Las razones que llevaron a la beatificación de Juan XXIII
El Pontífice era considerado un hombre que optó por la paz
MILAN.- El domingo, el papa Roncalli será proclamado beato. Es, en la escala de la santidad, el escalón que precede a lo que en la liturgia se conoce como "la gloria de los altares". Y es la hora de las rememoraciones.
Juan XXIII murió el 3 de junio de 1963. Comenzaba a oscurecer y, en la plaza San Pedro, el cardenal Traglia estaba celebrando la misa. Eran las 19.43 cuando Angelo Giuseppe Roncalli se apagaba. En aquel momento, el cardenal leía el fragmento del Evangelio que empieza: "Estaba allí un hombre enviado por Dios llamado Juan".
Poco antes, el Pontífice había dicho al profesor Gasbarrini: "No se preocupe excesivamente por mí, porque las valijas están en orden y yo mismo estoy pronto también para partir".
Enseguida quiso despedirse con un gesto amable de su médico de cabecera, el profesor Mazzoni: "Quisiera testimoniarle mi agradecimiento, usted ha hecho tanto por mí, pero aquí no tengo nada. Sólo esta pluma estilográfica. La prenda me dejará contento. ¿Sabe? está casi nueva, no la he usado nunca".
Había visto a Juan XXIII cuatro meses antes del fin. Era una fría mañana de febrero, el viento barría las galerías del Vaticano, los guardias suizos que controlaban los permisos tenían la cara lívida.
El Papa caminaba despacio, se fatigaba un poco al subir los peldaños y estaba pálido. Apoyaba las manos sobre el enfaldo talar, blanco como el hábito. Habló con dificultad y también su sonrisa exteriorizaba cansancio. "Cuando comencé este servicio -dijo-, no me esperaba una dicha semejante."
"El Concilio se ha revelado como una fuerza por la paz en el mundo". Habló asimismo de la muerte, con resignación, con dulzura: "Estamos sobre la Tierra un poco de tiempo, cuarenta, cincuenta, ochenta años. Después tenemos que irnos, y es un consuelo saber adónde".
Sus hábitos
Sentía que la vida se le escapaba, mas no había cambiado sus costumbres. A menudo, a las dos de la mañana, su ventana se veía iluminada: el Papa recitaba la primera "Ave María" por los niños que hubieran nacido ese día, y comenzaba el trabajo.
Se sentaba ante el pequeño escritorio lleno de papeles, miraba la fotografía de los hermanos, pensaba quizás en su región natal, clara bajo la luna. "Este hombre -había dicho de sí mismo- al que la Providencia ha llamado de la nobleza del campo". Tenía siempre presente sus orígenes y le parecía que Dios le había concedido demasiado.
Una noche en que se sentía enfermo confió a monseñor Capovilla: "Quisiera que supiesen que, cuando era un muchacho, no soñaba más que con ser sacerdote, solamente sacerdote". Escribía en su diario: "El sentimiento de mi insignificancia, de mi nada, siempre me ha acompañado".
Antes de entrar en el cónclave envió una carta al obispo de Bérgamo. "Las plegarias de todos -decía- deben obtener que el Papa sea un hombre sabio y bondadoso, un santo y un santificador", pero estaba lejos de pensar que trazaba un autorretrato; no consideraba sus propios méritos.
La elección lo sorprende, y sintió turbación al principio. Decía a los fieles que acudían a las audiencias: "Estoy haciendo mi noviciado, ayúdenme".
Un buen sacerdote
Lo consideraban en los primeros tiempos "un buen párroco", ciertamente "un Papa de transición", que no habría cambiado ruta ni adoptado decisiones trascendentales, pero poco después se darían cuenta de que Angelo Giuseppe Roncalli miraba lejos y habría de legar una profunda huella de su obra.
La primera visita la hizo a los presos, la segunda a los niños de un hospital. "¡Papa, ven aquí!, le gritó un niño. Y el Papa se acercó: "¿Cómo te llamas?", preguntó al enfermito. "Angelo". "Yo también -dice el Santo Padre-; antes me llamaba así."
Muy pronto buscó "lo que une, no lo que divide". No alimentó la antigua polémica, sino que favoreció la distensión.
Escribió a Saragat cuando falleció su esposa, envió un telegrama a Nenni enfermo, recibió al yerno de Nikita Kruschev. Por eso lo llamaron el Papa rojo". Dijo antes expirar: "He procurado el bien de todos. He querido el bien de todos".