La voz de Alessandro Baricco, el timón de una travesía cautivante narrada desde el escenario del Colón
El escritor italiano ofreció una “clase emocionante” o más bien un viaje a través del tiempo y del amor, dos coordenadas que se encuentran inesperadamente en un instante mágico
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Ni Feria del Libro ni almuerzo en la embajada ni conferencia en la Biblioteca Nacional ni firma de ejemplares. Alessandro Baricco volvió anoche a Buenos Aires, después de un forzado impasse en su eterno romance con los lectores argentinos, y lo hizo en otro plan: con un programa literalmente espectacular. Porque el escritor italiano se subió esta vez con total naturalidad al escenario del Teatro Colón –de un tamaño y frente a una sala tan imponente que suele impresionar en su terreno hasta a los más avezados cantantes o bailarines- y, tras zanjar unos ajustes de sonido con la audiencia que desde algunas ubicaciones no lograba escucharlo correctamente, detrás de un escritorio, apenas munido de una tablet y algunos papeles, y únicamente en compañía de la traductora Veronica Pachetti (gran partenaire), llevó al público durante poco más de una hora y media en una travesía literaria con un único timón: su voz. Se apoyó, sí, en una cartografía, pocas imágenes y algunos versos memorables que se reproducían en una pantalla gigante a sus espaldas. Nada más. El resto era su inteligencia y su don para narrar, que no es poco.
“Es un sueño estar aquí “, dijo ni bien comenzó esta experiencia difícil de catalogar como clase, show o conferencia performática, y cuánto mejor que así sea porque “todas las cosas que no tienen nombre son interesantes”, cree el autor de Seda. Ni él actúa como un mero conferencista ni ella como una intérprete de italiano a secas; ambos siguen un guion, se entienden con ritmo y humor, y encuentran traducción hasta para los gestos de las manos o las onomatopeyas. Con las luces de la sala apenas atenuadas, cara a cara con el público, que cautivado por el relato no les quitó la mirada de encima.
En Sobre el Tiempo y el Amor (Sul Tempo e sull’ amore), espectáculo incluido en el ciclo de “Grandes intérpretes 2022″ del Colón, Baricco es a la vez conductor y viajero, el juglar que va de teatro en teatro como de pueblo en pueblo para contar una historia de la Historia con mayúsculas: la demostración de que el amor es lo único capaz de curar la herida del tiempo. Y en su recorrido, que toma dos hechos aparentemente inconexos como son la fallida fuga de Luis XVI y los últimos días de Leon Tolstoi, para reflexionar sube a su tren a García Márquez con El amor en los tiempos del cólera (“o del Covid”, como bromeó), a Shakespeare (Romeo y Julieta) y a Homero (La Odisea).
“El tiempo solo es exacto en los relojes, pero en la vida se abre. Vamos un poco con retraso o un poco anticipados, siempre persiguiéndolo. Y esta es una de las heridas que hacen que la vida sea difícil”, enunció el italiano el concepto que enlaza todas las cuentas de su original itinerario. Un poco después, reveló el final de su teoría, que pasaría a demostrar con estos tres clásicos de la literatura: que para cerrar la brecha del tiempo existen experiencias especiales, llamémoslas, de amor. Como las de Florentino y Fermina o como Ulises y Penélope.
Vestido de sport y en forma, ya de vuelta también de un diagnóstico de leucemia que anunció a comienzos de este año y que tuvo en vilo a sus fieles de todo el mundo durante todos estos largos meses de silencio y recuperación, el italiano llevó en su peregrinaje a una platea concentrada, que finalmente lo aplaudió de pie.
El sábado 15, Baricco llevará esta misma propuesta al Teatro Solís de Montevideo, Uruguay.
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