Las grandes preguntas
A los 33 años, ya ganó premios, estudió en Alemania y expuso en Brasil, España y Japón: FlorenciaRodríguez Giles es uno de los talentos que convocahasta diciembre la Beca Kuitca-UTDT
Florencia Rodríguez Giles (Buenos Aires, 1978) lee con fascinación el Diario de Vaslav Nijinsky, entre otras actividades en las que indaga como un colibrí que absorbe su alimento, distraída pero intensamente. Esos nutrientes iluminarán después, a veces de manera lúgubre, obras impactantes y viscerales como su serie de fotografías Adaptación orilla del año 2007, o su más reciente instalación, Posesión . Sus actividades, desde su participación en la Beca Kuitca 2010 hasta su trabajo en el Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez con el Proyecto Vergel, son usinas generadoras de experiencias que Rodríguez Giles sabe capitalizar con inteligencia en su obra. Pero empecemos por Nijinsky, a ver adónde nos lleva.
-¿Qué te interesa de los diarios de Nijinsky?
-Son hiperpoéticos y su vida está todo el tiempo en relación con Dios. Recuerdo una parte que dice: "Mi esposa me criticó porque ayer en la danza parecía poseído y en un momento dejé de bailar, pero no era yo, era que Dios quería que dejase". Él tiene una relación muy cotidiana con Dios.
-¿Vos tenés una relación así con Dios?
-A veces. Pero recién ahora puedo llegar a nombrarlo. Antes tenía una idea menos doméstica de Dios.
-¿Cómo te empezó a interesar la religión?
-Siempre tuve un interés más de tipo filosófico por las grandes preguntas. Nunca me enteré de que las religiones dieran esas respuestas. Mis padres eran ateos y la religión era un tabú para mí. El primer acercamiento fue en el año 1999, cuando viví con mi tío, que es físico, en Alemania. Él me empezó a desasnar. Me regaló una Biblia. Me leía salmos que a él le gustaban y me explicaba algunas cosas. Ese año una amiga me regaló las Confesiones de san Agustín.
-En tu obra da la impresión de que preparás un escenario para celebrar una ceremonia. ¿Qué tipo de experiencia te gustaría que tuviera el visitante?
-Lo que me interesa de la religión y de su aspecto teatral tiene que ver con la posibilidad de salir de uno mismo. Cuando uno va al teatro, puede ser otra persona. Me parece que en la religión sucede algo similar. En la ceremonia uno tiene un rol, ciertas reglas para el juego. No es tu decisión, sino lo que se te impone. Creo que uno puede inventar eso con una obra. Ofrecer al espectador vaciarse del yo, correrse de lugar.
-Ese ofrecimiento tiene un tono particular en tu obra. ¿Cómo lo describirías?
-Como un zumbido. Como si estuvieras en una nave espacial fuera de la atmósfera.
-Tenés por un lado una formación más convencional -becas, clínicas, talleres- pero también desarrollás actividades que alimentan tu trabajo y no tienen una relación tan directa con el circuito artístico. Hablame de ellas.
-Sí, la obra no surge estrictamente en el momento en que la estoy haciendo sino en todas esas actividades paralelas. La que más nutre mi trabajo son las danzas sagradas, o movimentos Gurdjieff. En su mayoría son tomadas del sufismo y otras son danzas perdidas que descubrió y rescató George Gurdjieff en su viaje por Medio Oriente.
-¿Cómo son los movimientos en estas danzas?
-Son muchos y muy específicos. Lo que intentan es una sincronicidad entre lo mental, lo emocional y lo físico. En las danzas estos tres centros se hacen clarísimos. Estás ciento por ciento presente y para eso hay que vaciarse del yo, de lo que hiciste hace un rato, lo que vas a hacer, dónde estuviste?
-¿En tu obra podrías distinguir estos tres centros?
-No lo había pensado? pero sí. Totalmente. Los veo muy diferenciados y nunca pude elegir uno en particular. Me gusta mucho proyectar, sería el centro mental, pero no soy una artista conceptual. Siempre lo que hago está regido por algo emocional. Y al mismo tiempo necesito hacer algo con el cuerpo, más relacionado con mi trabajo escultórico.
-¿Cómo aparece el delirio en tu obra?
-En el no control. La confianza en un mandato que te dicta hacer algo y vos respondés. Ahí aparece el absurdo. El delirio lo relaciono con el perderse, con dejar de ser yo.
-¿Hay algo que te cause terror?
-Mis propios monstruos. Leí en una interpretación del Bardo Thodol que cuando uno muere pasa varios días enfrentado a sus propios monstruos. Yo pensaba que al morir enfrentabas monstruos desconocidos, dragones de ojos verdes o algo por el estilo. Pero la idea de enfrentar los propios monstruos me dio terror.
-¿El humor tiene algún lugar en tu trabajo?
-En una época vivía todo como en una tragedia griega. Hasta hace poco el humor no existía en mi obra. Era muy seria y solemne, del tipo "todos nos vamos a morir". Ahora aprendí a reírme más de mi obra, a pensar que puedo hacer cosas ridículas y no por eso perder seriedad. Hay una pregunta que le hacen a Aristófanes? Le preguntan qué son los misterios y él responde: "Muchas cosas serias y muchas cosas ridículas".
-¿Alguna fantasía para la vejez?
-Sí. Quiero crear una comunidad. En un lugar retirado, con montañas, escenarios, trajes. Cada miembro inventaría la manera de vivir un día y el resto lo seguiría. Con Agustina Muñoz estamos trabajando en un proyecto que tiene que ver con esta comunidad. Es una instalación- performance que explora, desde la ficción, los recursos de los cuales se valen las religiones para producir un encuentro con lo divino, con aquello que nos excede.
Ficha. Él lo sabe. O quizás tampoco lo sepa , instalación- performance de Florencia Rodríguez Giles y Agustina Muñoz, mañana en el ciclo Sábados en la Beca Kuitca UTDT (Sáenz Valiente 1010), de 16 a 21
Programa de artistas 2012
Esta semana se abrió la inscripción para participar de la 4° Edición del Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), dirigido por Inés Katzenstein, que comenzará en marzo de 2012. Más información en www.utdt.edu/arte