con este homenaje "el estado está reivindicando a un artista argentino importantísimo" al que Bellas Artes le había dado la espalda. El museo no tuvo obras de Ferrari en su colección hasta que el mismo artista realizó una donación de 33 piezas en 2004. Para entonces, su nombre había trascendido el círculo del arte con la muestra Infiernos e idolatrías (2000), una crítica a las escrituras sagradas en el ICI (Instituto de Cooperación Iberoamericana), que anticipó los episodios violentos en aquella retrospectiva del Recoleta. Duprat recuerda que Tono Martínez, al frente del ICI entonces, sintió que la muestra merecía otro contexto y le sugirió a Jorge Glusberg hacerla en Bellas Artes. "¡Estás loco! Si la hago acá, siendo judío, me van a echar a patadas del museo", se excusó quien fuera director del MNBA entre 1994 y 2003.
La bondadosa crueldad de León Ferrari, un caso global
El interés por el centenario de Ferrari es global. Organizada por el equipo de la Fundación Augusto y León Ferrari junto al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se verá, en Madrid, desde el 15 de diciembre la muestra La bondadosa crueldad. León Ferrari cien años que se desplegará en siete salas. El museo español participó en la construcción de una réplica de El quinto centenario de la conquista, la obra que militantes ultracatólicos habían destruido en la muestra de Recoleta.
La misma muestra irá luego de España al Van Abbemuseum de Eindhoven, en los Países Bajos (8 de mayo al 26 de septiembre) y al Pompidou de París (de enero a junio de 2022). En tanto, Duprat dispuso que las obras donadas por Ferrari en vida se vean como parte de la colección permanente en el primer piso de Bellas Artes hasta que Recurrencias pueda ser inaugurada.
LA NACION pudo saber también que las instituciones europeas recibirán en donación 45 obras de León Ferrari que fueron rescatadas de su archivo tras una investigación exhaustiva. De ese mismo trabajo se editará a fin de mes el libro Planos y Papeles (e inéditos) que Ferrari había empezado en 2004 y que quedó inconcluso tras su muerte. Andrea Wain y Julieta Zamorano trabajaron para ordenar un cuerpo de obra que el artista llevó a cabo entre 1979 y 1986 durante su exilio en San Pablo, Brasil. Un tiempo que vuelve en la canción de Silvio Rodríguez: "El que siga buen camino tendrá sillas/Peligrosas que lo inviten a parar/Pero vale la canción buena tormenta…"
PARA AGENDAR
- En la web y las redes del Museo Nacional de Bellas Artes se tendrá acceso a un archivo de treinta testimonios con artistas, curadores y personalidades del arte que conocieron y trabajaron con León Ferrari. También estará disponible el documental Civilización (2012) y en pocos días la obra Nosotros no sabíamos.
- El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires pondrá online un dossier dedicado a las 72 obras que la familia Ferrari entregó en donación a la institución en 2014. Se incluirán las imágenes de todas las obras con sus fichas razonadas, y textos elaborados por Alejandra Aguado, Agustín Diez Fischer y Victoria Noorthoorn. Entre otras actividades, estará también el especial Palabra de León pondrá en la voz de Maricel Álvarez y Alejandro Tantanian dos textos del artista: "Prismas y rectángulos", y la carta de León Ferrari de 1965 en la que responde al artículo "Los artistas argentinos en el Premio Di Tella 1965" publicado en el diario La Prensa, especialmente sobre el vínculo entre arte y política.
- A fines de septiembre se editará el libro Planos y papeles, una obra que Ferrari había iniciado en 2004 y que quedó inconclusa tras su muerte.
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