Leer y no leer
LA FRONTERA INDOMITA Por Graciela Montes (Fdo. de Cultura Económica)-119 páginas-($ 10) CULTURA ESCRITA Y EDUCACION Conversaciones con Emilia Ferreiro (Fdo. de Cultura Económica)- 22 páginas-($ 15) CULTURA ESCRITA, LITERATURA E HISTORIA Conversaciones con Roger Chartier (Fdo. de Cultura Económica)-271 páginas-($ 15) NUEVOS ACERCAMIENTOS A LOS JOVENES Y LA LECTURA Por Michel Petit (Fdo. de Cultura Económica)- 199 páginas-($ 13)
ENTRE posiciones optimistas y desesperanzadas, el tema de la lectura convoca hoy a especialistas de distintos campos del saber y del quehacer cultural. Educadores, investigadores, editores, críticos literarios y los propios escritores se preguntan por esa "cacería furtiva" que, al decir de Michel de Certeau, es el acto de leer.
De esa preocupación interdisciplinaria es reflejo esta colección, "Espacios para la lectura", cuyos primeros cuatro títulos - La frontera indómita , de Graciela Montes; Cultura escrita y educación , de Emilia Ferreiro; Cultura escrita, literatura e historia , de Roger Chartier, y Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura , de Michéle Petit- están a cargo de una escritora, una pedagoga, un historiador de la cultura y una antropóloga, respectivamente.
La frontera indómita es una recopilación de conferencias, charlas y otras intervenciones y escritos que muestran, entre otras cosas, el modo singular en que Graciela Montes -prolífica escritora, también editora y traductora- reflexiona sobre los libros, la lectura y la cultura de la infancia. Sus reflexiones son siempre provocadoras y suscitan permanentes preguntas en el lector. Para Montes, la lectura es un territorio que debe ser conquistado y, en ese intento, los lectores y escritores, pero también los mediadores -editores, pedagogos-, deben sortear algunos obstáculos. Sobre todo, deben estar alertas a los cambios en las reglas del juego: Montes advierte sobre las peligrosas argucias del mercado, que pueden llegar a convertir a la literatura en mercancía, sobre los riesgos de escolarización de la literatura y sobre la necesidad de construir ese vínculo, ese "pacto con la ficción", "ese paso de un tiempo a otro tiempo" que es el acto de la lectura.
Otro tipo de recorrido propone Cultura escrita y educación , de la reconocida pedagoga Emilia Ferreiro. La vasta formación de la autora le permite abarcar, en su investigación, distintos momentos de la educación en la Argentina y en México, historia en la que se enhebra su propia biografía intelectual. Con actitud alerta propone, cada vez, hipótesis de trabajo siempre originales que articulan permanentemente lo social y el trabajo de investigación. El desfasaje entre la escuela y el mundo exterior necesita de maestros, pedagogos e investigadores que entiendan de otro modo la alfabetización, y no como la consigna impuesta al alumno de retener simplemente la información que se le provee. "Saber buscar la información y saber utilizarla; saber seleccionar, juzgar, discernir", estos son los objetivos -según Ferreiro- que la escuela debe perseguir. Las comunidades rurales de distintos estados de México son algunos de los ámbitos donde Ferreiro y sus equipos desarrollan sus búsquedas; allí, a diferencia del espacio urbano, lo escrito no tiene una presencia constante y surgen múltiples desafíos en torno a la pregunta: "¿Qué pasa con ese chico que crece sin saber que su lengua se escribe?".
Roger Chartier, historiador de la cultura de origen francés, participa en extensas conversaciones con especialistas del ámbito mexicano, a lo largo de cinco jornadas que aparecen transcriptas en Cultura escrita, literatura e historia . Historiador y crítico de las diferentes modalidades de la cultura escrita y conocedor de las prácticas de la lectura, Chartier expone su pensamiento en torno a cuestiones acuciantes, y de absoluta actualidad, sobre el porvenir de la cultura escrita, el libro y las prácticas de lectura. En un mundo donde la transmisión del conocimiento está viviendo una revolución tecnológica, el futuro de las prácticas de lectura tradicionales es fuente de preocupación para autores del campo de la literatura, intelectuales, pedagogos y editores. Muchos de ellos evocan una edad de oro que contrastaría con la crisis del libro y de la lectura en la que estaríamos sumergidos. Chartier niega tajantemente esta crisis -situada por él en el horizonte mayor de la historia de la lectura-, aunque reconoce la contradicción que pesa sobre el lector de hoy, "entre la obsesión de la pérdida, que requiere de la acumulación, y la inquietud por el exceso, que exige seleccionar y elegir".
Aunque la mirada de Chartier parezca en todo momento optimista, subsiste no obstante una pregunta cargada de sentido en estas latitudes: la circulación de esta prolífica cultura escrita, ¿es verdaderamente democrática? Chartier parece no tener en cuenta la diversidad de escenarios de lectura (o de no lectura) en el presente. Queda pendiente, entonces, la pregunta por las garantías para el acceso.
En Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura , de Michéle Petit, esta antropóloga e investigadora de la Universidad de París estudia el papel que cumplen hoy las bibliotecas públicas y populares, espacios en los que confía como verdaderas plataformas para la construcción de las identidades. Los sujetos de los que se ocupa Petit son los adolescentes provenientes de familias de inmigrantes (turcos, senegaleses, argelinos, camboyanos, etc.). Su estrategia expositiva es sumamente atractiva, vinculada a la investigación etnográfica. La autora va presentando los distintos casos: Liza, Ridha, Daoud, Mourad, Wassila, son adolescentes que viven en barrios marginales de París y que narran el modo en que la frecuentación regular de la biblioteca, y el contacto con el mundo de la información y de la ficción, produjo cambios significativos en sus vidas. El acercamiento al espacio del libro constituye una antigua y siempre vigente estrategia para la formación individual, el trazado de proyectos, la adquisición de los conocimientos necesarios para la vida cotidiana. Matoub, un joven de origen argelino, sintetiza todo esto al decir: "Rimbaud me trastornó, provocó en mí una revolución interior y sensible. Cambió mi manera de ver las cosas. Debería haber leído las obras de Rimbaud por lo menos veinte veces". Para Petit -tal como lo demuestran sus investigaciones-, leer es una forma de socializar experiencias, un medio de acceso al saber, una forma de construir la identidad, y es también la promesa -para muchos grupos marginados- de ir más allá de un pequeño círculo.