Libro árbol: devolverle a la tierra lo que la tierra da
El sello Pequeño Editor creó un libro infantil en cuyas páginas hay semillas de jacarandá; la idea, que consiste en leer un cuento con los chicos y plantarlo para que crezca un árbol, tuvo gran repercusión
Mi papá estuvo en la selva no es un libro cualquiera. Es un libro de papel reciclado que tiene, entre sus tapas, semillas de jacarandá. Después de leerlo, en lugar de guardarlo en la biblioteca, cada ejemplar se puede plantar. ¿Un libro para plantar? Sí, aunque parezca curioso, fue creado especialmente para compartir la historia con los chicos y luego sembrarlo en la tierra. Tiempo después, si se siguen los cuidados indicados con mucha paciencia, se podrán ver aparecer los primeros brotes. Por eso se trata de un libro especial: un libro árbol.
Este proyecto cultural y social del sello Pequeño Editor, que nació en abril de este año con el objetivo de promover la lectura y el cuidado del medio ambiente, logró en pocos meses una repercusión inesperada dentro de la comunidad educativa nacional. Llegó, incluso, a otros países. Como dice con orgullo Diego Bianki, director artístico de la editorial y uno de los impulsores de la peculiar campaña, junto con Raquel Franco y Ruth Kaufman, "el libro árbol ya dio sus primeros frutos". Un terrario, con uno de los ejemplares plantados, donde ya se ve asomar un incipiente arbolito, se exhibirá a partir de la semana próxima en la librería El Ateneo Gran Splendid.
Como el libro árbol no tiene valor comercial y no fue pensado para la venta, sino como una herramienta de concientización, los ejemplares con semillas no se venden: se donan. Todo comenzó con veinte libros, realizados en forma artesanal con papeles libres de ácidos e impresos con tintas biodegradables, que traen incrustadas en las portadas semillas del árbol autóctono. Junto con la agencia de publicidad FCB Buenos Aires, Pequeño Editor difundió un video en Facebook para dar a conocer la iniciativa. Al mes, ya había tenido más de 22.000 visualizaciones. A fines de junio, FCB presentó el audiovisual en el Festival de Cannes y fue premiado con un bronce.
Empezaron, entonces, a recibir pedidos del libro y a publicarse notas en medios de países como los Estados Unidos, Francia, España, Colombia, Chile, Corea. Como la realización del libro es costosa, debido justamente a la fabricación artesanal y a los materiales utilizados, Pequeño Editor resolvió lanzar una convocatoria en su página de Internet y en las redes sociales para donar ejemplares del libro árbol a instituciones del país que lleven adelante actividades educativas y sociales. De las más de cien propuestas recibidas, los editores seleccionaron en principio catorce y otras nueve están en estudio. Hasta el momento, el libro ya fue plantado en tres provincias: Mendoza (en una escuela de Godoy Cruz), Chaco (a través de la Fundación Mempo Giardinelli) y Misiones (en una escuela del poblado Picada Guaraní, ubicada en plena selva). Entre los otros proyectos elegidos figuran escuelas y bibliotecas públicas de Río Negro, Santa Fe, Neuquén y La Pampa (ver mapa). Todos recibirán su libro árbol en los próximos meses, con la idea de que la plantación se lleve a cabo en septiembre, cuando el clima es más propicio para la siembra.
"La enorme repercusión del proyecto fue una hermosa sorpresa. Además de hacer una acción concreta de concientización por el cuidado de la naturaleza, nos parece primordial destacar que buscamos la promoción de la lectura en todos los niveles", contó Bianki a LA NACION. Raquel Franco, su socia y compañera en esta aventura ecológica y educativa, resalta: "Siempre pensamos que la metáfora de un libro que regresa a la naturaleza era poderosa, pero conmueve ver cuántas personas en todo el mundo le otorgan el mismo sentido. Estamos emocionados porque hay un aspecto esencial de este proyecto que sigue siendo estimular la lectura y el acercamiento a los libros en la infancia, con contenidos ricos, potentes. Que tantos adultos en el mundo quieran leerles esta historia a los chicos es un logro extraordinario".
La elección del libro para plantar y la variedad de semilla no fueron azarosas: "La historia de Gusti, Mi papá estuvo en la selva, ilustrado por Anne Decis, que habíamos publicado en formato tradicional en 2008, encajaba perfectamente con este proyecto porque cuenta desde la voz de un niño urbano la experiencia extraordinaria de vivir en la selva, donde la naturaleza es el hogar. En ese contexto, el autor encuentra oportunidad para hablar de muchos temas, de animales, de plantas, de deforestación, de trabajo en equipo, de creencias diferentes, y, muy especialmente, del respeto que le debemos a todo lo viviente", agrega la directora editorial. Y el jacarandá representa una de las tantas especies nativas de la Argentina. "Necesitábamos un tipo de semilla que no fuese demasiado pequeña porque debía atravesar la tierra y, en este caso, también romper el papel que lo contiene, hasta asomar al exterior. El jacarandá cubría estas expectativas y además es un árbol entrañable para la cultura argentina y para los chicos por la canción de María Elena Walsh", completó Franco.
Sorpresa y alegría le causó también al equipo de Pequeño Editor los pedidos que recibieron del exterior. Instituciones de Turquía, Francia, Portugal e Inglaterra replicarán el proyecto con semillas autóctonas. Y en Ruanda, el libro árbol ya fue plantado. Los editores argentinos se lo entregaron a la presidenta de la organización IBBY (International Board on Books for Young People), en el marco de la Feria de Bolonia. En esa prestigiosa feria, este año Pequeño Editor fue distinguida como la Mejor Editorial Infantil de Latinoamérica. "Hace un mes, nos llegó una invitación de la Biblioteca de Alejandría, donde nos dijeron que nuestro proyecto es ideal para apoyar la tarea de promoción de lectura que ellos realizan. También nos llamaron de la Universidad de México y de la Feria del Libro de Chile, que quiere hacer un libro similar allá con una semilla autóctona de Santiago", explicó Bianki.
En la Biblioteca de Alejandría (www.bibaleg.org) existe un departamento de investigación medioambiental y una biblioteca infantil con un importante programa de actividades. "En octubre realizarán una acción enfocada a la educación informal para todos los chicos de la ciudad que incluirá la lectura de Mi papá estuvo en la selva y posterior plantado en cinco lugares diferentes. Estamos trabajando en una traducción al árabe [para llevar los libros desde aquí] y en el armado de esas actividades en Alejandría. También estamos invitados Gusti y yo a participar", agregó Franco.
La editora recuerda la emoción de los chicos que participaron de las tres experiencias de plantado: "En Godoy Cruz, escribieron deseos en pequeños papelitos y regaron la tierra en el momento de enterrar el libro. Todos los deseos hablaban de jugar bajo los árboles, oír cantar los pájaros, tener sombra en verano, treparse a ellos, llenarse el pelo de flores? Con este proyecto quisimos decirles dos cosas a los chicos: que este libro -hecho de papel, de madera, de árbol- vuelve a la tierra para volver a ser eso que fue: un árbol. Pero también, que no es un objeto cualquiera, es un libro. Y un libro tiene el poder especial de hacernos crecer. Porque una historia es algo que han imaginado otros y cuando nosotros conocemos esas historias, conocemos más del mundo, de todas las personas que viven en él. Por eso, nos transformamos y crecemos con cada lectura, igual que un árbol crece milímetro a milímetro con el agua y los nutrientes de la tierra".
Semillas en la feria infantil
- Una edición especial de Mi papá estuvo en la selva, que no será para sembrar pero que trae un señalador con semillas de jacarandá para plantar, estará en venta en la Feria del Libro Infantil.
- Pequeño Editor estará presente en la nueva edición de la Feria del Libro, que comienza mañana en Polo Circo. El jueves 16 abre al público la otra sede de la Feria en Tecnópolis. Ambas, con entrada gratuita, estarán abiertas hasta principios de agosto.
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