Las raras estrategias de los artistas para ir al encuentro del público
Aunque las galerías ya se pueden visitar con cita previa y los museos también, con turno online, en esta cuarentena surgieron otras maneras de acercar obras al espectador en espacios libres de protocolos. Delivery de restorán artístico a domicilio, cartas postales que indican dónde encontrar una instalación en la orilla del río, vidrieras para ver al paso y exposiciones callejeras, una muestra en un supermercado y performance por teléfono... tácticas y estrategias en tiempos de Covid.
Cuando en julio pasado se empezó a poder salir a la calle los fines de semana, la artista Valeria Vilar tuvo un impulso: sacar sus cuadros a la vereda con ella. "Al tercer mes necesité un poco de aire. Salí con todas las obras, las colgué, me quedé en una sillita una hora, que era lo que se podía, un domingo, que fue cuando me tocó según el DNI. Las puse a distancia social entre sí. La reacción de la gente que pasaba para hacer compras o pasear perros era genial", cuenta. Aprovechó que de un lado es vecina de un lavadero de autos que tiene 17 metros de persiana baja y que del otro hay una obra en construcción. "Pedí permiso y sumé más espacio, porque necesité compartir esto con amigos", dice Vilar. Desde entonces, cada quince días, barre su larga cuadra para que artistas invitados expongan obras de estos días en Soler al 5600, pero no publicita las fechas porque no quiere aglomeraciones, sino visitantes casuales.
Lucrecia Lionti expuso ahí su Calendario Abstracto, en el que bordó cada día pasado a la sombra como un preso. "Necesitaba salir, compartir y sacar un rato las telas de la cueva. Fue hermoso", cuenta. Alfredo Dufour hizo obra especial para el sitio: pintó la persiana como marco de sus dibujos y Adriana Bustos compartió pinturas de aviones (y ganas de viajar), tituladas Avistamientos de cuarentena. Pronto comenzaron a surgir interesados en comprar obras y artistas pidiendo locaciones especiales como el árbol donde, por ejemplo, Marcela Sinclair colgó una instalación sonora. El punto más alto de Mi vereda fue cuando la muestra callejera se mudo a Avenida San Juan al 300, en toda la cuadra que ocupa el Museo de Arte Moderno, justo el día del festival Los museos se iluminan, el 24 de octubre.
Otra muestra al paso es la que montaron las hermanas Silvina y Josefina Sícoli en su galería Selvanegra, llamada Tres vidrieras. Con la curadora Guadalupe Creche pensaron un montaje con obra de todos sus artistas para ser visto desde afuera con luz natural durante el día o con luces artificiales al caer la noche. "Así, nuestra interacción con el barrio se mantiene viva, y cualquier persona que pasa por la esquina puede ver las obras", invitan. En Gurruchaga 301 se ven trabajos de María Guerrieri, Sofía Torres Kosiba, Antonela Agesta, Fabián Nonino y otros.
Pensando que el arte es un bien esencial, el artista Pedro Roth puso sus obras en el lugar indicado: un supermercado Sol Oriente, que estuvo siempre abierto al público con amplitud horaria y sin restricciones, en Lavalleja 1386. Desde el 20 de septiembre, se pueden ver arriba de la fiambrera obras históricas de los 70. Sobre otras góndolas están las de su amigo Roberto Plate, con quien compartió tres meses de reclusión en su casa hasta que fue repatriado a París, donde vive desde los 70. "En esta muestra llamada Esencial mostramos todo lo que hemos hecho juntos", invita Roth. También hay fotografías de su hijo, Damián Roth. La obra ha cautivado a clientes casuales y peregrinos del arte que fueron a pie especialmente hasta ahí. Y también ha registrado ventas de obra. Roth ya piensa en la vuelta de tuerca para el nuevo contexto: recrear un supermercado adentro de un museo.
El arte también se envía a domicilio. El artista Hoco Huoc lleva el arte a los hogares. Ofrece cenas performáticas, con menú a elección, mantelería personalizada, vajilla-objeto, centro de mesa, musicalización y una obra de arte sorpresa: se trata del Restorán de Hoco Huoc, una performance que tuvo lugar en 2018 en la galería UV Estudios. "Quien me contrata se queda con todo eso. Es un acto de art fantastic. Estamos, pero sin estar. Nos comés y te quedás con el souvenir", explica. Ya realizó unas cuantas entregas. En tiempos de DISPO, el restaurate funciona también en el patio del Teatro TAI, con muy pocas mesas y platos de la cocinera venezonala Cruz de Sur. Reservas: info@uvestudios.com
Setenta personas ya disfrutaron de una performance telefónica, desde la Bienal de Berlín directo a sus casas. Parte de la obra que presenta Osías Yanov en ese encuentro es la experiencia participativa Servicio de Escuchasión, que realiza con el colectivo Las Sirenes Errantes. Son doce performers esparcidos por el mapa que comparten una hora al teléfono, en la que se dibuja con los dedos en un plato con sal, mientras se realizan escuchas y lecturas mutuas. Practican el arte como una creación colectiva, relacional, corporal, sensible, que se amasa en grupo, en contacto estrecho o a la distancia, en disponibilidad hacia el otro. Para participar basta con sacar turno en esta página: (continúa todo noviembre, pero quedan pocos turnos). A la hora indicada, le sirene llamará para pasar un momento juntos. "Durante la pandemia fuimos desarrollando esta obra, que continúa, además de una pieza que ahora está montada en la Bienal", dice Yanov desde allá. Se puede visitar el archivo colectivo.
Cruzar el Río es una experiencia que llega por correo. El artista Francisco Vázquez Murillo envió una pieza textual y gráfica a 200 destinatarios, con una invitación a asistir de manera presencial o virtual a una instalación a las orillas del Río de la Plata. Ahí esperan aún una serie de esculturas hechas con escombros –que bien podía perderse en el paisaje– a quienes siguen las indicaciones para llegar mediante un código de Google Maps (CJM3+P5 Buenos Aires). En el IG de la galería se dan más pistas: @enlaintemperie. Cuarentena o no, para el arte siempre hay maneras para cumplir su objetivo: encontrarse con el público. Creatividad es lo que abunda.
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