Las razones del éxito de la 59° Bienal de Venecia, una edición que consagra a varias mujeres y un argentino fuera de serie
Tras siete meses con fenomenal respuesta del público y crítica, la muestra es un turning point de alcance mayor; se destaca el trabajo de la curadora Cecilia Alemani, la artista chilena Cecilia Vicuña, ganadora del León de Oro, Simone Leigh y el tucumano Gabriel Chaile
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Venecia.- ¿Para qué sirve una Bienal? Para marcar tendencias, imponer artistas, atraer turistas y coleccionistas, y consagrar curadores. Con la edición 59 de la mostra creada por Umberto de Saboya en 1895 se cumplen todos estos objetivos. Cecilia Alemani, curadora y directora de la Biennale, es la dueña del triunfo mayor.
The milk of dreams cierra el 27 de este mes con un éxito fenomenal de público y crítica. Es un turning point de alcance mayor, confirmado hoy, con público masivo y una hora de espera para visitar el pabellón de Grecia. No hay que olvidar que la Biennale se inauguró en abril.
El espíritu de Alemani, su apuesta por una visión lateral, no eurocentrista, sino valorizando la originalidad de “los bordes”, está presente en el pabellón de los Estados Unidos, con la imponente Simone Leigh y su Sovereignty, que despierta una nueva empatía desde los márgenes y sin prejuicios.
La frase fetiche de la directora, “The milk of dreams”, con el aura surrealista de la mexicana Leonora Carrington, rompe todos los clichés. El primero: crear una constelación única de artistas mujeres. Y no es una cuestión de género. Es calidad en la selección, pureza en la mirada, convicción en los valores.
Vale la pena recordar la genialidad de Harald Szeemann en Platea de la Humanidad (2001). El suizo tocó el alma con una selección conmovedora con el ícono del chico en cuclillas, clamando por solidaridad.
La madre de todas las bienales
Cecilia Alemani tiene un lugar ganado como curadora del High Line de Nueva York; la vimos con Mauricio Cattelan en Buenos Aires para Art Basel Cities, y aceptó el desafío de la madre de todas las bienales con la pandemia en el medio.
Más de 300 artistas mujeres en el mágico escenario del padiglione de los Giardini. Jardines maravillosos, con secretos y sorpresas, creados por Napoleón, cuando, dueño del poder, pensó que a Venecia le faltaba verde. Es privilegio del director de la Biennale curar la muestra del padiglione, el pabellón central que en el origen fue pabellón italiano. En ese espacio, Daniel Birnbaum, cuando fue director (Biennale 53, en 2009) puso en órbita la obra de Tomás Saraceno, y lo consagró.
Esta vez, Alemani es, al mismo tiempo, académica, histórica, contemporánea y audaz. Consagra a Leonora Carrington como la matriz de su pensamiento curatorial; pero, también, pone el foco en Remedios Varo, Leonor Fini, Dolores Tanning, Josephine Baker, Sonia Delaunay, Nicki de Saint Phalle... y le da un lugar de privilegio a Cecilia Vicuña. La chilena del exilio, artista textil de la intimidad; dueña del gesto cotidiano proyectado a una reflexión universal, se quedó con el León de Oro de Venecia y tiene hoy su exhibición infartante en la Turbine Hall de la Tate Modern, Londres.
Los pabellones nacionales, desde la cumbre del Reino Unido al magnífico de los países nórdicos de Alvar Aalto, presentan los artistas de su propia elección. Francia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y Bélgica se pliegan a la matriz curatorial. Revisan la historia, miran en los márgenes y ponen en valor mujeres, países y culturas olvidadas.
En la Argentina, un comité creado para tal fin eligió el envío: los videos de Mónica Heller. Artista que conoce la herramienta. Visto in situ, no se entiende la fuerte presencia política en los créditos. No es el tiempo... ni es el lugar. El maravilloso convite veneciano convoca gente de todo el mundo, con o sin pergaminos, para ver qué pasa en el mundo del arte, pagando 25 euros la entrada. Demasiados créditos. ¿Para qué? Son Mónica Heller y el curador Alejo Ponce de León las figuras de este encuentro.
Más allá del pabellón nacional, el gran triunfo argentino es la obra de Gabriel Chaile. Tucumano, seleccionado para la 59 Biennale por Alemani, el artista retoma una estética formal y conceptual ligada a la tradición, a sus raíces y a su origen. Una belleza que quiebra el canon.
Hay que verlo en vivo y en directo, para entender el lugar que ocupa en el espacio de los Arsenales y en el recorrido que comienza con una monumental escultura de Simone Leigh, figura indiscutida presente, en el pabellón de Estados Unidos, ícono total de la Biennale… y sigue con Gabriel Chaile. Tiempo de cambios. Tiempo de cosecha.
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