Desde el 15 de febrero, se exhibirán obras de gran formato del premiado artista estadounidense en la muestra “Icons”, en el Pabellón Frers de La Rural
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Mirada de pánico y orgullo; los ojos bien abiertos de la niña afgana siguen fascinando. McCurry retrató a Sharbat Gula en el campo de refugiados de Nasir Bagh en 1984, durante la guerra de Afganistán. La foto -tapa de la revista National Geographic en 1985- viajó por el mundo y se convirtió en un símbolo de la crítica situación de los refugiados y víctimas de los conflictos armados.
El 15 de febrero, el emblemático fotógrafo regresa a Buenos Aires con Icons, una retrospectiva curada por Biba Giacchet en la que se volverán a ver esta y otras de sus imágenes más icónicas. Registros de Afganistán a la India, del sudeste asiático a África, de Cuba a Estados Unidos o de Brasil a Italia: la exposición, con más de 100 fotografías de gran formato, tendrá lugar en el Pabellón Frers de La Rural, la misma sala volcada al arte recientemente a partir de las muestras de Van Gogh y Banksy.
Steve McCurry nació en los suburbios de Filadelfia, Pensilvania, estudió cine en la Pennsylvania State University y trabajó un tiempo para un diario local. Luego de lanzarse freelance, realizó su primer viaje a la India; una aventura que emprendió “armado” con una bolsa de ropa y rollos fotográficos. Ahí aprendió a observar y esperar. “Si eres paciente, la gente olvida tu cámara y deja aflorar su alma”, dijo.
Su carrera alcanzó un punto decisivo cuando, gracias a un grupo de refugiados afganos, después de pasar semanas conviviendo con los muyahidines y vestido como uno más, cruzó la frontera pakistaní y entró en territorio afgano controlado por los rebeldes justo antes de la invasión soviética. Cuando salió, tenía rollos fotográficos cosidos a su ropa con imágenes que darían la vuelta al mundo por ser las primeras que mostrarían el rostro humano del conflicto. Por este trabajo ganó la medalla de oro de Robert Capa al mejor reportaje fotográfico del extranjero, premio dedicado a los fotógrafos que muestran un valor e iniciativa excepcionales.
Desde entonces, McCurry ha creado un portfolio inigualable, viajando por países de los siete continentes. Su extenso trabajo -que abarca conflictos, culturas en extinción, tradiciones antiguas y sociedades contemporáneas- conserva esa característica forma de capturar a las personas; la esencia de la lucha y la alegría humana. Por eso, se dice que es retratista de un complejo universo de experiencias y emociones que conectan al espectador con diferentes realidades y formas de entender la vida.
En su trayectoria ha sido reconocido además con otros premios prestigiosos, incluido el National Press Photographers Award y cuatro veces el primer premio del concurso World Press Photo. El Ministro de Cultura de Francia también lo nombró Caballero de la Orden de las Artes y las Letras y, más recientemente, la Royal Photographic Society de Londres le otorgó la Centenary Medal for Lifetime Achievement.
La obra de McCurry se expuso en Buenos Aires en dos oportunidades anteriores: la primera vez, en 2010, fue todo un suceso. En 2016, regresó con Sin fronteras al Centro Cultural Borges, donde por supuesto escogió de su archivo personal las mejores tomas.
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