Las diez lecciones de suspenso de Patricia Highsmith: “Simpatizo con los criminales”
Vuelve a librerías “¿Cómo se escribe una novela de intriga?”, clásico de no ficción de la autora de “Extraños en un tren” y “El talento de Mr. Ripley”, con las claves de la novelista estadounidense que llevó a otro nivel la narrativa del crimen
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Hacia la mitad de su vida, la escritora estadounidense Patricia Highsmith (1921-1995), autora de las más grandes novelas de suspenso escritas en la segunda mitad del siglo XX (algunas dieron lugar a grandes films), publicó Plotting and Writing Suspense Fiction, suerte de brújula para escritores principiantes y no tanto. El volumen, que había circulado en español como Suspense. Cómo se escribe una novela de intriga, vuelve ahora a las librerías con traducción de dos argentinos -Matías Serra Bradford y Débora Vázquez- y el título de ¿Cómo se escribe una novela de suspenso? (Ediciones Universidad Diego Portales). En tono ameno, Highsmith aborda el proceso creativo de un thriller, desde el origen hasta la revisión final del texto.
Cuando Highsmith lanzó su “taller en capítulos” de narrativa de suspenso ya había dado a conocer obras maestras del género como Extraños en un tren (donde dos personas acuerdan asesinar a sus respectivos enemigos), El talento de Mr. Ripley, que da nacimiento al ambiguo antihéroe Tom Ripley; Ese dulce mal, Las dos caras de enero y El grito de la lechuza (que llevaron al cine Claude Chabrol y Jamie Thraves), además de cuentos publicados en revistas europeas y de su país. En sus lecciones, la autora alude a estas y otras ficciones. “Es imposible explicar cómo se escribe un libro logrado, es decir, un libro legible -advierte en el prólogo-. Pero esto es lo que hace que escribir sea un oficio tan entretenido como apasionante: la permanente posibilidad del fracaso”.
“¿Cómo se escribe un libro de suspenso? puede resultar un título engañoso si uno espera encontrarse con un manual de uso -dice a LA NACION la escritora y traductora Débora Vázquez-. Highsmith es una defensora de la individualidad y como tal es reacia a imponer reglas o máximas a la hora de escribir. Es un libro bastante personal, una aproximación a sus éxitos, sus fracasos y a su modo particular de trabajar. Para dar un ejemplo preciso, para ella los personajes deben verse muy nítidos antes de empezar el primer borrador. Esto implica que el escritor conozca no solo cómo un personaje se viste y habla sino también cómo fue su infancia, por más que esta no incida para nada en la trama. El argumento, al contrario, conviene que sea flexible y borroso para que el escritor tenga la posibilidad de toparse con algo inesperado en el camino y pueda transmitirle al lector ese asombro”.
Graham Greene bautizó a Highsmith como “poeta de la aprensión”
y no “aprehensión”; lamentablemente, no es la única errata de la edición chilena.
Para Vázquez, se trata de un libro optimista. “Entiende que la escritura es como un juego, que un viaje puede destrabar cualquier bloqueo mental y que una siesta antes de sentarnos a escribir es capaz de hacernos olvidar todos nuestros problemas domésticos. Y también es un libro que elige tener fe en el futuro escritor, lo insta a agudizar sus sentidos y le sugiere andar siempre provisto de algún anotador, ya que las ideas, según Highsmith, son infinitas y basta con dejar de buscarlas para que aparezcan”.
Además, la autora recrea episodios autobiográficos -el recuerdo de su abuela materna (Highsmith conoció a su padre a los doce años), viajes, visitas a amigos y mudanzas, la relación con su madre, con otros escritores y con la burocracia estadounidense- para ilustrar alguno de los temas elegidos. Dedica un capítulo a La celda de cristal, novela protagonizada por un hombre que, luego de varios años en prisión tras ser acusado injustamente, recupera la libertad; en la historia se retoman núcleos de la obra de un escritor admirado por Highsmith: Fiodor Dostoievski. “El encanto del género de suspenso radica en que el escritor puede escribir pensamientos profundos y tramos sin violencia si así lo desea, porque el marco es el de un relato esencialmente entretenido -sostiene-. De hecho, pienso que la mayoría de los libros de Dostoievksi podrían ser considerados libros de suspenso si se publicaran hoy por primera vez. Debido a los costos de producción, no obstante, seguramente le pedirían que los abreviase”.
Diez fragmentos de ¿Cómo se escribe un libro de suspenso?
Una libertad organizada
Muchos principiantes creen que los escritores consagrados disponen de una fórmula para el éxito, una idea que este libro ante todo habrá de disipar. Salvo la singularidad, o personalidad, si se quiere, en la escritura no hay secreto para el éxito. Y dado que toda persona es distinta, solo desde su individualidad podrá expresar su diferencia respecto de su colega. Esto es lo que llamo la apertura del espíritu. Y no tiene nada de misticismo. Es simplemente una suerte de libertad, de libertad organizada.
Relaciones sociales
Otra de las razones de la falta de ideas es que el escritor se rodee de la clase de personas equivocada, y a veces hasta de personas, sean de la clase que sean. Las personas pueden ser estimulantes, por supuesto, y una frase dicha al azar, o parte de una anécdota, puede poner en marcha la imaginación del escritor. Pero en la mayoría de los casos, el plano de las relaciones sociales no coincide con el de la creación, el plano en el que sobrevuelan las ideas creativas. Es difícil apreciar o estar propenso a percibir el inconsciente en medio de un grupo de personas, o en compañía de una sola persona, si bien esto último es menos complicado.
Trucos
Los trucos proporcionan un entretenimiento fútil y es difícil esperar que lectores inteligentes se diviertan con ellos. Los trucos pueden inventarlos muchas personas que no escriben ni tienen intención de hacerlo. Se trata simplemente de ideas ingeniosas que no tienen per se nada que ver con la literatura, o siquiera con la buena prosa narrativa, como tampoco las bromas pesadas tienen que ver con estas. Algunos trucos se basan en un final sorpresivo, otros tienen que ver un detalle médico o químico desconocido para el hombre promedio, que traiciona o favorece al protagonista. Otra forma de hacer trampa es ocultándole información al lector, de manera arbitraria e injusta, hasta el final del libro. Las personas que no escriben muy bien pueden adornar estos trucos con un poco de prosa y venderlos como relatos cortos.
Cuentos
El germen del relato breve de suspenso puede tranquilamente surgir del hecho, acontecimiento o posibilidad más nimio como por ejemplo una lluvia que borra unas huellas dactilares decisivas de un vaso de cóctel olvidado en un balcón. Un relato breve de suspenso debe contar con una única escena y transcurrir en no más de cinco minutos.
Argumento
Mejorar o enriquecer un argumento consiste en sumarle complicaciones al héroe o quizás a sus enemigos. Estas complicaciones surten mayor efecto cuando sobrevienen de un modo inesperado. Si el escritor es capaz de espesar el argumento y sorprender al lector, lógicamente la trama mejora. Pero no siempre se puede crear un buen libro haciendo uso de la mera lógica.
Escenario
El escenario va a regir en gran medida el tipo de personajes a utilizar. Pero el relato podría mejorar si se empleara un personaje que fuera completamente atípico para el escenario en cuestión, que fuera la clase de persona que uno no esperaría encontrar en tal entorno. Las incongruencias tienen un límite, pero el resultado, si es logrado, resulta más interesante de lo normal.
Psicópatas encantadores
Lo único que sugiero es que al héroe asesino se le atribuya la mayor cantidad posible de cualidades agradables, como por ejemplo: generosidad, bondad para con algunas personas, afición a la pintura, la música o la cocina. Además, a veces sucede que estas cualidades, en contraste con sus rasgos criminales u homicidas, terminan siendo divertidas.
¿Qué hacer con los héroes-criminales?
Al público en general no le gustan los delincuentes que al final se salen con la suya, si bien son más admisibles en los libros que en las adaptaciones televisivas o cinematográficas. Si bien la censura es menos severa que antes, un libro tendrá más probabilidades de ser adaptado a la televisión o al cine si, al final, el héroe-criminal es atrapado, castigado y se la hacen pasar lo peor posible. Es casi preferible matarlo durante el relato, si la ley no va a encargarse de ello. Esto va absolutamente contra mi naturaleza, ya que más bien simpatizo con los criminales, y los encuentro interesantísimos, a menos que sean monótona y estúpidamente brutales.
Claridad
La claridad tiene que permanecer entre las prioridades todo el tiempo. Es también la mejor guía para un buen estilo. En un libro de suspenso es vital. Las oraciones enmarañadas deberían limpiarse cuando uno lee el primer borrador, y si nos lleva demasiado tiempo hacer esto en la primera lectura, escribe “poco claro” en el margen, de modo de regresar a eso más tarde.
Hacer más
El escritor de suspenso puede mejorar el nivel y la reputación de la novela de suspenso sembrando en sus libros las cualidades que siempre han hecho que las novelas fueran buenas: perspicacia, carácter y una apertura de nuevos horizontes para la imaginación del lector. Si, por ejemplo, un escritor de suspenso va a escribir sobre asesinos y víctimas, sobre gente en la vorágine de un horrible torbellino de acontecimientos, debería hacer más que describir la brutalidad y la sangre derramada. Debería intentar arrojar algo de luz en las mentes de los personajes; debería estar interesado en la justicia o en la falta de ella en el mundo, el bien y el mal, y en la cobardía y el coraje humanos, pero no solo como fuerzas que hacen avanzar su trama en una dirección u otra. En otras palabras, sus personajes inventados deben parecer reales.
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