Las editoriales independientes, en estado de alerta
Aunque la Feria de Editores, que hoy inaugura su séptima edición, crece año tras año, esto no revierte una situación crítica para el sector editorial por la caída de las ventas
Según datos del sector editorial, que prepara un informe conjunto de las dos cámaras que agrupan a editoriales grandes, medianas y pequeñas con un diagnóstico crítico, hubo una caída en la producción de libros en el país del 30 por ciento y de ventas, de alrededor del 50% en el período 2015-2018. Las causas son múltiples: descenso del salario real por la inflación, aumentos de costos e insumos de impresión, ausencia de una política estable y a largo plazo de promoción de la lectura y de apoyo a la industria local. Y aunque la crisis afecta a todo el rubro, los sellos independientes ya no pueden achicarse más (o publicar menos) porque desaparecen.
Desde hoy y el domingo, más de 200 editoriales locales (y cerca de 50 de Chile, Uruguay, Brasil, Bolivia, Ecuador, Colombia y México) venderán sus títulos de manera directa al público en una nueva edición de la Feria de Editores (FED), que cada año convoca más gente y más expositores, en medio de un panorama crítico. En 2017, unas seis mil personas visitaron la feria, que se realizó en un espacio de 900 m2 en Chacarita: el fin de semana hubo tres cuadras de cola. La gran convocatoria llevó a los organizadores a buscar un lugar con mayor superficie. Así llegaron a Ciudad Cultural Konex, predio de 2500 m2 en el Abasto, donde habrá charlas con escritores y, por primera vez, una zona exclusiva para chicos.
Para Víctor Malumián, de Ediciones Godot, uno de los organizadores de la FED, que la feria crezca en espacio y en expositores (de 140 en 2017 a 250 en 2018) no es un indicador económico: "Que asista mucha gente no se traduce en un aumento en las ventas -dice-. Es un error pensar eso. Lo que se logró en las seis ediciones anteriores es hacer visible la calidad de los libros que editamos, que no tienen nada que envidiarles a los de las multinacionales. La feria se convirtió en un espacio de referencia para cierto público. Más que signo de consumo, es signo de visibilidad".
Uno de los reclamos comunes de las pymes editoriales es la escasa difusión de los problemas del sector. "Se habla de la situación de los supermercados, de los tamberos, de los zapateros, pero no de los editores y libreros. Las librerías se ven muy agobiadas por los costos fijos. Esa realidad, sumados al descenso en el consumo, da como resultado un panorama bastante grave, porque las librerías son para los independientes el principal punto de venta. Si las librerías se mueren, nos morimos todos", explica Malumián.
Otros editores, como Constanza Brunet, de Marea, y Juan Pampín, de Corregidor, coinciden con el diagnóstico y advierten sobre la falta de políticas culturales a largo plazo, de fomento a la lectura y a la industria del libro por parte del Estado. "Si se da ayuda a productores de otros sectores cuando entra mercadería más barata del exterior no vemos por qué no hay apoyo para el rubro editorial, que también genera empleo directo e indirecto", aporta Pampín.
Brunet, que lleva publicados alrededor de 120 títulos en quince años, remarca que la suspensión de compras públicas para escuelas y bibliotecas fue un golpe fuerte para muchas editoriales: "Hace dos años que la Conabip no hace compras centralizadas. Todos presentábamos las novedades, que seleccionaba un comité, y luego compraban 1300 ejemplares de cada título. Eso, además de apoyo al sector independiente, generaba nuevos lectores y nuevos contenidos".
Corregidor, "joven editorial argentina de 48 años, con tres mil títulos publicados y cerca de 700 en el catálogo actual", tiene una librería en Rodríguez Peña al 400, por lo que la crisis la afecta por todos lados. "Los tarifazos y la ausencia de regulación por parte del Estado dan como resultado la tormenta perfecta", asegura Pampín.
Con un precio promedio de 330 pesos por libro, la FED reúne catálogos especializados en ensayo, narrativa, periodismo, poesía, literatura infantil, ilustración, diseño: joyas que muchas veces quedan tapadas en las grandes librerías por los best sellers y títulos oportunistas. A diferencia de la feria grande, donde la oferta es tan amplia que conviven libros de autoayuda con autores premiados con el Nobel, en la FED se exhiben y venden títulos selectos. "Lo interesante de la feria (y para eso la generamos) es tener una relación directa con el lector, un espacio donde los lectores pueden hablar directamente con el editor. En ese sentido, es un público muy fiel. Un alto porcentaje vuelve cada año y comenta qué le pareció lo que le recomendamos. Para mí, por sobre todas las cosas, es una postura política: esta feria organiza contenidos y selecciona editoriales en torno a una mirada sobre cómo se edita. Los espacios son todos idénticos: la vedette es el libro y no el stand. La propuesta cultural está anclada en lo que nosotros publicamos. En general, sacamos dos o tres novedades por mes, nada más. Son libros que tienen por detrás un tiempo, un cuidado, un trabajo. Eso le da otro valor simbólico al libro", completa Malumián.
Entre las joyas de sus respectivos catálogos, los editores destacan Angustia, de la filósofa eslovena Renata Salecl, y Maestros de la escritura, de Liliana Villanueva, un ensayo sobre la historia de la escritura, ambos de Godot; Lo irreparable, relatos del venezolano Gabriel Payares (Corregidor); Con el Che por Sudamérica, de Alberto Granados, y Los atrevidos, una compilación de Julián Gorodischer sobre periodismo de la intimidad (publicados por Marea). Estos libros (y muchos más) se podrán conseguir en la FED, que este año tiene como principal invitado al portorriqueño Eduardo Lalo, ganador del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos 2013.
Para agendar C.C. Konex (Sarmiento 3131). Hasta el domingo, de 14 a 21. Gratis
Mañana, a las 18. Flavia Pittella entrevista a Renata Salecl sobre la angustia en la sociedad moderna
Domingo a las 19.30. Eduardo Lalo, en diálogo con Claudia Piñeiro
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