Las infinitas caras de Picasso
Se exhiben en Londres sus retratos y autorretratos
Tres cuartos de siglo separan al autorretrato de un Pablo Picasso adolescente-un óleo cuya tradición academicista apenas contiene el ímpetu y energía de la brocha- de ese monumental cráneo que desdibuja los rasgos grotescos del pintor, en una alegoría de la muerte ejecutada a los 90 años. Las infinitas interpretaciones de sí mismo, de amigos, colegas, esposas y amantes, expresión obsesiva del artista por la figura humana, son objeto de una exposición en la National Portrait Gallery londinense que recorre todas sus etapas creativas de la mano del Picasso retratista.El artista nunca aceptó un retrato por encargo para verse libre en la exploración de sus límites, romper las reglas establecidas y moverse entre el dibujo de sus modelos al natural, la pintura expresiva realizada desde la memoria o las distorsiones y exageraciones propias de la caricatura.
Guillaume Apollinaire, Santiago Rusiñol, Jean Cocteau o Igor Stravinsky son algunos de los nombres de una larga nómina de artistas, intelectuales y alegados entre la que sobresalen las muchas mujeres de la vida de Pablo Picasso. La sucesión de retratos, tanto clásicos como experimentales y rupturistas, de sus esposas Olga y Jacqueline, de Dora Maar, Marie-Thérèse Walter, Françoise Gilot y otras amantes nos relata "la evolución de un artista que come de todas partes (en cuanto a influencias), pero también la historia de su familia, de sus mujeres, hijos y amigos...", subraya el nuevo director del Museo Picasso de Barcelona, Emmanuel Guigon, sobre la singularidad de esta primera exposición dedicada exclusivamente al Picasso retratista en las dos últimas décadas.
Especialmente deliciosa es la serie que tiene como sujeto a su secretario y biógrafo Jaume Sabartés, presentándonoslo cual bebé en el regazo de una modelo o dibujado con gesto lascivo sobre la fotografía de la curvilínea nadadora y estrella de Hollywood Esther Williams. Sabartés mostró en su día mucho mejor ánimo que Maar, a la hora de identificarse como protagonista de muchos de los cuadros de su pareja ("Todos son Picasso, ninguno es Dora Maar", dice Guigon). Frente a la tesis de que las obras del artista eran indiferentes a sus sujetos, Guigon subraya que "en cada época y estilo se reconoce muy bien la personalidad de sus modelos", si bien matiza, concediendo parte de razón a la fotografa, pintora y musa doliente del artista: "Es un retrato, pero antes de todo es un Picasso".