Las aventuras de Gustavo Cerati y el Capitán Corazón de Bife
Si en Buenos Aires hubo que esperar hasta los años 60 para que la visita fugaz e inadvertida de Marcel Duchamp en 1919 echara raíces en el arte Vivo Dito de Alberto Greco (que el Moderno intenta poner en caja con una muestra documental ahora) podríamos decir que aquellas escaramuzas entonces casi secretas y que ahora desvelan a los historiadores de arte se replicaron en un ícono de la cultura pop argentina como Gustavo Cerati. ¿Cómo así? Moderno incorruptible, sex symbol y dueño de un songbook solo comparable al de Spinetta o García, el porteño de sangre italiana e irlandesa fue un tardo dadaísta de masas sin saberlo. Para advertirlo, hace falta “vanguardizarlo”, estrategia que Martín Kohan (La Vanguardia Permanente, 2021) propone en el análisis de escritores como Manuel Puig plagado de guiños a narrativas subalternas, menores. Las citas de Puig tenían entonces ecos del ready made de Duchamp (la idea sobre la que Andy Warhol montó la explosión pop) y toda la carrera solista de Cerati es en ese sentido una vuelta al ready made a través de los samples. En You Tube un mini-documental repasa la biblioteca de samples de sus discos pos Soda Stéreo (1999-2009) y el uso que hacía de la MPC, la máquina de hacer loops con los que Violeta Parra, La Pesada, Focus, Blind Faith, Traffic o Spencer Davis Group, entre otros, se funden en fragmentos a sus canciones. Pero la paradoja es que Cerati aplicaba el procedimiento dadaísta-pop del ready made con las maneras de un pintor figurativo que borraba las costuras del collage. Muy sample pero no tan simple.
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Fue el auteur electrónico Leandro Fresco quien acercó al pintor Diego Gravinese (un prodigio que trabaja la inefable distancia entre fotografía y pintura como muy pocos) a Cerati para que se pusiera a cargo del arte de tapa del álbum Siempre es Hoy (2002). “Gustavo tenía la idea de salir un poco de la fotografía y del diseño gráfico y sentía que algo pictórico podía reflejar mejor el momento emocional que estaba pasando. El no me conocía y para mí era todo un desafío porque yo no era muy fan de su música ni estaba familiarizado con sus últimos discos aunque era imposible no conocerlo desde Soda Stéreo”, cuenta Gravinese, ahora, vía whatsapp. Se encontraron en un estudio al que el pintor, ya entonces bastante reconocido en el circuito contemporáneo, llevó una carpeta con sus obras. “Cenamos con Deborah del Corral que entonces estaba con él y tuvimos mucha onda. Yo le propuse retratarlo con una cosa como de yin yang, de luces y sombras contrastadas y a él le gustó. Como toda mi obra, el retrato se hizo a partir de unas fotos que hicimos en su casa pero para este en especial utilicé grandes pinceladas para reforzar la gestualidad pictórica que él pedía. Deborah y él venían a mi estudio mientras yo progresaba en la obra y cuando la vió terminada quedó muy impresionado porque la pintura mide 3 metros cuadrados”. Gravinese está contando en un audio esta historia que muchas veces prefirió no contar porque para él no tuvo un final tan feliz. Su idea de agregarle personajes que salieran de los rulos no pudo ser completada y, por lo tanto, la pintura de la tapa terminó siendo un poco distinta a la que había imaginado. Cuando se despliega el arte del disco compacto se ven unas rayas negras que parten del parietal izquierdo de Cerati y unos círculos muy leves, translúcidos casi. Son las señales de la pintura que Gravinese no pudo terminar. “Fue una idea suya doblar la tapa en cuatro y que la imagen fuera la parte de la boca y esos armónicos que le van saliendo que era lo que los dos más nos gustaba”, dice el pintor. Y dice también que la frase “Siempre es hoy” escrita sobre la pintura fue hecha por De Corral en Photopshop por lo que considera que el retrato es “una colaboración entre Gustavo, Deborah y yo”. Durante más de un año, luego de la salida del álbum, Gravinese quiso obsequiarle su pintura a Cerati. “A él le daba mucha vergüenza porque decía que tener un retrato suyo gigante colgando en su casa lo iba a hacer sentir como un mafioso o un Rey decadente”. Hay que remontarse a los años de “El Rey” Palito Ortega para encontrar un retrato hecho por un pintor fine arts en la tapa de un álbum de música popular: Un Muchacho como yo por Carlos Alonso en 1967. Palito, el mismo que Alberto Greco quería convertir en obra de arte viviente en el Teatro San Martín y no pudo.
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En concidencia con el que hubiera sido su cumpleaños 62, Sony Music subió esta semana un video clip inédito de “No te Creo”, el track 2 de Siempre es Hoy. La base de esta canción-collage está montada sobre dos samples loopeados en la MPC mágica de Cerati. Uno es el groove de “Feel Like Mankin’ Love” (2000) del artista neo soul D’angelo y el otro es un recorte de un rasgueo de guitarra de “Same Old Blues” de Captain Beefheart, un bluesman dadá al que Frank Zappa puso bajo el paraguas de su troupe a principios de los 70. Beefheart (1941-2010), también era pintor con su nombre Don Van Vliet, más acorde a la tradición flamenca que Capitán Corazón de Bife por cierto. Ambas canciones tienen algo de despecho aunque no podrían ser más distintas: Cerati usó ese fragmento de Captain Beefheart en su apogeo y el original le fue arrancado al rabioso bluesman a duras penas en la sesiones de Bluejeans and Moombeans (1975), uno de sus mejores y menos valorados discos. El DJ Javier Zuker, que participó de las sesiones y la gira del disco, asegura que era el mismo Cerati quien elegía los discos para samplear y este rescate de veras que sorprende. Más aún cuando en 2017 apareció en el garaje de Pamela Des Barres (una groupie que devino best seller con el libro I’m with the band) la pintura original de la tapa del disco hecha por Victor Hayden (primo de Beefheart) que se creía perdida. Una especie de bambi radioactivo al trotecito que subvierte el personaje animado de Disney inspirado en el huemul patagónico. El sample de un artista de culto del centro pop por otro masivo de la periferia y dos discos con pinturas figurativas en sus tapas. Des Barres tiene en su colección el de Hayden (murió en 2018) y el de Gravinese lo compró una fan colombiana de Cerati y cuelga en un bello departamento del centro de Bogotá. ¿Cómo así?