Lo inesperado de la pandemia: “Tiempo suspendido”, un poema visual en dieciséis fotos
La artista Matilde Marín publicó un libro que retrata en objetos y situaciones cotidianas de su archivo el clima del año que vivimos
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Hacia el final del año que trajo el confinamiento global a causa de la pandemia, una artista argentina entregó un documento visual, acompañado de poemas, para dejar testimonio de una época inesperada. En Tiempo suspendido, Matilde Marín reúne dieciséis imágenes fotográficas en blanco y negro pertenecientes a su archivo, y fragmentos de poemas de tres libros de la escritora y curadora salteña Adriana Almada: Zona de silencio, Patios prohibidos y Jardines del abandono. “Es un libro que necesité construir”, dice Marín. El pasado echa luz sobre el actual “punto ciego” de la historia. Los versos y las fotos (de interiores y de playas, de jardines zen y monumentos) son, en simultáneo, invitaciones, espejos, promesas y memento moris formulados de manera elegante y sobria. La mayoría de las imágenes “cae” en las páginas pares y los fragmentos de los poemas, en las impares. Hacia allí apunta la mirada en primera instancia, donde predomina el blanco (o el silencio del libro).
A inicios de abril, Marín (una artista viajera) tenía todo listo para trasladarse al Instituto de Estudios Avanzados de Nantes, donde había sido invitada a participar de una residencia por tres meses junto con intelectuales de distintas disciplinas y países. Era la única artista visual seleccionada y su conferencia académica estaba asignada para el 5 de mayo. Pero en ese momento, los aeropuertos del mundo dejaron de operar, los países (como pocas veces antes en la historia) cerraron sus fronteras y las sociedades entraron en un largo período de encierro y distanciamiento. El tiempo había sido puesto entre paréntesis.
“Al cerrarse los aeropuertos todo quedó suspendido y si bien desde Nantes me solicitaron un texto y material visual, decidí que necesitaba como artista construir aquí, en mi país, un libro que reflejara este momento histórico del mundo”, destaca Marín, cuya obra ha sido distinguida en las bienales internacionales de Cuenca, Ecuador y Puerto Rico. En vez de volar a Nantes, envió su trabajo para que formara parte de una publicación colectiva: Tour du Monde de la Covid-19, lanzado por Editions Manucius en Francia. “Los artistas estamos acostumbrados a reciclarnos”, acota. En la Argentina, sus fotos y los fragmentos de poemas de Almada fueron editados en un delicado libro de artista por Manuela López Anaya.
A modo de prólogo, en “Difícil hablar de Utopías”, la artista adopta la forma de expresión más característica del presente: la pregunta. “El Covid ha comenzado a generar una crisis en nuestra civilización. ¿Cómo ser y estar en el mundo? ¿Cómo sigue esta historia? ¿Cómo continúa este proyecto? [...] ¿La era posmedia que se anunciaba en el arte hace unos años, en realidad, era esto? La creación en tiempo de pandemia se reinventa y se cuela en la imprevisibilidad de la vida cotidiana”.
“El tiempo/ se disfraza de ayer y de hoy”, se lee en uno de los textos de Almada, que funcionan como epígrafes o contrapuntos poéticos de fotos tomadas entre 1999 y 2020 en Montevideo, Berlín, Bogotá, Lisboa, Venecia, Kioto y Buenos Aires, entre otras ciudades. “Busqué en mi archivo fotográfico y encontré imágenes de diversos años y países que, curiosamente, reflejaban la sensación de soledad que se experimentaba en el inicio del confinamiento -dice la artista-. Pensé en la poeta Adriana Almada y, por Zoom, la herramienta de este momento, tuvimos una hermosa conversación donde fuimos eligiendo las líneas dolorosamente magníficas; ella con sus versos pudo aportar voz a mis fotografías. A esto se sumó Manuela López Anaya que con su editorial creó un marco para mis ideas e imágenes. Fuimos tres mujeres que nos reunimos para poder dar un testimonio”.
La foto de la tapa de Tiempo suspendido es una fotografía hecha en 2015, en Hanói. “Estaba sentada tomando un café y me llamó la atención la sensación de inmovilidad de esa tacita de café y cómo estaba cruzada la pequeña y antigua cuchara; por eso saqué la foto. A esto se agregó una vendedora que llegó con barbijos, muy usados en Vietnam, y allí en esa callecita de Hanói, en enero de 2015, compré mi primer barbijo que es el que usé al inicio del confinamiento”. Como se lee en un verso aislado de Almada: “Un trazo circular nos devuelve al inicio”. La foto de despedida de Tiempo suspendido muestra la imagen de un jardín zen en Kioto, contemplado desde dentro de un templo. Las palabras finales del libro sugieren “cerrar los ojos/ aspirar profundo”; luego habrá que mirar de nuevo y construir un tiempo mejor.
Para agendar
El libro Tiempo suspendido se consigue en Galería Del Infinito (avenida Quintana 325, PB, de 11 a 18) y también se puede solicitar por mail a galeria@delinfinito.com.
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