Las Cisneros: dos poderosas mujeres cambian el mapa del arte latinoamericano
Ayer, en la apertura de la feria de Madrid, la mecenas Ella Cisneros confirmó la donación de buena parte de su colección; hace pocos días, Patricia, parienta política, había sido noticia desde Nueva York
MADRID.- Una nube de flashes persiguió ayer por los pasillos de ARCO a Ella Cisneros Fontanals, distinguida este año con el premio al coleccionismo por la feria de Madrid. A poco de la apertura de la 37a edición, se anunció oficialmente la donación de parte de la colección CIFO (Cisneros Fontanals) a la ciudad de Madrid. La coleccionista cubana, radicada en Miami desde hace años, llevaba meses negociando con el Ministerio de Cultura el protocolo de la donación. A partir de este gesto, la capital española se convierte en la ciudad europea con la mayor colección de arte latinoamericano.
Una cabecera de playa que completa la acción iniciada por Carlos Urroz, director de ARCO, orientada a Latinoamérica. Basta recordar que el año último fue premiado el coleccionista Eduardo Costantini y que los últimos dos países invitados han sido Colombia y la Argentina (el año próximo, Perú).
Ella Cisneros fue noticia en los diarios madrileños, de la misma manera que semanas atrás los neoyorquinos se ocuparon largamente de su parienta política Patricia Phelps de Cisneros, benefactora del MoMA de Nueva York, con una donación en 2016 de más de cien obras de su colección personal y la creación del instituto de investigación, que será presidido por la argentina Inés Katzenstein, también curadora del Departamento de Arte Latinoamericano. En enero de este año, dobló la apuesta y anunció la donación de más de 200 obras a museos internacionales: el MoMA, el Reina Sofía, de Madrid; el Mamba porteño, el Museo de Arte de Lima (MALI), Perú; The Bronx Museum of the Arts, Nueva York; y el Blanton Museum of Art at the University of Texas, Austin.
Ella Cisneros Fontanals creó en Miami la fundación CIFO y un premio para alentar a los artistas emergentes. Cubana de nacimiento, se mudó a Venezuela cuando tenía 13 años por razones políticas y por las mismas razones hace muchos años que vive fuera de su país adoptivo. Su colección se calcula en 3000 obras y tenía, hasta ahora, un destino signado por interrogantes. La decisión de donar a España parte importante de su acervo es también, dicho por ella, "una manera de volver a la tierra de mis abuelos y me da enorme alegría saber que será Madrid capital del arte iberoamericano". El modelo de gestión aún no está definido, pero sí el lugar físico. Será La Tabacalera, un antiguo edificio industrial que, según anticipó el secretario de Cultura de España, "estaría listo en 2020". Con una superficie de 28.000 m2, paredes cargadas de memoria y una ubicación estratégica, se sumará a la ya cargada agenda de Madrid.
Patty, la abstracción y después
La otra cara de esta historia es la formidable y única colección de Patty, centrada en la abstracción geométrica. Casada con Gustavo Cisneros, primo de Osvaldo, exmarido de Ella, enriqueció su vocación de coleccionista con los programas de investigación que cambiaron la visión folk del arte latinoamericano.
Los Cisneros están entre las familias más poderosas de Venezuela. La fortuna de Osvaldo estuvo ligada a la empresa Pepsi Cola, representación que heredó de su padre, y expandió los intereses a otras actividades como el vidrio, el azúcar y los teléfonos, primero con Telcel, que vendería a Telefónica, y luego con Digitel.
Patricia Phelps de Cisneros formó la mayor colección de arte abstracto latinoamericano a partir de una frase que se le atribuye: "Quiero colgar un Soto al lado de un Mondrian". No se equivocaba. A fines del siglo XX, por iniciativa de Milu Vilela, accionista del Banco Itaú y presidenta de Amigos del Museo de Arte Moderno de San Pablo, se exhibió en la sede paulista una muestra de arte abstracto latinoamericano en sintonía con Mondrian. El resultado fue asombroso.
En América Latina el movimiento concreto marcó el quiebre de la pintura narrativa, en algunos casos con huellas colonialistas, para dar lugar a la corriente moderna, que encontraba terreno fecundo en Brasil, Venezuela y la Argentina, con los concretos liderados por Tomás Maldonado. Patricia Cisneros expresó más de una vez su negativa a fijar la imagen del arte latinoamericano en lo que llama "el fridakahlismo", sin desmedro de la pintora de Coyoacán, pero cuestionando la idea del color local como identidad excluyente.
Ese esfuerzo trascendió las fronteras gracias a una política de comunicación en la que tuvo mucho que ver la experiencia de Gustavo Cisneros, empresario ligado a los medios. Entre otras acciones, los Cisneros, Gustavo y Patricia, impulsaron la publicación de libros de artistas conceptualistas y de otras vertientes, como el de Liliana Porter, cuya autora es, casualmente, Inés Katzenstein, hoy curadora del MoMA.
Por caminos muy distintos, Ella y Patricia Cisneros fortalecieron la legitimación y difusión del arte latinoamericano. En las últimas semanas, una circunstancia fortuita las llevó a ser noticia en latitudes y escenarios diferentes.
Retiran una obra para evitar polémicas
La jornada inaugural de ARCO tuvo un corte político inesperado cuando las autoridades del Ifema (Instituto Ferial de Madrid) decidieron prohibir la exhibición de la obra Presos políticos en la España contemporánea, de Santiago Sierra, en la galería Helga de Alvear. Un episodio más cercando al selfmarketing del artista que a un acto de provocación ligado al conflicto catalán. La serie de 24 retratos pixelados convertía a los disidentes en presos políticos con estética de prontuario policial y estaba a la venta por 80.000 euros más IVA. Carlos Urroz, director de ARCO, tomó distancia al aclarar que la medida se había tomado en la cúpula del Ifema. "Los artistas -dijo- se expresan como consideran oportuno". Quienes conocen la trayectoria de Helga de Alvear no dudan en descartar cualquier estrategia asociada al escándalo. Sierra, por el contrario, ganó notoriedad cuando se negó a recibir los 30.000 euros del Premio Nacional de Artes Plásticas y por el veto a extranjeros para entrar en el pabellón español en la Bienal de Venecia de 2003.
Buena recepción para los galeristas argentinos
Sin duda, la perla del día resultó la obra de Federico Manuel Peralta Ramos que exhibe Julián Misrahi en Del Infinito. Un amplio stand donde las frases del artista cobran una dimensión premonitoria. La voz de alguien que se anticipó al futuro, justamente, cuando el futuro es el tema central del guión curatorial de Chus Martínez. Por los pasillos de la feria circularon artistas, coleccionistas y curadores argentinos amigos de ARCO, entre ellos, Stef y Eduardo Costantini, Aníbal Jozami, Sonia Becce, Pablo Reinoso, Marcela y Diego Costa Peuser, José Luis Lorenzo, Diana Weschler, Liliana Porter, Agustina Llambías, Patricia Vergez y Aldo Rubino. Hoy al mediodía, los Reyes de España, Felipe VI y doña Letizia, dejarán oficialmente inaugurada la edición 37 de ARCO. Será el momento de comprobar si los puntos rojos de venta confirman el optimismo de los galeristas.