Lorrie Moore, la narradora de las adolescentes de los suburbios y las criaturas amargas, llega a la Argentina
"Escribir siempre es un desafío. Y más a medida que uno envejece", declaró Lorrie Moore (Glens Falls, 1957) en una entrevista. Dicha por una escritora que se define a sí misma como lenta, esa afirmación no se puede entender de manera ingenua. En cuanto a publicaciones, Moore, en efecto, no es prolífica. A los 62 años, ha dado a conocer tres novelas y una nouvelle; cuatro libros de cuentos (todas obras maestras del género), un libro para chicos y una colección de reseñas de libros, series e imágenes publicadas en The New York Review of Books. Este mes, el sello Eterna Cadencia reeditó la segunda novela de la autora, ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?, de 1994, con traducción de Inés Garland. Esa historia, donde se revive una amistad estrecha entre dos adolescentes norteamericanas en la década de 1970, se había conocido ya en los primeros años 2000 con el título de Hospital de ranas, en una versión de Márgara Averbach difundida por Emecé .
Más de lo que se puede decir de otros escritores
Moore fue noticia en el país semanas atrás cuando desde la Fundación Filba anunciaron que sería una de las invitadas (si no "la" invitada extranjera) de la próxima edición del festival literario internacional que esa agrupación organiza en la ciudad de Buenos Aires, cada año, desde 2008 y que se realizará entre el 25 y el 29 de septiembre. "En Filba siempre tratamos de tener a esos autores que combinan excelente calidad literaria con buena llegada al público –señala Gabriela Adamo, directora de la Fundación Filba–. Son, obviamente, las figuritas más difíciles. Hay todo un set de autores a los que les venimos escribiendo desde hace años, a la espera de que en algún momento digan que sí. Es un trabajo fino, ya que lo más probable es que no tengan idea de la escena literaria argentina ni de Filba". La autora estadounidense, que publicó en 1985 su primer libro, el volumen de cuentos Autoayuda, reconoció en entrevistas su admiración por la obra de escritores argentinos como Manuel Puig, Julio Cortázar y Luisa Valenzuela. Esta será su primera visita a Buenos Aires.
Para Adamo, Moore es uno de los casos ejemplares de escritores que combinan contenido estético y llegada a los lectores. "Sus cuentos y novelas nos gustan mucho y su perfil se adapta 100% al tipo de autores que suelen conformar nuestros programas: buenos, profundos, comprometidos con la escritura. Su obra es muy accesible y es de esas que va develando capas de profundidad y sutileza a medida que se la lee. Es realmente una de esas autoras que te puede abrir mundos y llevar de la mano a la lectura de muchos otros libros". La opinión de Adamo es compartida por críticos, escritores e infinidad de lectores. Las voces narrativas de Moore, frágiles y humorísticas, ácidas y sensibles, eufóricas y conscientes del horror que orilla el contexto, cautivaron al público argentino, que la conoció muy pronto en traducciones locales.
"A finales de los años noventa, cuando trabajaba como editor de ficción internacional en Emecé, creé la colección Narradores Actuales con el objetivo de incorporar literatura de calidad a un catálogo dominado por los best sellers al estilo de Sidney Sheldon –recuerda Eduardo Hojman, escritor y editor argentino residente en Barcelona–. La línea se inició con Martin Amis y publicó a Colm Toibín, Saul Bellow y Siri Hustvedt. También a Lorrie Moore, que me habían recomendado Rodrigo Fresán y Juan Forn y de la que solo existía en castellano la novela Anagramas". Moore había publicado esa novela en 1986. Tras una puja bastante reñida con otros editores, Hojman obtuvo los derechos de Birds of America, libro de cuentos de 1998, el más reciente en ese momento. "Les ofrecí contratar todos los otros títulos de la autora que estaban libres en español, entre ellos obras maestras como Autoayuda y Como la vida. Eran otras épocas, en las que las editoriales españolas no dominaban tanto el mercado y la Argentina contaba con casas independientes que podían competir por los derechos de autor", dice Hojman a LA NACION. Así fue como los lectores argentinos conocieron, en tiempo real, obras de la escritora que se ruboriza cuando se la compara con su idolatrada Alice Munro.
Birds of America fue publicado en la Argentina como Es más de lo que puedo decir de cierta gente, título de uno de los cuentos. La traducción corrió por cuenta de la recordada Alicia Steimberg. "Creí que la palabra América del original, en alusión al libro de ilustraciones de aves estadounidenses de John Audubon (The Birds of America), podría causar alguna que otra confusión e irritación en América Latina", señala el editor. Y agrega su visión sobre las ficciones de la escritora: "Profunda y a la vez ligera, irónicamente sentimental y exenta de toda solemnidad, la voz de Moore, en especial la que atraviesa sus primeros libros de cuentos, es un poderoso ejemplo de una literatura norteamericana que, por fuera de la fatigada oferta del mainstream, sigue siendo sólida y sorprendente".
Colegas, lectores, anfitriones
Juan Forn, editor y narrador, célebre autor de Los viernes, serie de perfiles sobre arte y literatura que ya va por su cuarto tomo, relata su acercamiento a la obra de la estadounidense. "Descubrí a Lorrie Moore a fines de los años 80. Me fascinaron en partes iguales su habilidad verbal y su visión irónica de la realidad, en una época un poco pavota de mi vida, debo confesar, en que la ironía y la rapidez verbal me parecían valores supremos. Volví a admirarla pero por otros motivos cuando publicó en 1998 Birds of America: había otra profundidad en su prosa, una comprensión nueva y admirable sobre la condición humana. Sigo creyendo que es su mejor libro y la sigo admirando por él".
La obra posterior de Moore no atrajo tanto a Forn. "Entendí por qué cuando leí hace poco un intercambio de opiniones que tuvo con su amigo y colega británico, el gran Julian Barnes. Barnes le preguntaba por qué la plana mayor de escritores norteamericanos no celebraba como el resto del mundo el Stoner de John Williams y el Manual para mujeres de limpieza de Lucia Berlin. Moore contestaba, un poco perpleja, que tanto la novela de Williams como los cuentos de Berlin le causaban déjà vu de muchas otras obras similares (y para ella superiores) escritas por la misma época. La manera en que uno lee a veces explica la manera en que uno escribe. Este es uno de esos casos, creo", concluye el autor de María Domecq.
Como se dijo antes, la escritora Inés Garland fue la nueva traductora de ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?, segunda novela de Moore que ya se puede buscar en librerías. "Desde la primera página supe que los rasgos de su escritura que más había disfrutado al leerla serían la dificultad más grande a la hora de traducirla -admite la autora de Una vida más verdadera, que acaba de publicar Con la espada de mi boca (Alfaguara)-. Moore escribe con varias capas de significados, hace bromas lingüísticas, incluye letras de canciones, óperas, películas y eslóganes publicitarios, curiosidades biológicas, datos eclécticos que asocia con maestría. En esta novela, teje un sinfín de referencias a la cultura norteamericana de los años 60 y 70". Desde París, Berie, la narradora de la novela, rememora el fuerte lazo que la unió a Silsby Chaussée, su alocada amiga durante esos años en Horsehearts, un pueblo cerca de la frontera con Canadá. Un rasgo de la literatura de Moore es la inusitada intensidad de los personajes adolescentes que sobrellevan sus vidas en suburbios o ciudades pequeñas de Estados Unidos.
También la vejez suele ser objeto de atención (una atención cómica y apiadada) de sus narradores, como pasa en Gracias por la compañía (Bark, en inglés, de 2014), su último libro de cuentos hasta hoy. Entre una etapa y otra, el resto de sus criaturas conoce de primera mano la decepción, la amargura, el escepticismo y otras variantes que conlleva el paso a la edad adulta. En marzo de este año, Moore lanzó Terrific Mother, una nueva novela corta protagonizada por una joven soltera a quien los demás le repiten que, si tuviera hijos, sería una "madre estupenda".
¿Cómo traducir juegos de palabras del inglés con el francés, bromas, letras de canciones que para cualquiera que haya escuchado la música de esos años se leen casi cantando? ¿Cómo traducir una prosa ágil, profunda, entretenida, con asociaciones geniales, ironías de múltiples sentidos? Los diálogos, que tanto admiro, tienen que transmitir el calor original, la familiaridad. ¿Cómo traducir los insultos? Sin embargo las experiencias esenciales que narra Moore nos incluyen, las diferencias están en el contexto", acota Garland, que espera encontrarse con Moore en Buenos Aires, en septiembre. "Tuve la visita de una voz ajena que fue huésped en la casa de nuestra lengua -concluye-. Espero haber sido una buena anfitriona". Es el mismo deseo compartido por los lectores de Moore desde el anuncio de su arribo, en la primavera austral, a la undécima edición del Filba Internacional.
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