Lógicas de la emoción
Los trabajos de dos artistas jóvenes flanquean la obra mayor de un fotógrafo experimentado en registrar con pericia cuestiones sociales urgentes
En la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta se expone Vivir en la Tierra, inventario fotográfico de Andy Goldstein (Buenos Aires, 1943) sobre las condiciones de vida en los asentamientos populares –favelas, villas miseria, cantegriles– que se multiplican en América Latina, de Haití a la Argentina. De gran formato, los retratos de personas en sus viviendas fueron tomados por Goldstein entre 2010 y 2011 con apoyo de la Fundación Ford y la ONG Techo. En el catálogo, Néstor García Canclini apunta algunas constantes: feminización de la pobreza, domesticación del espacio, estética de la precariedad. La complejidad de las tomas proviene de la abundancia de información (escolar, religiosa, laboral) que brindan las escenas y de los recursos casi pictóricos que concede la tecnología digital. Como Milton Rogovin o Sebastião Salgado, y un uso del color similar al de la imaginería popular (presente en las estampas hogareñas de santa Rosa de Lima o Winnie Pooh), Goldstein entra en casas y retrata a sus habitantes a una distancia que establece una lógica aplicada a la emoción.
Paisaje interior, de Pedro Tyler (Montevideo, 1975), reúne trabajos que abordan la subjetividad. En Claustro, una instalación hecha con reglas de madera, recrea un ámbito de penumbra y meditación que alude incluso al pasado del propio centro cultural que alberga la obra. En Vigilia, uno de los videos más efectivos, se arrojan cuchillos –también realizados con metros– contra los contornos de una sombra. Noches difíciles ubica el esqueleto de una cama (armada con metros amarillos) en escenarios abiertos de montaña y mar, acompasados por el rumor del agua. El hijo de Sísifo, filmado en un paisaje urbano de escaleras mecánicas, insinúa una inquietante equivalencia entre los peatones apurados y el condenado rey de Éfira.
En ¡Viva la resistencia! Juan Becú (Buenos Aires, 1980) colisiona en sus óleos, esculturas y autorretrato como revolucionario en el exilio etapas de la historia de la pintura, un arte en repliegue. En vez de ejes narrativos (aunque alguno subsiste, como la serie de retratos de "personajes de poder" con el rostro deformado), hay uno conceptual: un ejercicio de diálogo con la tradición pictórica. Abstracciones que contienen la figuración y figuraciones con puntos ciegos, las obras trabajan en contra de un estilo único. Creador de falsas citas en fondos irreales, Becú también experimenta con la escultura: un pino rastrero cubierto de nieve hecho con alambre, madera y lana sumergida en yeso, o un corazón de tubos plásticos y musgo, en ambientes sugestivamente iluminados, puntúan su antológica de colección.
- Andy Goldstein, Pedro Tyler y Juan Becú en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930).