Argentina celebra en la Piazza San Marco. La Chola Poblete premiada en Venecia: “Es un honor para toda la comunidad queer”
De Guaymallén a la bienal más importante del mundo, la artista contemporánea recibió esta mañana una mención del jurado; Eduardo Costantini, el MASP de San Pablo y la Fundación Inhotim, de Minas Gerais, compraron varias de sus obras
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VENECIA.- Corre una brisa gélida en los Giardini y en los Arsenales, escenario de la 60° Bienal de Venecia, y antes de la entrega de los Leones de Oro de esta edición definida por su vocación inclusiva, ya hay una ganadora. De Guaymallén a la cita con el arte más importante del mundo, la Chola Poblete recibió hoy el reconocimiento del jurado a la artista contemporánea. Stranieri Ovunque, Extranjeros por todas partes, es el lema elegido por Adriano Pedrosa, primer director latinoamericano de la madre de todas los bienales y director del MASP de San Pablo.
“Estoy muy feliz de recibir este premio; es un honor para mí y para toda la comunidad queer de mi país y porque no del mundo. Soy la primera artista trans y marrona de la Argentina que logra llegar a la Biennale. Argentina no es blanca -dijo en su discurso-. Espero poder abrir otras puertas y que personas cómo yo vean que hay un futuro y que tenemos que seguir ganando espacios . Deseo realmente que alguna vez las etiquetas desaparezcan. Que seamos una forma y nada más. Quisiera agregar respecto al contexto de mi país, que yo he recibido el apoyo del Estado Argentino para formarme mediante becas y si el Estado no apoya y contribuye a la cultura, el futuro es realmente peligroso”. En el final, la artista agradeció al curador por la confianza en su trabajo y a Italia: “Me he sentido como en casa”.
Antes de que se entreguen los premios Chola Poblete había ganado. Sus trabajos fueron elegidos por Pedrosa e incluidos en la muestra de los Arsenales en un lugar estratégico y de alta visibilidad en el recorrido de los Arsenales. Celebradas por el público, las acuarelas de la Chola ya tienen nuevo dueño. Fueron adquiridas por Eduardo Costantini, de Buenos Aires; el MASP de San Pablo y la Fundación Inhotim, de Minais Gerais, Brasil, institución premiada por su aporte y compromiso con los artistas contemporáneos con más de 700 obras de 200 artistas, seleccionadas por su dueño el visionario Bernardo Paz.
La Chola comenzó trabajando en la galería Pasto de César Abelenda, quien la llevó a ARCO de Madrid, donde tuvo un recordado encuentro con la reina Letizia de España. Es evidente que una de las condiciones de la artista mendocina es su capacidad para desarrollar un aura de promoción en torno de su persona y de su producción, que incluye coloridas acuarelas, con frases tomadas del imaginario colectivo y del lenguaje popular.
Este combo de obra y personaje fue conquistando lugares y posiciones, primero en Pasto y luego en Barro, integrando el selecto staff de Nahuel Ortiz Vidal, con dos bocas de expendio: en La Boca y en Nueva York. Esta tarde, entre los pabellones de Egipto y Yugoslavia, frente a la gigantesca escultura del colombiano Ivàn Argote (artista de galería Perrotin), de un Colón hecho escombros e invadido por plantas, flores y enredaderas, Nahuel Ortiz Vidal, dueño de Barro, confirmó lo que es un secreto a voces: el éxito de la Chola en una bienal que abre el campo de exhibición a otras voces.
Es un coro polifónico y poliédrico con fuerte presencia latinoamericana y artistas emigrados, algunos debutantes, otros muy conocidos, como la peruana-española, que cosecha admiradores en pabellón de España.
La suerte está echada, Pedrosa ha logrado el apoyo de una multitud de artistas poco o nada conocidos, ha dejado fuera de juego los grandes nombres del mainstream, de las galerías internacionales que suelen sumar la presencia de los más importantes y coleccionistas del mundo y artistas de alfombra roja. Como Francois Pinault que compró años atrás, en la Bienal de Birnbaum, unos maravillosos cuadros de Sigmar Polke, que se exhiben en Punta della Dogana, la vieja Aduana del Mar que Tadao Ando convirtió en un museo de escala mayor. Costantini repite el gesto de la Bienal 59, cuando compró el conjunto de obras de Gabriel Chaile que coronaron una carrera única con ventas en los mercados más convencionales, como Basilea. Chaile voló sobre las alas de su propio éxito, como ahora despega la Chola Poblete de Guaymallén.
Pero como en Venecia no todo termina en los Giardini hay muestra notables en el off Bienal. Una de las más bellas e inquietantes es Liminal, de Pierre Huygue en Punta della Dogana. Nada de lo conocido se parece a la propuesta de Huygue, que supo conmover hace años con su propuesta de un concierto para una sola mano en el pabellón alemán. Liminal es un salto al abismo, entrar, como lo hicimos, en las tinieblas, para asistir a escenas extrañas de reconocimiento del propio cuerpo, de la vida y de la distancia, ¿o la cercanía?, entre los humanos y lo no humanos. Simplificando banalmente sería ciencia ficción, pero no lo es. Huygue abre una rendija para espiar un mundo futuro que, por el momento, da miedo.
Además, está la muestra de De Kooning en la Academia y, anoche, Nicolás Berggruen presentó en el Palazzo Diego una selecta muestra de grandes nombres: Mariko Mori, Lee Ufan, Hiroshi Sugimoto y Urs Fisher. Un convite de lujo al que no faltaría el patrón del arte en La serenísima: Francois Pinault, dueño de Christie’s. Esta es solo una pequeña muestra de “los eventos colaterales”, como llaman en la jerga veneciana a todo lo que pasa más allá de los Giardini.
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