Llega la temporada alta de ferias de arte federales: una fiesta cada quince días
La inauguración de ArteCo, el jueves en Corrientes, es la señal de largada de una sucesión de encuentros de artistas, coleccionistas y galeristas en distintas ciudades: siguen Córdoba, Santa Fe y Rosario
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La valija de los viajeros del arte no se desarma en estos días. Coleccionistas, curadores, gestores culturales, periodistas y artistas entraron en temporada alta de ferias federales, fin de semana de por medio se reúnen en una provincia distinta con un mismo objetivo: comprar y difundir el arte que nace y crece lejos de Buenos Aires.
En la primaveral Corrientes hay alegría en el aire: el jueves comienza una fiesta, como es para todos la quinta edición de ArteCo, una feria que madura en la Ex Usina Eléctrica, con un nutrido equipo curatorial al mando de Gustavo Piñero, dos premios (Premio In Situ y Premio adquisición del CCU de la Universidad Nacional del Nordeste), la edición de un libro y muestra homenaje al primer colectivo de la ciudad, Yaguá Rincón, un espacio editorial, el Festival de Arte Sonoro, la novedad de un programa de Becas Artistas Visuales de Corrientes, el espacio de video y cine experimental Festival Play, y un programa ampliado que incluye intervenciones, conversatorios, capacitaciones, una parte de la muestra Laberintos de Proa seleccionada por Julio Sánchez y un homenaje a la artista Beatriz Moreiro. Exponen veintiún galerías, siete proyectos colectivos y veintiocho artistas individuales de Corrientes, Chaco, Formosa y Jujuy, y un contingente de galerías de Paraguay.
“La feria nació con el objetivo de fomentar la comercialización del arte de la región. Cuando comenzamos, había una sola galería en todo Corrientes y estaba en Goya. Era necesario acompañar el proceso. Empezamos a fortalecer la idea de galerías o grupos de artistas. En 2022 fue una explosión, con 45.000 visitas y 300 obras vendidas. En la actualidad hay más galerías, más interacción con Resistencia, y la obra de los correntinos está circulando por otras regiones”, señala Gabriel Romero, presidente del Instituto de Cultura. Romero es un raro caso de funcionario que funciona: la editorial Eudeba le dedica un libro de próxima aparición a sus diez años de gestión.
La valija no se guarda. Después del chipá y el chamamé, los Esteros y el payé, siguen tres ferias más, cada una con su folclore, fin de semana de por medio. Mercado de Arte Córdoba, en el Complejo Ferial Córdoba, será el 1 y el 4 de junio. Siguiente parada: +Feria2023, Feria de Arte Contemporáneo de Santa Fe, Planta Alta de la estación Belgrano, 16, 17 y 18 de junio. Y de ahí, sin escalas a Rosario, con su ya tradicional Microferia, 7MFAR, en el Centro de Expresiones Contemporáneas, del 29 de junio al 1 de julio. Son tantos los eventos, que los organizadores crearon el grupo de WhatsApp CaFe (Calendario Ferial) para consensuar un cronograma.
Las ferias tienen diferentes grados de evolución y tamaño, y su crecimiento se verifica en la insistencia. A más ediciones, mayor cantidad de galerías y coleccionistas en el circuito. Crean nuevas escenas para el arte. Córdoba, tras diez ediciones, tendrá este año más de 60 galerías, con curaduría de Roberto Echen, alma mater de las siete ediciones de la Microferia de su ciudad, Rosario. “Descentralizar va generando otros centros, que no lo son del mismo modo y que son otras tantas posibilidades. Las ferias validan escenas locales y favorecen en lugares donde no existe el ingreso al mercado de arte. Rosario tuvo un circuito en los 60 y 70. Hace diez años volvieron aparecer las galerías. La primera feria fue un fracaso, pero nos empezó a mostrar esta posibilidad, con unas siete galerías. Trasformamos el defecto en virtud. De esos encuentros surgió Giro, la agrupación de galerías”, explica Echen.
“Se va tomando consciencia de la importancia de este tipo de ferias. Da visibilidad. En Córdoba hay un ejemplo. Trabajé en las tres primeras ediciones, y se vivió un proceso de crecimiento. La gente al principio preguntaba si los cuadros se vendían. Muchos compran en ferias sus primeras obras. El arte es un deseo: un vínculo entre el espectador y la obra”, cuenta el galerista Sasha Dávila, que participa en todas las ferias que puede. “Sin feria, no hubiera llegado a Corrientes. Para mí, es un trabajo agarrar el auto, cargar los cuadros, montarlos, estar... lo hago con mucho amor. Es mi vida esto. Hay que estar. Donaremos al patrimonio de la provincia una obra de Eduardo Iglesias Brickles”, cuenta Dávila, en un alto en la ruta.
Uno de los cerebros de la organización es, en varios casos, Natalia Albanese, quien comandó por diez años la feria de Córdoba y ahora es coordinadora de la feria de Corrientes y staff de la de Santa Fe. “Una feria es ante todo un proyecto integrador, que busca sumar, abrir el campo del arte e incorporar al sector privado. Junto con acciones que fomentan la producción, contribuye a linkear la escena, generar más trabajo, circulación de obras y formación de colecciones – reflexiona también en viaje–. Hay riesgos. Una feria es insuficiente ante un panorama legislativo y económico nacional que erosiona las condiciones de producción. No resuelve temas estructurales sino que activa y organiza una parte de la circulación y recepción del arte. Esta proliferación de ferias requiere programas de fomento al coleccionismo, urgente. Cuando se activa el deseo, se activa la compra y ahí ocurre la magia. Necesitamos generar estrategias de mercado sostenibles que nos permitan la distinción de valores según la carrera de cada artista”.
En una de esas falencias opera el Premio In Situ, que ya no puede quedarse quieto. Creado en 2022 por Abel Guaglianone y Joaquín Rodríguez, otorga incentivos en efectivo no adquisición. El mapa de 2023 de estos coleccionistas filántropos están marcadas las ciudades de Mendoza, Salta, La Plata, Corrientes, Córdoba, Santa Fe, Rosario y Resistencia. “El calendario se volvió intenso. La idea del premio es que vaya siendo un mapeo de todo el país, y tomamos como base las ferias. Son necesarias para descentralizar la escena”, dice Rodríguez.
“Corrientes es un territorio híbrido donde la producción contemporánea se embarra con la artesanía, el imaginario popular religioso y en permanente porosidad con Paraguay – analiza Albanese–. La feria de Santa Fe está gestada por mujeres: Priscila Sandoval en la dirección, Cecilia Sosa en la producción, Violeta Mansilla e Inés Beninca en la curaduría. Esta coincidencia habilita una sensibilidad especial, muchos gestos de cuidado y de tejer el entramado local donde se van reconociendo, visibilizando y legitimando maestros y contemporáneos. El cambio año a año es muy tangible: para esta edición esperamos las Jornadas de la Federación Argentina de Amigos de Museos en paralelo a la feria”.
Hay escenas en crecimiento, y se anotaron nuevas fechas. Resistencia tuvo en septiembre de 2022 la primera edición de la feria 3500 en el Club Social. Ya tiene fecha la próxima edición: 13 al 15 de octubre, Feria en Chaco. La Plata estrenó su Plateada, una feria organizada por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires a través del Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti y la galería NN. En el Teatro Argentino reunió más de veinte galerías y seis editoriales entre el 28 y el 30 de abril pasados. Mendoza va por su segunda edición de la feria Aire, organizada por el Museo Municipal de Arte Moderno en el Parque Central. La segunda edición tuvo a más de 70 artistas, que vendieron más de 120 obras. Un germen de feria ocurrió este año en Salta, con Casas con Arte. En marzo, diez galerías de arte de Salta y una de Tucumán, instalaron obras de 81 artistas en casas de un nuevo complejo de viviendas en San Lorenzo Chico. Con charlas gratuitas sobre coleccionismo, lograron vender 117 obras y recibir 4700 visitantes.
“Las ferias son un muestreo de las escenas. Se han ido sectorizando. La de Corrientes, por ejemplo, con cinco años ha tomado el Litoral: es un mapa guaraní. Plateada es la primera feria de la provincia de Buenos Aires y tiene una fuerza enorme”, dice Raúl Flores, curador del Programa Federal del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Otro agente transprovincial es el también cordobés Piñero, artista, curador en la feria de Corrientes y de varias ediciones de la de su provincia. “Para un artista del mal llamado interior, tratar de favorecer espacios de comercialización, difusión y debate es tratar de achicar asimetrías... es buscar lugares propios no tan inaccesibles para el desarrollo del trabajo. La escena de Córdoba antes de la feria era endogámica y fragmentada. Eso cambió mucho. En Corrientes, en palabras de Ticio Escobar, recorrer la feria es un gran happening, una gran fiesta”, explica. La fiesta está por recomenzar.
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