Leonardo provoca un "frenesí" en el Louvre con la muestra por los 500 años de su muerte
Es la mayor exposición de la historia dedicada al maestro del Renacimiento; llevó una década prepararla y pone la pintura en el centro de sus intereses; el enigma de Salvator Mundi
PARÍS.- Quinientos años después de su muerte, Leonardo da Vinci (1452-1519) comenzará a demostrar a partir de este jueves que su genio creativo no solo es inigualable, sino que constituye el imán artístico que ejerce mayor atractivo planetario. La exposición organizada por el Museo del Louvre -la mayor de la historia- tendrá un carácter mágico por sus dimensiones, su calidad y el fervor popular que suscita la obra de ese genio del Renacimiento. En un recorrido dividido en cuatro etapas, la exposición propone descubrir 162 pinturas, dibujos, manuscritos, esculturas y objetos de arte que fueron reunidos al término de un trabajo titánico de preparación que comenzó hace diez años.
Solo 11 de los 20 cuadros atribuidos al maestro figuran en la muestra. Pero todos son puestos en valor por el resto de las obras que los rodean y contribuyen a explicar su génesis. Junto a su propia colección de cinco pinturas -la más importante del mundo- y sus 22 dibujos, el Louvre reunió cerca de 140 obras provenientes de las instituciones europeas y norteamericanas más prestigiosas: de la Royal Collection británica hasta la Pinacoteca Vaticana.
En ese esfuerzo monumental de museología, entre las obras consideradas "más improbables" de conseguir se encontraban el Hombre de Vitruvio, que pudo viajar después que la Justicia italiana diera su autorización para que saliera del país, y la Madone Benois, que llegó a último momento desde el museo del Ermitage de San Petersburgo.
Pero el gran enigma fue planteado por el Salvator Mundi. Dos días antes de la apertura de la exposición, nadie sabía, si también sería colgado en el Louvre ese célebre cuadro atribuido a Leonardo, de 65 por 45 centímetros, que desapareció hace dos años, cuando fue adquirido. "Es poco probable que llegue, pero para nada excluido", afirmaba ayer una fuente del museo. La muestra incluye, en todo caso, un cuadro casi idéntico, aunque un poco más grande, perteneciente a la misma serie.
La exposición tiene por objetivo mostrar hasta qué punto Leonardo colocó la pintura por encima de cualquier otra actividad y la forma en que su investigación del mundo fue instrumento de un arte cuya ambición era ante todo darles vida a sus cuadros. "No hay nada publicado, muy poco pintado, sus cuadros quedaron sin terminar... Sin embargo, la gente quedaba fascinada. Esa es la imagen de su vida", resume Vincent Delieuvin, conservador del departamento de pinturas del museo y uno de los dos comisarios de la muestra, junto a Louis Frank, conservador del patrimonio en el departamento de artes gráficas de la institución.
La muestra también intenta aportar una nueva luz sobre la biografía de Leonardo, a partir de una relectura del conjunto de la documentación histórica a disposición. "Esa relectura rompe con la visión canónica del maestro florentino según seis períodos cronológicos marcados por sus desplazamientos geográficos, en beneficio de llaves que abren su universo. Emerge así el retrato de un hombre y de un artista de una extraordinaria libertad", precisa Delieuvin.
Esa "revolución" artística se resume en pocas palabras: para que en un espacio infinito, constituido de sombra y de luz, sus figuras posean la realidad de la vida, Leonardo aprendió a impregnarlas con la naturaleza del movimiento. ¿Cómo? Mediante la invención de una libertad gráfica sin igual. La exposición del Louvre incluye reflectografías al infrarrojo de numerosas pinturas de Leonardo, realizadas a la misma escala que la obra original. Ese examen científico permite revelar el dibujo subyacente efectuado en carbonilla. La reflectología infrarroja también restituye las primeras etapas del trabajo de modelado de la piel, mediante la construcción de sombras y luces, en el cual el artista probablemente sea inigualable.
Nadie duda de que el gigantesco esfuerzo desplegado durante esta década por los responsables de la muestra quedará marcado con un bien merecido éxito popular. Ya se reservaron por internet más de 180.000 entradas con horarios precisos. La exposición de Leonardo se anuncia como el blockbuster cultural del año en Francia, capaz de superar el récord histórico de una muestra de pintura, lograda por Delacroix en 2018 con 540.000 visitantes. Se podría decir que la exposición está en vías de provocar un "delirio leonardiano". Y los medios deberían contribuir ampliamente ya que por lo menos 500 periodistas y 35 canales de televisión cubren esta retrospectiva. "Un auténtico frenesí", reconoce con satisfacción Vincent Delieuvin.
La gioconda, ausente con aviso
PARÍS -. La Gioconda, el cuadro de Leonardo más célebre del mundo, no está incluida en la exposición que comienza mañana en el Museo del Louvre. Imposible moverla de la Sala de los Estados, donde 30.000 personas vienen a admirarla cada día. Para reemplazar esa ausencia, cuando termine su recorrido por la muestra, el público podrá pasar siete minutos "en tête-à-tête con La Gioconda" (así se llama), gracias a una visita virtual. Con anteojos 3D, el visitante se verá transportado a la Sala de los Estados, frente al cuadro, en medio de una muchedumbre que se disipa y deja al espectador solo frente a la Mona Lisa. Así podrá aprender más sobre su vida, su peinado, su postura o su enigmática sonrisa. El tête-à-tête permite también detenerse en el cuadro propiamente dicho, en la fisura del panel que, normalmente, solo pueden ver los ojos expertos, o en el sfumato. La experiencia propone por fin "evadirse" al país de La Gioconda y descubrir los paisajes que la rodean.