
Lopérfido retoma el perfil cultural
Admitió que su tarea como vocero presidencial "desdibujó" su cargo de secretario de Cultura
En el balance de su primer año de gestión, el secretario de Cultura y Comunicación, Darío Lopérfido, confirmó a La Nación que a fin de año el presidente Fernando de la Rúa firmará el decreto de creación del Sistema Nacional de Medios Públicos (SNMP), que agrupará a Canal 7, Radio Nacional y la agencia noticiosa Télam en una sociedad del Estado y cuyo presupuesto cero, sin deudas, será de $ 58 millones.
Lopérfido aclaró que el multimedios público "no afectará puestos de trabajo, ni salarios, ni antigüedad, ni cargas sociales". Pero, por si hubiera postulantes, ratificó que el retiro voluntario sigue vigente.
Hizo, además, otros dos anuncios: los medios del Estado profundizarán el perfil cultural de su programación y el proyecto de ley de mecenazgo ingresará en el período de sesiones extraordinarias del Congreso.
Lopérfido se aferra, según se observa, al costado que más le place: cada vez más cerca de la función cultural de su cargo, cada vez más distante del lado político. Se lo ve distendido, ajeno al rictus tenso de los últimos meses, cuando la renuncia del vicepresidente Carlos "Chacho" Alvarez lo llevó a perder, en más de una ocasión, la compostura de funcionario bien dispuesto a las preguntas.
"Acepté el cargo de vocero porque el Presidente decidió que así fuera. Pero no me gustaba esa función. Es más, la odiaba. Cubrí una necesidad del Gobierno porque soy incondicional del Presidente. Pero mi vocación es la cultura", dijo con alivio.
El funcionario ponderó los logros y disimuló los desaciertos. Reconoció que su peor error fue "tener un excesivo nivel de exposición pública" y defendió dos cosas: "Introduje conceptos vinculados con la gestión cultural y pude llevar adelante la campaña de las Abuelas de Plaza de Mayo por los chicos desaparecidos. Eso me hizo sentir más coherente con lo que pienso".
Lopérfido relativizó, en esta ocasión, la mudanza de todos los medios públicos al edificio de Canal 7, como había señalado en su momento, y agregó que el decreto de creación del SNMP tendrá un compromiso financiero:los recursos de $ 58 millones descenderán a $ 46 millones en 2002. El presupuesto de la Secretaría de Cultura y Comunicación es de $ 161 millones, sin contar los ingresos que algunas áreas a su cargo generan.
Crecer para creer
-Una encuesta de Gallup publicada el domingo por La Nación exhibe una caída de la imagen presidencial y una evaluación negativa del Gobierno por parte de la gente. ¿Cómo crecerá el país con este panorama?
-La imagen de los gobiernos se construye con gobierno. No importa lo que se diga en la prensa. Como ejemplo está lo ocurrido con el presidente Clinton en los Estados Unidos. Es razonable que si este gobierno decidió tomar un camino y ordenar algunas cuestiones, esa inversión haya provocado una caída en su imagen. Pero lo hecho este año servirá para crecer el próximo. Cuando la gente vea este trabajo, va a recuperar la confianza.
-¿Cómo ocurrirá eso, si el Presidente reconoció fallas en la política de comunicación de su gobierno? Eso ocurrió cuando usted era vocero.
-Es un error pensar que la política de comunicación de un gobierno la hace un funcionario. Hubo una política de austeridad y eso dificultó la difusión de algunas acciones, que a veces no son tan atractivas para la gente. Creo que hubo problemas de comunicación, pero éste debe ser el gobierno de América latina que menos gastó en publicidad institucional. Gastó menos que el gobierno bonaerense. Los problemas son políticos, no comunicacionales. Rescato la tarea de mi amigo Ricardo Ostuni (vocero presidencial), con quien se ha mejorado mucho, porque este Gabinete es mejor que el anterior.
-¿Era necesario que el Presidente explicara la renuncia de Alvarez en el programa de Susana Giménez?
-(Se ríe.) Es notable el sesgo que los medios le dieron al tema. Se trazó un mapa de medios y allí se incluyó a Susana Giménez, porque el Presidente quiso explicar el tema a la familia y al ama de casa que ven el programa.
-¿Qué aspecto de su gestión lo dejó más disconforme?
-El tiempo invertido en el reordenamiento administrativo para aplicar más eficientemente los recursos, por lo que no tuvimos un año neto de gestión. Pero, aun así, el Instituto de Cine otorgó $ 9,4 millones en créditos, $ 15 millones en subsidios y hoy el 20% del público ve cine argentino. La Biblioteca Nacional bajó el 50% de sus gastos y aun así compró fondos patrimoniales. Hubo programas culturales en todo el país. Creo que mi trabajo como vocero me desdibujó como secretario de Cultura. De ese modo, los temas culturales perdieron incidencia.
-En el Festival Internacional de Jazz de los Siete Lagos se gastó más de lo previsto.
-Sí, en total fueron $ 320.000. Pero fue una inversión para el lugar y se ganó en puestos de empleo y en movimiento turístico, que fue muy grande. El año próximo esta secretaría realizará una política más activa en lo cultural.