Libertad expresiva en la obra de la Nueva Figuración
Ese movimiento cumple 50 años desde su brillante aparición
"Me gustaría que el grupo fuese recordado por el empecinamiento en defender nuestra libertad." La frase que resuena en una de las paredes del Pabellón del Museo Nacional de Bellas Artes está rodeada de la rotunda expresividad de las obras de los cuatro grandes artistas argentinos que formaron el grupo de la Nueva Figuración, en 1961.
La frase es de Ernesto Deira, integrante del grupo, junto con Luis Felipe Noé, Jorge de la Vega y Rómulo Macció, que propusieron una nueva imagen del hombre y del arte, específicamente, de la pintura.
Cuando falta poco para que se cumplan 50 años de la aparición de la Nueva Figuración, el Museo Nacional de Bellas Artes les rinde un homenaje, en el año del Bicentenario, a sus cuatro destacados miembros con la exposición El Estallido de la Pintura, que abre hoy, a las 19.
La muestra, curada por la historiadora del arte Mercedes Casanegra, comienza en la planta baja, con una emblemática foto de los integrantes del grupo, tomada por Sameer Makarius, y cuatro obras significativas de cada uno de estos artistas.
Una vez en el pabellón, el visitante se adentra en un universo de casi cuarenta obras, de gran tamaño, que se despliegan en los cinco módulos cronológicos en que se estructura la exposición y que permiten captar y apreciar toda la fuerza creativa y de ruptura que caracterizó al grupo.
Un conjunto de trabajos que van desde la etapa previa a la constitución del grupo hasta su finalización, en 1965. "El grupo se instala en un momento clave del arte del siglo XX. Había terminado la Segunda Guerra, había ocurrido el Holocausto y se había arrojado la bomba atómica. Y los artistas y los lenguajes artísticos son sismógrafos que captan lo que le sucede a la humanidad", comentó Casanegra ayer, durante una visita para la prensa.
Entonces, la Nueva Figuración, como sucedía en otras partes del mundo, se propuso buscar una nueva imagen del hombre, para lo cual se requerían otros lenguajes, otras formas, distintas de la tradición figurativa que había impuesto Occidente desde el Renacimiento. Así surgieron esas grandes obras que, por momentos, incluso no dudaron en traspasar los marcos del cuadro hasta convertirse en relieves e instalaciones.
Y la libertad expresiva y de figura de estos cuatro artistas posibilitó nuevas imágenes, ya fueran distorsionadas por las anamorfosis, como en De la Vega; formadas por líneas inquietantes, en Deira; aprisionadas por el color, en Macció, o quebradas, en las obras de Noé.
Cuatro grandes artistas que la muestra exhibe logrando que, por un lado, se advierta la particular propuesta de cada uno y, por otro, se capte el espíritu grupal que caracterizó a la Nueva Figuración. Dos de ellos, De la Vega y Deira, murieron. Noé y Macció siguen en actividad.
En tanto, las obras Vernissage y El Ser Nacional , ambas de 1965, de Noé, estarán expuestas sólo tres semanas porque luego viajarán al Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro para formar parte de una muestra retrospectiva del artista argentino, que se inaugurará en noviembre.
La primera muestra de la Nueva Figuración fue en la galería porteña Peuser, en 1961. Dos años después, Jorge Romero Brest, entonces director del Bellas Artes, los invitaba a exponer. Hoy, el mismo museo les vuelve a rendir un homenaje que incluirá, como comunicó ayer el director de la institución, Guillermo Alonso, un importante catálogo que acompañará la muestra, que se podrá ver hasta los primeros días de enero, en Avenida del Libertador 1473. La entrada es libre y gratuita.
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