Las caricaturas argentinas tienen un museo renovado en Constitución
Se exhiben unos 400 originales del humor gráfico local y un "Mickey gaucho", de Disney
La placa de bronce que señala la existencia del Museo de la Caricatura Severo Vaccaro, en el barrio de Constitución, pasa inadvertida a los transeúntes que caminan frente a su puerta. Las obras de remodelación, en cambio, dan cuenta de su feliz relanzamiento para rescatar el valor cultural del humor gráfico argentino.
Unos 400 originales de grandes caricaturistas como Mayol, Alvarez, Cao, Columba, Siulnas, Lino Palacio, Divito, Torino, Fantasio, Sábat, Landrú o Quino, entre muchos otros, se exhiben en las paredes de la casona que -desde enero último- abre sus puertas en Lima 1037, con un nuevo perfil.
"Queremos mentalizar a los más jóvenes de la historia argentina que se cuenta en estas paredes", aseguró uno de los promotores de la reapertura, Francisco Mazza, el dibujante de Jaimito.
Como él, los jóvenes dibujantes César Da Col, Fabián Mezquita y Marcelo Niño -fanático del cómic y dueño de un museo itinerante de humoristas gráficos con el que recorre el país- decidieron a fines de 2002 "rescatar a pulmón" el único museo que cuenta la historia argentina con muchísimo humor.
La falta de subsidios y de fondos necesarios para su mantenimiento llevó a que la Fundación Severo Vaccaro -administradora del museo- tuviera que invertir los pocos recursos disponibles en el resguardo de las obras. Ante esta situación, Mazza reunió un equipo y propuso un nuevo estilo de gestión que el titular de la entidad y director general del museo, Luis Fernández Vaccaro, aceptó inmediatamente.
A más de 50 años de su creación, las modificaciones incluyeron un bono contribución de $ 2 para mantener el museo, clases de caricatura e historieta los sábados y la difusión del museo por Internet.
Cuando en 1944 falleció Severo Vaccaro, su hermano Vicente quiso homenajearlo con un museo de caricaturas. Para ello, reunió los originales de 1898 a 1945 de la revista Caras y Caretas que durante décadas decoraron las paredes del local ubicado en la Avenida de Mayo 628; allí, Severo vendía billetes de lotería, dirigía su editorial y mantenía largas reuniones con dibujantes y periodistas de la época. Fue así que, en 1950, se inauguró el museo y la Fundación Severo Vaccaro para promocionar el humor gráfico nacional.
Desde enero, el grupo formado por Fernández Vaccaro, Mazza, Da Col, Mezquita y Niño recibe a turistas, estudiantes y público en general los jueves y viernes -de 15 a 20-, con visitas guiadas.
El padre Castañeda
Al ingresar, se destaca un dibujo pequeño y amarillento de un burro rebuznando "¡Viva el rey!" Se trata de la primera caricatura política argentina realizada a principios del siglo XIX por el padre franciscano Francisco de Paula Castañeda y publicada en el periódico El Argos de Buenos Aires, en 1823. Hoy es el emblema del museo y el visitante comprende el significado de un "arte" que, a través del humor, capta las señas particulares de cada época. La caricatura está justo en el centro de una pared donde cuelgan coloridos cuadros con personajes y situaciones.
En el recorrido, la primera parada obligada es la sala dedicada a Caras y Caretas, donde los mensajes sociopolíticos de las caricaturas parecen no haber perdido actualidad. Por ejemplo, en la tapa de un ejemplar de 1940, la libra esterlina y el dólar "aplastan" sin contemplaciones al peso.
En el hall, el "Mickey gaucho" dibujado y donado al museo por Walt Disney durante su vista al país, en 1941, abre camino a la sala de retratos. Allí, entre muchos cuadros, pueden verse un bandoneón que une a Hitler y Mussolini para formar el rostro de Stalin en "Tres personas distintas y un solo régimen verdadero", de Armando (1938); el rostro de Arturo Frondizi hecho sólo con número en "Hombre de números", de Quito (1958), y el Franklin Roosevelt hecho sólo con banderas por Marcos Siderman (1941).
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