Libros como canciones: Vinilo, una editorial nueva y chiquita que ya “suena” entre los lectores
Lanzada en 2021, el sello de no ficción que coordinan Joana D’Alessio y Mauro Libertella publica relatos autobiográficos, crónicas y perfiles de artistas y escritores
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Desde la primavera de 2021, un nuevo sello dedicado exclusivamente a la no ficción “suena” entre lectores e influencers en redes sociales. Dirigido por la editora Joana D’Alessio y el escritor Mauro Libertella, el nombre hace un guiño a la cultura analógica: Vinilo Editora. “Por el amor a un universo táctil, por una convocatoria a los sentidos, por que la literatura también es música -dice D’Alessio a LA NACION-. La literatura es como una música silenciosa, me encanta eso, porque detesto el ruido”. Sencillos, la colección con la que se dio a conocer la editorial, agrupa títulos del chileno Roberto Merino, y de Dolores Gil, Paula Mariasch y Matías Serra Bradford. “Son textos breves, como una canción”, agrega D’Alessio que además es coeditora con Violeta Noetinger del sello infantil Ralenti. “Son editoriales hermanas y Ralenti también refiere a lo analógico y a otro arte, en este caso el cine. Son un combinado”.
Los libros de Vinilo son, como los hubiera definido Tamara Kamenszain, “chiquitos”; de hecho, mucho más pequeños que un vinilo: miden 14 x 12 cm, están cosidos a mano y tienen pantones especiales. El arte de tapa (con formas en colores flúo sobre fondo negro), el diseño y la diagramación de interiores está a cargo de Max Rompo con la colaboración de Alejandro Pippa.
El catálogo se enfoca en la no ficción creativa (cualquier lector sabe que se publica una abrumadora cantidad de libros de no ficción de escasa creatividad). “Por ahora, la idea del sello es publicar no ficción. Incluso diría más: estuve pensando en el tema y detecto que a mí me interesa especialmente la no ficción que se ciñe a su definición. Le decimos no ficción creativa porque se puede valer de todos los recursos de la ficción, estructuras, climas, lenguaje poético, descripciones, diálogos, pero todos esos recursos están para contar una historia real de la forma más atractiva posible”.
Hasta hoy, el best seller es Parte de la felicidad, de Dolores Gil, relato autobiográfico donde “la hermana mayor” narra una tragedia familiar de manera sucinta y emotiva. Negro casi azul, de Paula Mariasch, condensa escenas de una mujer que quiere ser madre y tiene dificultades para gestar, a la vez que reflexiona sobre el vínculo con su propia madre y sus parejas. Ambos títulos pueden ser leídos como auto(no)ficciones. En Padres e hijos, de Roberto Merino, se agrupan crónicas del destacado (y aún poco conocido en el país) escritor chileno sobre las relaciones entre padres e hijos. “Nunca me han quedado muy claro los beneficios de la austeridad en la crianza de los niños”, comienza uno de los textos de este autor admirado por César Aira y Leila Guerriero, entre otros. Cómo falsificar una sombra, de Matías Serra Bradford, es un conjunto de obituarios de artistas y escritores como J. D. Salinger, John Berger, Diana Athill, Agnès Varda y Sergio Pitol, con ideas y apuntes sobre el arte, la vida, la literatura y la muerte.
Los escritores que debutaron en Vinilo fueron elegidos de distintas formas. “A Dolores Gil y Paula Mariasch yo las conocía, las había leído y me interesaba publicarlas, así que les ofrecí directamente hacer algo para Vinilo -cuenta D’Alessio-. Luego Mauro sugirió los nombres de Matías Serra Bradford y de Roberto Merino, y nos acercamos a ellos. Ahora como la editorial se va instalando, también me han contactado para ofrecerme materiales, lo cual puede ser un tema complejo porque como hacemos todo nosotros a veces lleva tiempo leer, pensar y responder”.
“Nosotros” son D’Alessio y Libertella, que comparten el trabajo de edición. “Los dos pensamos ideas, convocamos a autores, trabajamos en los textos con ellos, discutimos el catálogo y los planes editoriales -resume la editora-. Mauro tiene mucha experiencia, sus aportes y su presencia en Vinilo son claves. También es una pieza fundamental el diseñador Max Rompo, y quiero mencionar a Guido Cervetti y Hernán Rosso de Big Sur, que hace la distribución”. La madre de D’Alessio, María Braun, también colabora. “Ella lee y me da su opinión de forma no vinculante, pero la escucho, porque lee un montón, entonces para mí es como una especie de posible lectora ideal de Vinilo -dice su hija-. Además lee rapidísimo, le envío un manuscrito por mail y a los veinte minutos me dice: ‘Leí un poco, me está gustando’”.
Gracias @joanadalessu por estos libros de la hermosa Vinilo editora pic.twitter.com/PLgPhfDERP
— Gonzalo Heredia. (@gonzaloherediao) September 20, 2021
Gracias a las recomendaciones en redes de escritores, amigos y lectores, el sello cobró visibilidad rápidamente. “La gente empezó a comprar los libros y recomendarlos -cuenta la editora-. Nos vino muy bien la Feria de Editores; mi plan era presentar la editorial ahí pero se dio maravillosamente porque sucedió en un momento donde había mucha apertura y la gente estaba ávida por encontrarse, comprar libros, ver cosas nuevas. Además el libro de Dolores Gil lo eligió el club de lectura Bukku, que tiene muchos suscriptores. Fue un empujón”.
Para reducir costos en épocas inflacionarias, se imprimen cuatro libros juntos, en tiradas de dos mil ejemplares por título. “Eso me da un costo unitario competitivo y me permite hacer procesos que me interesan desde la materialidad -dice D’Alessio-. En cuanto a la inversión para el lanzamiento, la inversión más grande fue mi tiempo, pasé dos años trabajando en la idea, investigando formatos, contactando a autores, desarrollando la marca, pensando, cotizando. ¡Quemándole la cabeza a mucha gente! Esa fue una inversión enorme. Hay negocios que requieren un gran capital económico para ponerse en marcha. Una editorial no sería el caso, pero sí es verdad que yo pude y quise disponer de ese tiempo en pleno 2020. Creo que me metí en esto también como una forma de mantenerme cuerda”. En términos económicos, lo más significativo de la inversión fue la impresión de la primera tirada de los cuatro libros. Los “sencillos” de Vinilo se consiguen en todas las librerías del país, en Buenos Aires y en las provincias.
Para la primera mitad del año ya están previstos cuatro libros: Yo también soy una mosca, de Esteban Serrano; La pasión y la condena, del mexicano Juan Villoro con un prólogo de Leila Guerriero; ¿Y si no es suficiente?, de Maia Debowicz, y Música para librerías, de Hernán Lucas. Y para la segunda mitad, los editores trabajan en un libro de larga duración de varios autores y otros cuatro “sencillos”.
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