Las pinturas del Teatro Colón
Silenciosa investigación, llena de sorpresas y de datos oportunamente confirmados, es la encarada por la museóloga y química Graciela Weisinger, sobre historia, técnicas y patologías en las pinturas del Teatro Colón, contenidas en el libro editado por la Universidad del Museo Social Argentino bajo el título la pintura ornamental.
La serie de hallazgos registrados por la licenciada Weisinger, luego de cuatro años de búsqueda, llegan en el momento más oportuno, cuando las obras encaradas en nuestro mayor coliseo enfrentan la recta final, la más dicífil, para llegar a su culminación sin apremios de fechas.
La reapertura no será, como advirtió oportunamente Horacio Sanguinetti, actual director, el 25 de mayo de 2008 sino "cuando las obras estén listas". Sabia advertencia de quien es un reconocido melómano y habitué del teatro, inaugurado con Aída, de Verdi.
Entre otros datos, Weisinger confirma que las obras en el Colón no terminaron en 1908. "En 1909 (sic) se reunió la comisión integrada por Peña, Ortiz Basualdo y Dormal, presidida por el intendente Güiraldes, y se resolvió llamar a licitación para la construcción de las marquesinas." Recien en 1910 se instalaron las pinturas murales del Salón Dorado, realizadas en París por los artistas Martel y Romieu, según la técnica del "marouflage" -pintura sobre un soporte de lino tejido con 16 hilos de trama y 16 de urdimbre.
Además de su valor técnico, esta información confirma que si las obras siguieron entonces bien puede esperar la gran función de reapertura hasta 2010 en coincidencia con la celebración del Bicentenario de la República.
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Donde el tiempo apremia es en el MNBA, jaqueado en estos días por problemas gremiales.
Falta la firma del presidente Kirchner para que asuma el abogado Guillermo Alonso, ganador del concurso internacional convocado por Américo Castilla y el comité asesor, con el objeto de cubrir el cargo de director general, primera etapa de lo que se conoce como "la nueva estructura de conducción".
El trípode de mando se completará con un director artístico y un curador, designaciones que por ahora están en agua de borrajas. Al alboroto mediático siguió un silencio absoluto. Sorprende tanta demora frente al deseo, hecho público por el doctor Nun de dejar el museo en manos de su nuevo director antes de que termine su gestión.
Salvo que la presidenta electa lo confirme en el cargo, le quedan pocas semanas para concretar su sueño.