Lo mejor del arte, en el fin del mundo
USHUAIA.- Un viejo hangar coloreado de camuflaje es el escenario de un fantástico encuentro cultural. Obvia referencia a conflictos armados es, de hecho, el que se utilizó durante la Guerra de Malvinas. Tal vez sean pocas las cosas que podrían desdibujar esa cruel imagen colectiva, pero lo intenta hace semanas la frenética labor de artistas, montajistas y curadores que participan de la III Bienal del Fin del Mundo. La genial tarea de la española Consuelo Císcar Casabán como curadora general logró redefinir este espacio, que hasta el domingo albergará la obra de un centenar de artistas de todo el mundo.
A pocos metros, se realizó anoche la inauguración oficial, de la que participaron, entre otros, el secretario de Cultura de Tierra del Fuego, Sergio Araque, y el intendente de Ushuaia, Federico Sciurano, y los artistas, "los verdaderos protagonistas de la bienal", como dijo Císcar Casabán.
Su texto curatorial comenzó evocando la prehistoria, aquella era en la que "el hombre estaba a merced de la naturaleza" y, a pesar de que han pasado siglos, nada ha cambiado. Un ejemplo fue la necesidad de postergar la bienal por inclemencias naturales; las cenizas del volcán Puyehue afectaron el tránsito aéreo, que estuvo cancelado. Nada más irónico para una bienal que tiene como título "El Antropoceno", una nueva era geológica que alude al impacto de la actividad humana en la naturaleza.
Ciscar Casabán convocó a expertos del mundo del arte para que otorgaran a la curaduría una lógica plural. Rafael Sierra es el curador del espacio del hangar; Alicia de Arteaga, Ana María Batisttozzi, Fernando Farina y Ana Martínez Quijano son los curadores de los artistas argentinos; Ibis Hernández seleccionó la obra de América Central y del Norte, y José María Lozano es el curador del espacio "Arte y arquitectura".
Son méritos de enormes proporciones y encanto los que le pertenecen a esta bienal, como exhibir en un mismo espacio obras de reconocidos artistas plásticos, como Serra, junto con las de jóvenes creadores, como la espectacular mariposa de 6 x 3 metros que se sostiene en el aire del misionero Andrés Paredes.
En camino de consolidarse en el mundo del arte, esta novata bienal aún posee como desafío "que Tierra del Fuego la incorpore como propia, y que participen todos los sectores de la sociedad", según dijo el fundador de la bienal, Alberto Grottesi.
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