Locos por los libros: por qué la Feria de Editores no para de crecer
En su segundo día, la FED convocó a 4700 visitantes; sigue sábado y domingo, de 14 a 22, en el Complejo Art Media, de Chacarita, con entrada gratuita
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La Feria de Editores (FED) sigue sumando días y horas de visita y, año tras año, expositores y asistentes. Crece en volumen y en oferta, sin perder la mirada: ofrecer a los lectores títulos de calidad de todos los géneros y épocas para que cada uno encuentre lo que le interese. Con un plus: la atención personalizada de los propios editores que se toman el tiempo necesario para responder consultas, recomendar libros y autores y, en algunos casos, hasta contar anécdotas de la trastienda de sus catálogos.
El fenómeno FED tiene características propias que distinguen esta feria anual de otras alternativas o tradicionales: en los pasillos uno puede encontrar a Beatriz Sarlo, buscando ejemplares en alguno de los stands y, luego, escucharla como figura central de una charla multitudinaria (el domingo a las 17).
Cita tradicional de editores independientes, libreros, autores y lectores, es común cruzarse en la FED con incansables rastreadores de rarezas y tesoros de más de 300 sellos independientes nacionales y de países de América Latina y, también, con gente que va a escuchar a los autores invitados o a participar de charlas vinculadas con la industria editorial. No es que eso no suceda, por ejemplo, en la Feria del Libro de Buenos Aires, pero en la FED todas las propuestas se concentran en pocos días y el clima que se vive durante las jornadas (cuatro en esta edición) es especial: en la mayoría de los casos, los puestos están atendidos por sus dueños y son ellos, los propios editores, quienes se ocupan de “vender” sus joyitas y novedades.
Este viernes, en el segundo día, hubo fila para el ingreso desde antes de que se abrieran las puertas del C Complejo Art Media, ubicado en Av. Corrientes 6271, y quienes esperaban en la vereda recibieron un ejemplar de Traición, libro de relatos gratuito editado por los organizadores. De los 9 mil ejemplares impresos, entre las dos primeras jornadas se repartieron más de dos mil. Por las “calles” con nombres de autoras como Sara Gallardo y Hebe Uhart pasaron Esther Cross y Ricardo Coler, Pablo Maurette, Selva Almada, Ariana Harwicz (que firmó ejemplares sin descanso en el entrepiso) y Edgardo Scott, Dolores Reyes, Daniel Guebel, Gustavo Nielsen (con novedad: fff, cuentos terroríficos y de fantasmas publicados por Aurelia Rivera), Cristina Iglesia, Romina Paula, Martín Kohan, Flor Monfort, Valeria Tentoni, Sergio Bizzio y el escritor cuya lectura recomiendan con fervor otros autores: Diego Muzzio (su narrativa se encuentra en el stand de Entropía; su poesía reunida, en el de Salta el Pez).
También, el ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro con el candidato a diputado Maximiliano Ferraro (el primer día había llegado con el candidato a jefe de Gobierno Martín Lousteau). Y la directora de Asuntos Culturales de Cancillería, Paula Vázquez, visitó stands. El público, diverso: grupos de amigos, madres y padres con bebés en brazos, parejas, adolescentes y adultos “sueltos”. La gran mayoría sale de la FED con uno o más libros bajo el brazo.
“La feria tiene una mirada muy clara y atiende a dos públicos: el editor y los lectores, que saben que hacemos curaduría de los expositores, siempre con el foco en la bibliodiversidad: editoriales de música, cine, narrativa contemporánea local e internacional. Saben, también, que el material es bueno y que, además, detrás del mostrador está la persona que lo editó y conoce todo el proceso. Nos preguntan por la traducción, por la edición, la corrección. Si bien no hay descuentos mayores que en las librerías, sí hay expertos que te van a recomendar algo, en muchos casos, inesperado”, dijo a LA NACION Víctor Malumian, fundador de la FED junto con Hernán López Winne. El gran lema (y la clave del asunto, para Malumian) es: “Si leés, seguro hay un libro para vos”. Los que quieran comprobarlo tienen la oportunidad este fin de semana, de 14 a 22, con entrada libre. En 2022, fueron más de 16 mil personas. Este año, según indican los dos primeros días, serán miles más.
Hay muchas novedades para recomendar. Los lectores del género de terror pueden buscar la segunda entrega novelesca de La misa de los suicidas, de Pablo Forcinito (Metalúcida), Carcoma, de la española Layla Martínez (Marciana), y 8 grados centígrados, de Juan Simeran (Ayarmanot); La última virgen comunista, cuentos de Wang Ping, escritora china residente en Estados Unidos (se presenta el domingo a las 14), de Selva Canela; Dios duerme en la piedra, novela del estadounidense Mike Wilson (Fiordo); Lo que demora el olvido, primera novela de Natalia Neo Poblet (Corregidor); Las calles, de Mariana Ruiz Johnson (Vinilo); Farsas y ensayos, del japonés Ango Sakaguchi (Evaristo, publicado en homenaje al editor Damián Vives, que soñó con publicar este libro).
Además, El país de los sueños, novela de Pablo Farrés (Nudista); La segunda venida de Hilda Bustamante, de Salomé Esper (Sigilo); Autor material, del chileno Matías Celedón (Banda Propia); Un cuento de Navidad, del chileno Alejandro Zambra (Gris Tormenta); Bad Girl. Clases de literatura, atrapante novela de la francesa Nancy Huston (Mardulce); Aira o Muerte, de Daniel Mecca (La Conjura); Muñecas, de Ariel Magnus (otro valioso rescate de ClubCinco); Poemas somos que otros escribieron, de la chilena Julieta Marchant (Concreto); 307 consejos para escribir una novela, ”autoayuda literaria” de Félix Bruzzone (La Crujía); Cómo escribir un microrrelato, de la maestra del género Ana María Shua (Siglo XXI); Cómo acabar con la escritura de las mujeres, de la estadounidense Joanna Russ (Barret); Las cosas que digo son ciertas, antología de la peruana Blanca Varela (Caleta Olivia); Composición: cristales, poemas de Mercedes Roffé (Salta el Pez); Interiores, cuentos de Juan Vitulli (Beatriz Viterbo); El vestido blanco, “docuficción” de la francesa Nathalie Léger (Chai); Tanto, primera novela de Nurit Kasztelan (Eterna Cadencia); El Húngaro, de Mirko Barreiro (primera novela premiada por el FNA, Bajo la Luna); Malnacidos, novela de Natalia Villamil (Hasta Trilce); Diario de un tiempo mesiánico, de Paula Puebla y Julia Kornberg (las autoras escribieron durante el Mundial de Fútbol de Qatar, 17Grises); Afrodita y Eros. Consideraciones sobre mito, culto e imagen, ensayo de Hugo Francisco Bauzá (El Hilo de Ariadna); Borges en la biblioteca, de Patricio Zunini (Galerna); Peritaje inconcluso, de Ignacio Unrrein (Mansalva); Los poseídos, de Witold Gombrowicz (El Cuenco de Plata), Cuando el lobo viva con el cordero, ensayo filosófico de la belga Vinciane Despret (Cactus, que festeja su 20° aniversario); América. Anarquía y tragedia en la familia Scarfó, de Ariel Wainer (Marea); Ana Mendieta. Pájaro del oceáno, de Karina Bidaseca (El Mismo Mar); Posthumanismo espectral, de Gabi Balcarce (La Cebra); La lengua de viaje. Ensayos fronterizos y otros textos en tránsito, de Esther Andradi (la autora se presenta el domingo a las 15.30, Buena Vista); Allá, arriba, la ciudad, de Ramón D. Tarruella (Los Lápices); El grito de Gaia. Pensar la tierra con Bruno Latour, de varios autores (Miluno) y Persecución de la belleza, ensayo de Pablo Gianera (Adriana Hidalgo). En la FED se encuentran muchos libros para chicos y fanzines. Y esto es apenas la punta del iceberg de libros.
Pasada la hora de la siesta, Paula Puebla moderó un diálogo entre autores de flamantes ensayos vinculados con la lectura, la escritura y la crítica: Edgardo Scott (Escritor profesional, publicado por Godot) y Guido Herzovich (Kant en el kiosco, de Ampersand). “Se pueden leer en espejo –dijo la autora–. Tratan sobre la circulación de la literatura, el posicionamiento y la pose de los escritores”. Herzovich estudió la masificación del libro en la Argentina desde inicios del siglo pasado hasta la actualidad donde, destacó, “se está cerrando un modo de circulación del libro”. La “lucha literaria”, ahora, se da en redes y plataformas. “Los algoritmos arman comunidades sin necesidad de discursos”, dijo, en referencia a los grupos que en el pasado se nucleaban en torno a revistas literarias.
Para Scott, en la literatura contemporánea hay una “negación del realismo” (y un “realismo malsano”) que atribuyó a la despolitización reinante. “Existe la sobreideologización, si uno es vegano o no, pero no hay interés en la política”, remarcó; lamentó, además, la falta de una crítica auténtica. “Los críticos van a la zaga de los consumidores. Si tenemos mala literatura, es porque leemos mal”, dijo. Horas después, Martín Kohan y Osvaldo Baigorria hablaron con Catalina Reggiani sobre el “karma” de los bibliófilos: la acumulación de libros.
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