Libros, fantasmas y tres guías muy particulares ponen la muestra de la condesa Lydis patas para arriba
Recorrer una muestra de pinturas a través de un libro de ficciones, con la guía de dos actores, una escritora y un puñado de fantasmas, es la propuesta del Museo Sívori para esta semana.
María Gainza, la autora del libro La luz negra que estuvo en las listas de lo mejor que dio la literatura local en 2018, escribió el guion de este recorrido performático por la exposición de Mariette Lydis"Transicionar lo surreal" que se puede ver en las salas vecinas del Rosedal. Es, de alguna manera, una visita "engordada" que se ofrece sin cargo, pero con inscripción previa, y que suma varios ingredientes: "un juego de espejos entre lo real, lo imaginado y lo que pudo ser o dicen que fue" la vida de la pintora vienesa, el nuevo interés por una obra inclasificable olvidada por años en un depósito, la trama de sus falsificaciones legendarias y la historia de su único coleccionista local.
La actriz Anabella Bacigalupo lleva un vestido vintage, el libro abierto en las manos y lee desde arriba del puente blanco, coqueto y romántico, que cruza el lago. "Curioso: he notado que una no escribe ni para recordar ni para olvidar, ni para encontrar alivio ni para curarse de una pena. Una escribe para auscultarse, para entender qué tiene adentro". Cierra el libro y comienza a hablar de la misteriosa Negra (el personaje de la novela de Gainza) y es difícil saber si está recitando un pasaje o un texto nuevo para la ocasión.
En el público hay un falso cordobés –el performer y escritor Esteban Feune de Colombi–, un sabelotodo que interrumpe para agregar datos, traducir cartas del francés y orientar al público, que no siempre es pasivo. Bacigalupo es la guía, pero a veces se tapa la cara, se transforma en la propia Lydis y pone en acto sus memorias. Otras, es quizá la tasadora experta o su aprendiz, también personajes del libro, y con una linterna de luz negra invita a descubrir detalles en las pinturas. De su pequeña cartera extrae papeles con secretos, sonidos escogidos, voces y música.
"Quería una visita 3D, que cobrara vida por fuera del texto plano", dice la autora. Después de asistir a la inauguración de la muestra (una rareza para la esquiva Gainza, que también rehuye de las fotos y las dedicatorias de ejemplares), y en el encuentro con los actores, surgió esta idea que resolvieron en pocos días los tres juntos. "Todo abreva en el ímpetu", dice Feune de Colombi. "Desde que empecé a escribir de plástica tuve una obsesión: cómo llevar el arte a la vida y expandirlo por fuera de su circuito convencional. Un día fui al chino y sonaba Frank Sinatra: me dí cuenta de que yo quería hacer eso con el arte, que no quedara en un gueto. Por eso buscaba una visita guiada que fuera sexy, que tuviera sangre, que no quedara lánguida, pero sin perder rigor", dice Gainza.
El reparto suma personajes de novela y otros de carne y hueso: la directora del museo, Teresa Riccardi, cuenta en un tramo cómo fue sacar a la luz obras que por años durmieron en el depósito. Gainza se interpreta a sí misma en un diálogo que hubiera querido tener cuando estaba escribiendo el libro. Hacia el final, conversa con Cristina Correa, mujer del coleccionista Jorge Luis Correa, al que la escritora no llegó a entrevistar para su libro porque estaba enfermo.
Ingeniero químico, tenía en el arte una gran pasión: la vida y obra de Lydis. Falleció en agosto del año pasado, la mañana en la que iba a entregar a su editor el libro En busca de Mariette Lydis, que fue presentado en el museo. La breve mesa redonda en torno a ese libro y su colección ocurre en el bar, mientras se sirve el aperitivo favorito de la pintora. "Si me hubiese encontrado con todo este material antes, habría sido paralizante. Hubiese tenido que escribir sólo sobre ella, como hizo Correa, que lo hizo muy bien, con una prosa cristalina y ágil", reconoce Gainza.
El rescate de Lydis viene sucediendo en sincronía en las investigaciones de Marcelo Pombo, Claudio Iglesias, Santiago Villanueva, Correa, Gainza y otros. Gainza la encontró cuando estudiaba a la Negra, la falsificadora legendaria que protagoniza su libro como una sombra que se escurre. La misma ambiguedad que atraviesa la visita. ¿Son todas obras de Lydis o hay falsos de la Negra? Aparece otra duda: si los dibujos eróticos de Suzanne Ballivet, tan iguales a los suyos, son plagiados por Lydis o si es el nombre que tomaba prestado la artista para su obra más osada. "Lydis era un misterio, una construcción. Una pintora de niñas de clase alta que producía un montón y que encontró una forma de colar su propia voz", sostiene la autora. Esta visita es una buena manera de sondear sus profundidades.
PARA AGENDAR
De martes a viernes de esta semana, a las 11.30, se realizará esta visita que tiene punto de encuentro en el puente griego frente al Mueo Sívori (Av. Infanta Isabel 555). Es gratis con inscripción: www.buenosaires.gob.ar/museos/museo-sivori
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