Las cebras no pueden dormir solas y otros 150 lamentables datos animales no aptos para melancólicos
No hay información científica sobre especies ni datos escalofriantes de esos que cuentan de manera regresiva la cantidad de koalas que corren peligro de extinción en este mundo cruel. Lamentables datos animaleses un libro que toma otro tipo de conocimiento para poner en juego con ilustraciones y formar una viñeta irresistible, a la vez que se erige como un ejemplar de culto para la biblioteca de cualquier humano (grande o chico) que aprecie a "los bichos" y la creatividad, por igual.
Hay en cada página una carga emotiva (por eso lo de "lamentables") y una cercanía con el mundo de los humanos que enseguida establece un clic con el lector. Por ejemplo, cuando dice que las cebras no puedan dormir si están solas, que las tortugas marinas nunca conocen a sus padres o las ballenas que cantan en la frecuencia incorrecta nunca encuentran pareja, porque las demás no las puede escuchar.
Escritora, ilustradora y redactora creativa residente en Ámsterdam, éste es el primer libro de Brooke Barker. Fue best seller en los Estados Unidos y se tradujo a varios idiomas antes de que Planeta Cómic lo publicara en la Argentina.
La historia de la autora solo le agrega más simpatía a la cuestión. Paradojas de la vida, sus padres nunca le permitieron tener una mascota cuando era una niña de los suburbios de Toronto. A cambio, creció leyendo todos los libros de animales que pasaban por sus manos, a partir de aquel que su abuela le había regalado de bebé con la dedicatoria "Que seas amiga de todas las criaturas".
Barker se obsesionó. "¿Sabías que los chanchos no pueden ver el cielo?", desafía ahora, generando curiosidad con la selección de "lamentables datos animales" que recopiló para su publicación. ¿O que los pulpos no tienen amigos? ¿Que las medusas no tienen corazón?
Un poco de toda la información que fue acumulando durante tantos años en eso que llamamos "background" y que construye nuestro conocimiento, junto con su facilidad y pasión por el lápiz, hizo que hace unos años, cuando trabajaba de bibliotecaria ("No es tan emocionante como suena", advierte en el prólogo), plantara la semilla de su primer libro. "Era un trabajo bastante lento, en un lugar tranquilo, y pasé mucho tiempo dibujando animales en la parte posterior de tarjetas bibliotecarias viejas. Cada uno de mis compañeros sugería un animal y, al final de su turno, yo lo dibujaba detrás de una tarjeta. Me esmeraba agregándole información sobre el animal ("la cobra puede escupir veneno a casi tres metros") y ellos intentaban pedirme animales de los que yo nunca hubiese oído hablar (rapes, indris)", recuerda.
A continuación, algunos ejemplos más de los 150 casos que integran el "extravagante compendio de verdades del reino animal". No apto para melancólicos.
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